Capítulo 1

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Para la tribu de los Eleven, hoy era un día importante. Todos colaboraban para preparar una gran fiesta en honor a su rey, pues hoy era su cumpleaños.
El rey tenía siete adorables hijos a los q había dado a luz su difunta esposa.
Goenji: el mayor. Era un joven muy apuesto y un gran guerrero y cazador. Era el más responsable y acataba las órdenes de su padre tan bien como cumplía las normas del poblado. Rara vez cometía un error; por no decir nunca.
Tsunami: este es el segundo del linage. Tb era un gran guerrero, pero se manejaba mejor en lagos y rios a la hora de cazar. No era tan responsable pero si algo atractivo según muchos. A pesar de su poca cabeza tenía a alguien q lo admiraba. Se trataba de Tachimukai, un joven adorable del poblado q todavía no había pasado la ceremonia de mayoría de edad.
Nagumo: Es el menos responsable de todos. Travieso, burlón, grosero, baboso... La pitonisa del poblado predijo q le sería muy dificil q encontrara a alguien q lo soportara.
Atsuya y Fubuki: antes de estos dos gemelos hay otro, pero prefiero reservarlo para el final. Estos dos son completamente opuestos. Atsuya es el inseparable compañero de travesuras de Nagumo, pero un poco más inteligente (para lo q le interesa). Y Fubuki era un inofensivo menor de edad muy asustadizo y estaba muy encariñado el hermano más pequeño, Endo.
Endo: fue apodado como el bebé del linaje. Era el más pequeño pero estaba cargado de energía y soñaba con combertirse en alguien tan admirable como su hermano mayor.
Kido: este último, como ya os dije, está entre Nagumo y los gemelos. Él el protagonista de esta historia. Es un chico extraño a los ojos de la gente y un ser especial a ojos de la pitonisa y su difunta madre. Había nacio una noche de luna roja; de ahí el color carmesí de sus ojos. Desde ese día, cada cinco años, el espíritu de una bestia con el color de la noche, los ojos verdes y se posaba sobre cuatro patas. El pueblo lo llamaba Yubamm (Pura sangre de la noche). Cuando la pitonisa le habló al rey sobre lo q los dioses le dijeron, este ordenó q si alguna vez su hijo se topaba con esa bestia se le borrará la memoria inmediatamente. Por no hablar de la extrema protección q tenía.
A pesar de esto, Kidou era un chico curioso y siempre estaba pensando y cuestionandose cosas q nadie se preguntaría. Todas las noches salía a hurtadillas para explorar y siempre estaba charlando con la pitonisa para aprender cosas nuevas.
Kido se dejaba guiar por su instinto, por la naturaleza y su curiosidad.

-¿Nos llamaba, padre?- dijo Goenji. El rey miró a todos y cada uno de sus hijos. La noche estaba al caer y quería aseguararse de q todos estubieran listos.
-¿Donde está Kido?- preguntó furioso al descubrir q uno de ellos (el de siempre) no estaba.
- Lo vi hace un rato salir de su tienda.-dijo Nagumo.
-Maldito crio... ¿Por q nunca está cuando se le ordena?- no era la primera vez q no asistía a una fiesta o a una reunión. Al rey no le preocupaba q fuera un poco desovediente sino su espíritu de libertad. «Eso es precisamente lo q le hará escoger el amino q los dioses han trazado para él» había dicho la pitonisa.
-¿Desea q lo vaya a buscar?- se ofreció Fubuki.
- Esta bn, pero ten cuidado.

Kido corría tan libre por los frodosos y verdes bosques junto al una familia de coyotes.
Siguiendo el cristalino curso del río, llegó al acantilado por donde caían las aguas. Aquella catarata era su lugar favorito en todo el mundo. Saltando de rica en roca, como tanta veces, se acercó justo al borde.
El paisaje desde allí arriba era un autentico regalo para la vista. El cielo anaranjado, con la fina linea rosada q emitía el sol escondiendose tras La Montaña de las Luces. Aquella gran montaña era uno de los lugares q deseaba visitar pero q su padre le negaba. Cada cinco años, sobre esa montaña se dibujana un extraño arcoiris de luz tenue y q caía como un velo. Lo llamaban Aurora Boreal. Por alguna razón él jamás la había visto...

-KIDO-KUN!!- alguien lo sacó de sus pensamientos y se giró. Se trataba de su hermano pequeño, Fubuki.
-Fubuki-kun, ven. Quiero enseñarte algo.- el peliplata miró a su hermano con una mueca como si estuviera tratando con un loco.
-¡Ni hablar, podría matarme!
-No tengas miedo. Te prometo q si pisas donde yo te diga no te pasará nada.- el de rastas le tendió la mano en señal de q lo esperaba.-Te juro q no te arrepentirás.- Fubuki estaba muy asustado, pero la mirada de su hermano le transmitía tanta seguridad.
-Esta bn. Pero jurame q en cuanto haga lo q me pides volveremos al poblado.-Fubuki ya se estaba arrepintiendo cuando Kido asintió con la cabeza.
Hizo exactamente lo q Kido le dijo, pero cuando estubieron juntos, Fubuki hundió su rotro asustado en el pecho de su hermano.
-Fubu, no tengas miedo, ya estás conmigo. Habre tus ojos.- Fubuki giró lentamente la cabeza y vaciló un poco al abrir los ojos, pero cuando los abrió...
-¿A q es hermoso?- dijo Kido al ver el rostro emocionado de Fubuki.
-Si, si q lo es. ¡Nunca había visto nada igual! ¡Es sencillamente maravilloso!- El paisaje era una autentica medicina para un alma herida. Tan puro y lleno de vida.
Ese momento no duró mucho más. Cuando el menor vio como el sol se escondía se alteró de pronto.
-Oh no! Padre nos matará como lleguemos tarde.
-Tienes razón. En esta situación solo podemos tomar un atajo.
-¿No estarás pensando en lo q creo q estás pensando?- Fubuki lo miró con desconfianza cuando vio su intenciones en su mirada.
- No hay otro modo.- dijo Kido.desando hacerlo.
- Ni hablar. Vale q confiara en ti para acercarme pero esto es una...- Kido, arto de su hermano, suspiró y lo empujó.
Cuando dejó de oir aquellos molestos chillidos, q se ahogaron con el agua, se lanzó el tb.
Hizo un par de piruetas en el aire, disfrutando al màximo de la adrenalina q suponía el saltó.
Una vez en el agua, recogió a su hermano, q se ahogaba con su propio llanto, y lo llevó hasta la oriya.
Fubuki se apartó de él rápidamente y desde lejos le gritó.
-¡ESTAS LOCO! ¡PODRÍAMOS HABERNOS MATADO!
-Pero seguimos vivos ¿no?- Kido bufó, mientras se acercaba a su hermanito luentamente. Lo agarró de la muñeca y se lo llevó a rastras al poblado.

Aquella personalidad tan temeraria de Kido no era plato de buen gusto para nadie, y menos para sus hermanos. Cualquier día podría darles un susto de muerte, peor q el q se llevó Fubuki esa tarde... Un susto del q se hablará en el próximo capítulo.
Votad si hos a gustado y ponedeme comentarios con alguna sugerencia si quereis.
Muchas gracias por vuestro apoyo y hasta el próximo capítulo.

Dark Horse (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora