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Estuve un rato pensando hasta que decidí irme al jardín a tomar el sol. Es una de las cosas que me gustan más, nadie te molesta, relajada...

Hasta me quedé dormida de lo bien que estaba allí. Me desperté al cabo de una hora, pero seguía con los ojos cerrados, iba con las gafas de sol ya que aún así me molestaba. Como decía, estaba muy relajada, hasta que oí una persona que venía corriendo. No me importo, pero lo que yo no supuse, es que se iba a tirar a la piscina. Cuando lo hizo, me levanté de golpe y fuí al bordillo de la piscina. Aún estaba debajo del agua pero no me costó mucho saber quien era, como no, Carlos.

-¿Eres imbécil?- le dije sin miramientos.

-¿Qué?

-Que si eres tonto?

-No, ¿por?- Se estaba cachondeando de mi.

-Estaba muy tranquila hasta que me dejaste mojada de cabeza a pies.

-Lo siento.- dijo muy falsamente.

Dejé correr la discusión ya que era inútil discutir con él. Volví a la hamaca y me tumbé otra vez.

-Oye- me dijo antes de que cerrara los ojos.

-¿Qué quieres?- le respondí.

-Que hola, y me llamo Carlos.- no me esperaba esta respuesta, pero decidí tener más orgullo que él.

-Demasiado tarde, eso se dice cuando conoces a alguien, no al cabo de cuatro horas.

-Yo solo quería ser amable contigo...

-Si lo hubieses sido desde el principio ya no estaríamos así.

-¿Así como?- notaba que él sabía que esas preguntas estúpidas me molestaban, por eso lo hacía.

-¿Es que te lo tengo que explicar todo? ¿Enserio eres tan idiota?

Me miró riendo y se sumergió en el agua otra vez. Me volví a la hamaca y estuve allí un rato más.

Le oí salir de la piscina, pero seguí tal y como estaba.

-Mierda, me he dejado la toalla.- se dijo a sí mismo.

En ese momento pensé en dejarle la mía pero no me daba la gana. Bueno no, se la daré.

-Ten, coge la mía.

-¿En serio?- me miró con cara de no creérselo.

-Si... Pero no te acostumbres.

-¡Hombre, pero si tienes un lado bueno y todo!

Negué con la cabeza con una sonrisa. Me levanté y él salió de la piscina y le dí mi toalla. Estaba al bordillo de la piscina, y como no, aproveché para tirárle, ¿en serio se creía que iba a ser buena con él después de todo?

-¡Tio! ¿que haces?

-¿En serio me habias creido?- dije riéndome de él.

Le tiré, con mi toalla, estaba empapada, pero valió la pena. Salió de la piscina y fue en dirección a la otra hamaca que había. Pero no, de pronto se giró, me cogió y me tiró junto a él.

-¡¿Tu eres imbecil?!- me enfadé mucho, no quería mojarme.

-Ahora ya estamos empatados, uno a uno.- esa sonrisa, siempre esa sonrisa, me ponía de los nervios. Le salpiqué y salí.

-Perfecto, ahora no tengo ni yo toalla.

-Lo siento.- dijo irónicamente.

No podía entrar mojada así que fuí donde estaba la ventana de la habitación de Sergio y le llamé.

-¿Que quieres?- sacó su cabeza por la ventana.

-Carlos me ha tirado a la piscina y no tengo toalla, ¿me puedes lanzar una porfavor?

-¿Ya os lleváis mejor?- dijo contento.

-Ye te gustaría...- ahora aún le odio más.- Te puedes dar prisa porfavor, tengo frío.

-Ten, y Carlos, ¿necesita una?

-No, ya tiene una.- le mentí, obiamente.

-De nada eh.

-Gracias...- le grité camino hacia la a piscina.

Vi a Carlos tumbado a la hamaca del lado de la mía. No pude evitar mirarle, iba sin camiseta y mi mirada se desvió hacia él, la verdad, estaba bueno, y era muy guapo, ese tupé moreno, esa sonrisa... ¿Que dices Julia? Es un maleducado, y a demás tu hermanastro olvídate de lo que acabas de decir.

Me sequé con la toalla y recogí mis cosas. Fui a la habitación dejando a Carlos durmiendo en una de las tres hamacas que tenemos. Me duché y me sequé el pelo con el secador y cuando salí del baño vi a Carlos sentado en mi escritorio. Suerte que yo me había puesto el albornoz antes de salir...

-¿Qué haces aquí, es que ahora te dedicas a seguirme?

-Ya te gustaría...

-Te recuerdo que estás en mi habitación....- se levantó.

-Me voy a duchar

-¿Y quién te ha dado permiso?

-Te recuerdo que ahora es mi baño también, así que no necesito permiso de nadie-

-Bueno, pero no salgas hasta que te lo diga que me voy a vestir.

-Esta bien...

Cerró la puerta y oí como encendía el grifo. Me vestí rápidamente ya que no quería arriesgarme a que saliese del baño sin preguntar. Me senté en mi cama y me puse a mirar el móvil.

-¿Puedo salir?- Al cabo de unos diez minutos Carlos rompió el silencio que se había formado tras apagar el grifo de la ducha. En ese momento iba a decir que sí, pero fastidiarle un poco decidí dejarle ahí un rato más.

-No, aún no. Mi madre me esta planchando la ropa...

-¿Pero no vas con toalla?

-Si no te dejo salir será por algo...

-¿Y si salgo?

-Si sales del baño, no sales vivo de mi habitación.- soltó una risa.

-Sabes que esto ha sonado muy mal, ¿no?

-Suena mal si lo malinterpretas, eres un malpensado... Pero que le haremos,los tíos como tu sois así

-¿Así como?

-Pues no sé, así... Muy soltado, un chulito, de aquellos que se cree que es el mejor...

-Me conoces de no hace ni un día, no sabes nada de mi...

-Te he visto lo suficiente como para saber como eres.- hubo un silencio de unos diez segundos hasta que decidió volver a hablar.

-¿Ya estas?

-Si...

Salió del baño y me vió en la cama, vestida y con el móvil.

-¿Cuánto hace que estás así?

-Dos minutos después de que entraras ya me había cambiado.

-Eres una mentirosa... El próximo día no pregunto.

Iba con la toalla de cintura para abajo. Desvié un poco mi mirada sin querer, y me pilló mirándolo.

-¿Te gusta lo que ves?- me dijo sonriendo.

-¿Que dices?- intenté disimular pero los dos sabíamos lo que yo estaba mirando. No dejaba de sonreír... Me ponía muy nerviosa...

-¿Puedes marcharte ya?- no podía con esta situación, de verdad que me ponía de los nervios.

-Tranquila, tranquila, ya me marcho, adiós bajita...

Soplé y cerré los ojos. Este chico me sacaba de quicio.

Palabras Olvidadas- JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora