Capitulo 5

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El frío viento comienza a calar en mi piel, en mis huesos. Me había limpiado la adolorida nariz que aún sangraba, la había limpiado con las mangas de mi chaqueta y sentía que el frío calaba como un segundo golpe en la herida.

En esa misma tarde, el sujeto cuyo nombre aún no se, y yo, estábamos dentro del auto azul que habíamos recogido de mi casa. Mi auto se quedó varado en él mismo terreno solitario en el que se quedó, algo que supongo ya no importa en lo absoluto. No durante un tiempo.

Yo estaba en el asiento del pasajero y él conducía hacia no sé qué dirección. En todo el transcurso sentía la mirada del sujeto y yo trataba de hacer como si nada. Aunque él me mirara de reojo de vez en cuando.

Conducía por carretera. De nuevo. No se que quería o que buscaba, entonces comenzaba a darme miedo. Más de lo usual. Entonces decido preguntarle, preguntarle ¿qué propósito tenía yo de ser secuestrada? Pero parecía querer darme un golpe con esa mirada amenazante.

—¿Puedo siquiera saber para que necesitas secuestrarme?—pregunto sin más.

Miro a él tipo de reojo, miro su ropa la cual estaba limpia. Pero no dejaba de ser una sudadera que ahora era oscura y unos pantalones oscuros. Unos zapatos y su ahora cabello alborotado. Él no responde.

—Tu no necesitas saber toda la información. Solo hacer lo que yo te diga hasta el fin de tu secuestro... ¿Entiendes?—responde serio sin quitarle la vista hacia el frente.

—¿El fin de mi secuestro? P-pero de que... ¿qué significa eso? Si quieres dinero solo dímelo tengo una cuenta de banco...

—No te he pedido que pronunciarás una palabra...—escupe molesto.

Yo mire para otro lado y me cruce de brazos. Comenzaba a tensarme, a darme vueltas la cabeza a causa de la situación. No podía darme el lujo de entrar en shock o siquiera en un ataque de pánico innecesario. Necesito el control total de mi o hasta que dure el secuestro.

El viaje es largo. Hasta llegar a un pequeño pueblecito en donde no hay nada más que pocos carros transitando por la zona. Eran uno de los típicos pueblos de paso en los que se veía siempre poca gente y carros siempre transitando fuera. Y dentro de mi cabeza aún existía la triste situación por la que tendrían que pasar mis padres si saben que me secuestraron o al saber que yo mate a alguien, que la vida se me escapo entre los dedos como agua de rio. Que fui yo quien desgarró la garganta de un hombre. Sin motivo aparente. Entonces las lágrimas comienzan a brotar y a caer por mis mejillas, siento la presión del mundo caerse encima mío, la presión de todo, la culpabilidad. Entonces el nudo en la garganta vuelve y yo aprieto las manos en forma de puño. Sin posibilidad alguna de libertad condicional.

El auto se detiene lentamente enfrente de una tienda de ropa de medio uso. Limpio mis lágrimas rápidamente y hago como si nada. Miro hacia la tienda, luce vieja y con signos de que nadie a pasado por ahí en un buen tiempo. Pero yo solo me limito a preguntar. Entonces lo miro a él de reojo.

—Quiero que vayas ahí y compres ropa. Nada extravagante, ni que mucho menos llame la atención.

—¿Que tipo de ropa?

—No se, no soy tu mamá para decirte que usar—responde sarcástico.

Rodeó los ojos en cuanto le arrebató algunos dólares que me tiende hacia mi, y justo antes de que salga del auto, me detiene y toma de la parte de atrás una gorra oscura y unos lentes. Me los extiende mirándome serio.

—Necesito que uses eso y te quites la chaqueta—dice.

Tomo la gorra y los lentes oscuros, me quito la chaqueta sintiendo el frío aire que se escurre por la puerta abierta y cuando esta a punto de darme un escalofrío salgo del auto ya con la gorra y los lentes puestos. Camino rápidamente, cruzó la calle y cuando llegó a la puerta de la tienda, la empujó hacia dentro cuando el olor a viejo llega a mis fosas nasales y cierro la puerta detrás de mi. Una señora está detrás del mostrador y me mira rápidamente dejando de hojear su revista.

|Bad baby|Libro#1|Jeff The Killer Fanfiction|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora