Romeo y la Meiga

11 2 0
                                    

¿Qué clase de dramaturgo enfermo escribió esta obra?
¿Qué clase de persona se encuentra tras bambalinas?
Eres bueno actuando al estilo de Shakespeare,
Tu Romeo y yo Julieta,
Pero quien se habría imaginado que no fue suicido, sino un terrible homicidio,
Oh, la cara de los espectadores al ver como la daga atravesaba a Julieta y quien empuñaba el arma no era ella, sino tú.
No tienes pudor alguno, tus manos no tocan el piano, tocan órganos y arrancan tripas,
Te damos un beso y te llevas los labios,
Te damos una prueba y arrancas todo de un mordisco.
Te llamabas piadoso peregrino cuando entraste por la puerta, te arrodillaste y rendiste tus plegarias ante mí, pero en realidad le rezaste al espejo que se alzaba a mis espaldas.
El ósculo es tu maldición, el pecado que profana las reliquias,
Malditos los labios que siempre maldicen y condenan, al desprecio o a huir,
Ven tu a decirme cual es peor.
Mi enemigo, te amé como a nadie, pero esta obra no es como la pintan, no hay final trágico porque muertos estuvimos desde siempre,
Y aun te abomino en mi tumba, mientras recito un lóbrego poema e incendio el firmamento para que te lluevan cenizas, promesas que brillan estando muertas, quédatelas, ahógate en ellas y quémate en tu propio infierno.
No subas jamás a mi balcón a contemplar mis alas, porque este ángel resplandeciente tiene un leguaje grotesco e impuro debido a ti,
Esta “doncella lánguida” te despacha fuera del jardín, ahí junto a la hierba mala que nunca muere, pero vive marginada e infeliz,
Somos una infeliz comedia, en un baile de máscaras,
pero solo eres un réprobo enaltecido,
un orate adocenado,
te odio, pero me odio aun más por guardar tu anillo en el anaquel,
porque por más enterrados que estén los recuerdos no se desvanecen,
porque eres el estro de mis obras, buenas o malas,
especialmente esta venerable burla,
que vengan los poetas malditos a refutarme,
a negarme que el amor nos lleva al odio,
porque somos seres contaminados,
no necesitas más razones este poema maldito es para ti Romeo,
lleno de un fatídico sentir, conjurado por una meiga que solía ser tu amante.
Por eso te condeno con este amor, ya que me enseñaste que “amar es destruir”
Espero amarte con más fuerza y quebrarte el dedo meñique,
Dejarte sin hilos.
El veneno fue besarte, la daga amarte.
Y ambos a la tumba han de llevarme,
Pero a ti ninguno pudo realmente matarte.
Fin de la obra.

El Chico Del PianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora