capitulo 23

902 96 12
                                    

Durante las dos siguientes horas, Naruto permaneció de pie en la escalinata, con Itachi a su lado, recibiendo a cada hombre que se acercaba a saludarlo. Sasuke se quedó detrás de él, y cuando Naruto comenzó a mostrar señales de cansancio, pasando su peso de un pie a otro, insistió en que se reclinara contra él.

Muchos miembros del clan habían llevado consigo a sus esposos, y Naruto pudo ver que todos los donceles y mujeres miraban a Itachi con ojos deslumbrados, y a Sasuke con temerosa cautela.

¿Qué iba a hacer, en nombre del cielo, para encontrar el traidor entre tanta gente? Era imposible, pensó, tan imposible como encontrar a alguien de las Highlands que sintiera afecto por el rey Hashirama.

Cuando el sol del crespúsculo coloreo el cielo sobre el patio de armas, Naruto tuvo la sensación de haber mirado un millar de rostros. La luz desaparecía con rapidez, y a una orden de Itachi, los soldados encendieron grandes antorchas alrededor del perímetro del patio y a los lados del sendero que corría por detrás.

-¿Qué razón les distes para que se congregaran aquí? –pregunto Naruto a Itachi en un susurro.

-No les di ninguna razón –replico él-. Están aquí porque he requerido su presencia.

Su arrogancia lo obligo a sonreír. Al verlo, Sasuke, gruño como siempre, le sugirió que prestara atención a lo que estaba haciendo.

Paso una hora más saludando a cada hombre y cada doncel o mujer que se acercaban. Su estómago comenzó a emitir sonidos de protesta, y sintió que la fría briza lo hacía estremecer, de modo que se apretó contra el cuerpo de Sasuke para recibir su calor.

En medio de la tediosa ceremonia, se produjo un momento de diversión. Los dos jóvenes que habían tratado de besar a Gaara y a él se acercaron juntos. Con los ojos fuera de orbitas, se quedaron mirando fijamente a Sasuke, con los rostros de los que parecían haber desaparecido toda la sangre.

-Buenos días, Donal –saludo Naruto.

Al soldado se le doblaron las rodillas, y cayó al suelo. Su amigo lo tomo del brazo y lo ayudo a volver a ponerse de pie, pero lo hizo sin mirarlo. No, su mirada seguía clavada en Sasuke.

-¿Conoces a este hombre? –pregunto Itachi.

Donal contuvo la respiración, mientras aguardaba la respuesta, Naruto oyó la risa de Gaara.

-Sí, lo conozco. Me lo presentaron hoy temprano.

-¿Y el otro? –pregunto Sasuke.

Stewart pareció a punto de echarse a llorar.

-También lo conocí a él.

-¿Dónde los conociste? –insistió Sasuke, con un tono decididamente cortante-. ¿Por casualidad estaban en la colina?

Naruto le dio una respuesta indirecta.

-Donal y Stewart son amigos de Gaara. El me los presento.

-Naruto...

Naruto puso la mano sobre la de Sasuke.

-Déjalo así –le pidió en voz baja.

Sasuke decidió acceder. El último de los grupos en acercarse estaba encabezado por un hombre joven de aspecto perruno y colérico de porte jactancioso como el del mismo Sasuke. Cuando se adelantó para saludar a su Laird con un brusco gesto de cabeza, en lugar de la inclinación de rigor, sus largos cabellos castaños le taparon la cara. De inmediato giro para marcharse.

Itachi lo obligo a detenerse.

-Kiba, vuelve aquí.

El soldado se puso rígido, pero hizo lo que le habían ordenado. Los otros jóvenes que lo habían acompañado, se hicieron a un lado para dejarlo pasar.

EL RESCATEWhere stories live. Discover now