Min YoonGi es obligado a asistir a un campamento de verano por dos meses, él detesta ese lugar y detesta a todas esas personas que lo obligan a hacer cosas que no quiere pero...hay una chica que capta su atención.
Ella prefiere estar sola, no le gus...
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Había pasado una semana desde lo sucedido, Hyeon de vez en cuando tenía dolores de cabeza, pero ya estaba bien, Jin le había pedido perdón a su hermanita y ésta lo abrazó diciéndole que no estaba molesta con nadie. Lalisa no se despegaba de su amiga, a pesar de ser menor que Hyeon era más alta, Rose era un año mayor que la rubia y Jisoo tenía la misma edad de Jin, diecinueve años.
— Sujétate bien—indicó Lisa sosteniendo aquella soga de la que debía saltar al estar cerca del agua. El calor era fuerte ese día, por eso estaban en el lago para darse un chapuzón, todos los guías habían dejado que ellos hicieran lo que quisiesen.
— No quiero, me da miedo—Hyeon retrocedió.
— ¡Vamos Hyeon! —animó Jin desde una distancia aceptable.
— ¡Vamos! —le siguió Hoseok haciéndole un baile gracioso. Nam rompió a carcajadas y YoonGi miraba simplemente.
— ¡Oye! Dale ánimos a mi hermana—amenazó SeokJin.
— Sí, YoonGi~ah, deberías hacer aegyo.
— No.
Las chicas estaban sobre una colina para tomar impulso y saltar al agua. Hyeon quería hacerlo, por eso todas la animaron a subir. Miró hacia YoonGi quien acabó haciéndole pequeños corazones con sus dedos e inflaba sus mejillas, se sonrojó porque las chicas hicieron un escándalo.
— ¡Vamos, Hyeon! Sostente y cuando estés en la cima salta—aconsejó Rose.
Obedeció tomando la soga, intentó no tardar mucho cuando ésta se meció hacia adelante y al alcanzar al agua se soltó cayendo directo al agua.
[...]
Por las noches, Hyeon y YoonGi solían verse e iban al río donde se conocieron. Ella solía subirse a su espalda entre risitas, sabía que Min YoonGi no era tan fuerte, pero ella no pesaba del todo. Cuando comenzaron a salir por la noche descubrieron que algunas luciérnagas brillaban sobre el río, a Hyeon la primera vez eso le emocionó porque no las había visto y YoonGi sonrió enternecido con la imagen. Si había algo que a ella le fascinara eran las margaritas, de vez en cuando la ayudaba a recoger algunas y las colocaba en su cabello, Hyeon se quedaba muy quieta al punto de haberse quedado dormida una vez.
— ¿Dónde sueles estudiar, Hyeon? —se atrevió a preguntar sentado a su lado. Ella tenía su cabeza recostada de su hombro y abrazaba su brazo.
— En una escuela.
— Ya lo sé, pero...
— Oppa, ¿Cómo es su escuela? —quiso saber—La mía es grande, pero hay pocos alumnos.
— ¿Por qué? —preguntó, pero ella se encogió de hombros. La verdad es que, en la escuela de chicos especiales, cada salón no podía pasar de un aproximado de ocho alumnos y eso se debía a que las personas como Hyeon se estresaban con facilidad ante muchas personas. Menos personas significaba menos ruido, por eso tuvo tanto afán de irse del campamento las primeras semanas—Mi escuela es grande y tiene muchos alumnos.