CAPITULO 2, QUIEN DEBE ELEGIR ¡SOY YO!

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Cuatro años después.

poco después de aquel encuentro ambas casas decidieron que lo mejor sería que ambos chicos estudiaran juntos durante la secundaria, no se conocían, esperar a que se supiera la casta era esperar demasiado, según ellos lo mejor sería que se conocieran acostumbrándose a la presencia de cada uno, "es mejor que sean amigos, un matrimonio requiere amistad antes de amor, y amor antes de pasión", ya el matrimonio era algo seguro, las líderes de cada familia son omegas de alta clase, son más audaces y perspicaces que los demás, por lo que al salir de la escuela elemental los juntaron en el mismo instituto, esperando pacientemente al examen de castas que solo confirmaría lo que ya sabían ellas por experiencia.

El tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos, un día estas caminando en medio de un parque con hojas secas, al siguiente estas en un hospital viendo directamente a los ojos de tu destino y en el siguiente ya no quieres seguir pensando en que sucederá decidiendo tomar las riendas de tu vida. Harto de oír lo que será mejor para él mientras vive bajo el continuo recuerdo de que ya todo se planifico, cae en cuenta que eso no es para él, "lo mejor para mí, será lo que yo crea mejor", solo tenía tres años para darle la vuelta a las decisiones de sus padres, fueron tres años que supo aprovechar al máximo, Souichi no era un cobarde, honor no le faltaba, pero si le sobraba orgullo.

-Madre si mi prueba dice que Kunihiro y yo pertenecemos a la misma casta significa que no me tengo que casar con él, ¿cierto?

-Sou-chan, ¿de qué hablas tan temprano en la mañana?

-Tu dijiste que si yo era beta podría elegir mi destino y que si éramos de la misma casta el o yo nos tendríamos que casar con el siguiente de la familia.

-No le des tantas vueltas a eso, Sou-chan

- ¿Por qué madre?

-porque siento que la respuesta a tu incógnita te la respondiste hace mucho tiempo

-tsk a veces no te entiendo- siendo esto lo último que dice al despedirse con su ceño totalmente fruncido, Souichi era terco, pero no bobo, Hana solo debía esperar a que este dejara de lado su terquedad y capricho por cierto ojos verdes, "a mí no me lo puedes ocultar, tarde o temprano caerás en cuenta de que lo mejor es lo que se evita".

El chico de mirada severa paso los últimos tres años pensando en este día, ya parecía un abogado buscando las letras pequeñas del contrato, "todo tiene solución menos la muerte" era lo que repetía incesantemente; Para su mala suerte hoy era uno de esos días en que sus compañeros son más insoportables que nunca, todos con la emoción de saber a qué casta pertenecen, "no se dan cuenta que solo será un limitante para su fututo", o de esa manera lo veía el, un par de grilletes que le decían que haría, ese día su futuro seria sellado, con quien compartiría su vida, donde se educaría, que profesión sería la más adecuada para su tan brillante futuro con los Morinaga, no era de los que van a templos o piden a fuerzas divinas, pero si de alguna manera es beta por el cielo y la ciencia que iría al templo más cercano y daría todos sus ahorros, creería en unicornios, incluso le diría a su madre que le amaba, algo que no hacía, los afectos, arrumacos, declaraciones románticas, o cualquier cosa relacionada a sentimientos no era lo suyo.

En este mundo injusto todos tienen problemas, Souichi no era el único pues estaba en el mismo bote junto con un chico alto, de cabellos castaños y ojos del mismo color, sus lentes solo le daban un aire intelectual, siendo considerado uno de los chicos más populares del instituto, el presidente del consejo estudiantil y su prometido.

-Tatsumi-san – llama Kunihiro con su estoica apariencia- yoo

-No te preocupes, es obvio que serás un alfa- le tranquiliza, a pesar de su notable odio por las decisiones de los adultos, no odiaba a Kunihiro, es más le agradaba, era su único amigo, sin contar que como este era tan lindo y elegante no le podía quitar el ojo de encima sin que alguien saltara a cortejarlo, "debía protegerlo"

No me arrepiento KSBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora