PARTNER ━ HWANG HYUNJIN

25

Pov Narrador

Seungmin iba a golpear la puerta, pero esta estaba entreabierta, por lo que no fue necesario. Entró, y se encontró con una montaña de mantas y almohadones en la mitad de la cama, pero no había señales de Jisung. 

Sin hacer ruido alguno, se acercó a la cama y se sentó. 

—Jisung, soy Seungmin —hizo una pausa pensando que decir—. Puedes contarme que pasó si querés. 

Han se sacudió negativamente debajo de las mantas, pero Kim apenas pudo notarlo.

—¿Sabes? —volvió a hablar el menor de los dos— Felix y _____ salieron muy tristes, ambos fueron a abrazar a sus respectivos novios, y no había nadie para que yo abrazase —no recibió ni un pequeño movimiento de Jisung como respuesta, así que largó un exageradamente largo suspiro y siguió hablando—. Me dio envidia ver como Hyunjin y Changbin Hyung tenían a quien consolar; yo también quería abrazar a alguien —destapó con mucho esfuerzo a Han—. ¿Puedo abrazarte? 

Jisung lo miró por un momento, y sin saber si lo que estaba por hacer era correcto o no, abrió sus brazos, dándole a entender a Kim cual era su respuesta. Con las mejillas rosadas, se acercó a su mayor y lo abrazó, rodeando su cuello con sus brazos, y siguiendo los consejos de Felix, con su pequeña mano derecha, comenzó a acariciarle el cabello.  

Han sintió extraños aquellos mimos que el pequeño le hacía, pero le gustaba. Le gustaba que le diesen amor y cariño cuando más lo necesitaba. Se aferró más fuerte a Seungmin, como si de la única esperanza que le quedaba se tratase. Le gustaba recibir abrazos, pero no era quien él quería que fuese. No era su Hyung. No era Lee Minho.

Kim empezó a sentir su camisa húmeda, en la zona en la que los ojitos de Jisung estaban apoyados.

—¿Qué pasa, Sungie? —preguntó sin saber que decir— ¿Querés contarme que pasó?

Han asintió levemente.

—Está bien —acariciaba su espalda de arriba a abajo, muy lentamente, mientras que con su otra mano seguía acariciando su cabello.

—Es Minho —susurró el mayor—, Minho estaba... No sé como estaba.

Las lágrimas caían como cataratas y la camisa de Seungmin era un trapo de extra absorción. Su cuerpo se tensó al oír el nombre de su amigo. ¿Otra vez lágrimas por Lee Minho? ¿Qué había hecho ahora?

—¿Por qué, Hannie? ¿Te gusta que te diga Hannie?

—Ajam.

—Entonces, Hannie... Minho es mi amigo desde hace años —tomó aire profundamente—, y lo conozco bien, pudo haber hecho muchas cosas. Así que va a ser mejor que me cuentes que pasó, Jisung. No voy a dejarte así, y podés contarme todo lo que consideres que sea necesario para sentirte mejor.

—Solía decirme bebé.

Seungmin rodó los ojos, el apodo "bebé" y Lee Minho no iban de la mano ni de casualidad. Algo debía haber pasado de verdad.

—El otro día... Dijo que quería salir, y me pidió que lo acompañase —Jisung se acomodó y abrazó más a Kim—. Pero yo no me sentía bien, y Minho ya había tomado varias botellas, así que luego de discutir un poco se fue dando un golpe muy fuerte en la puerta —el agarre de sus manos en la camisa del menor se había hecho más fuerte todavía—. Se fue, y volvió al otro día. Yo seguía sintiendome mal así que no pude ir a recibirlo como suelo hacer cuando vuelve de la universidad.

Han dejó de hablar repentinamente, dejando escapar un largo y pesado suspiro.

—¿Qué pasa, Hannie? Tranquilo, tranquilo —acercó más la cabeza del mayor a su pecho, sin dejar de acariciarlo. De una forma u otra, el sonido de los latidos de Seungmin lograba calmar a Jisung hasta tal punto de estabilizar su respiración—. No llores, Hannie. Estoy acá, con vos. No voy a dejarte, pequeñín.

Las palabras salían de su boca sin su permiso y consolaban al mofletón. No sabía de donde había sacado la inspiración para hablarle así si no lo conocía.

—Entró muy rápido al cuarto, pisando fuerte. Y en vez de hablarme bien, me gritó. Fue muy triste. ¿Y sabes que fue lo peor de todo, Minnie? Que dijo que fui un juego, un estúpido y tonto juego. No le quiero creer, había tomado mucho y no pensaba con claridad. Cerró la puerta después de haber gritado como por cinco minutos y me quedé ahí, adolorido, llorando.

—¿Y qué te dolía, Hannie?

—No lo sé —levantó la vista; después de todo, recién podía verle sus irritados ojos—. Muchas cosas me duelen ahora. Me duelen los ojos por llorar; la garganta por llamar tanto a Minho desde el otro lado de la puerta antes de venir; las piernas, corrí tanto desde allí; el corazón. Se lo dí, de verdad lo quería, y hasta puedo decir que lo amo. Y quiero creer que es todo mentira, una mentira enorme; que solo estaba bromeando y quiere que vaya nuevamente a dormir con él.

Seungmin abrió los ojos sorprendido. Hubiese usado algo tonto para que el ambiente no estuviese tan frío, ni cortante. Pero se contuvo y solo dijo algo simple.

—Wow... Fuertes declaraciones.

Jisung rió bajito y volvió a agarrarse a  Kim, escondiendo su cabeza en el pecho del menor.

—Lamento ensuciar tu camisa, Minnie. Prometo lavarla.

—Tranquilo —suspiró bajito acariciando a Han—, son solo lágrimas de una bella y tierna ardillita.

Las mejillas de ambos se colorearon de un leve carmesí, sintiendo como la sangre les subía a la cabeza debido a la vergüenza que sentían.

—¿Volverá por mí? —preguntó sorpresivamente.

—Teniendo en cuenta todo lo que dijiste, juro por mi nombre, Kim Seungmin, que Minho va a, al menos, llamarte para pedirte perdón.

Jisung sonrió.

—Ya me llamó muchas veces.

—¿Y no le contestaste?

—No.

—Entonces, estoy un noventa y nueve por ciento seguro de que te buscará.