Dos Karas de una misma moneda

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Tuve un sueño que ningún otro pudo tener, y lancé lejos todo lo que necesité, pensamientos que no puedo entregar habitan en mi pecho, aunque todavía estoy en la grieta de lo real y lo ideal, mis pies están limitados por los grilletes del sacrificio, mis urgencias desbordantes no están completamente reprimidas, porque poseo un corazón que anhela poder.

Tentación

Miedo

Fachada

Dolor

No seré lo suficientemente débil, para ser retenido por varias cosas negativas, soy un tramposo que no conoce la soledad.

 

—DN—


—Meses atrás—

Ella era una artista, así lo decidió en el momento que se graduó de la preparatoria e inició su carrera de arte, con ayuda de Samantha, quien ejerció sus conocimientos para ser una excelente representante, otorgándole los mejores museos del mundo para exhibir sus macabros lienzos. Siempre le preguntaban, ¿por qué te gusta lo repulsivo?, a lo que ella respondía, porque cada uno de ustedes al igual que yo, oculta sus más repulsivas fantasías. Por supuesto la gente se alejaba aunque ella siempre sabía que daba justo en el clavo con su martillo honesto.

Años buscándola hasta que por fin la había encontrado, a la niña que ahora era una mujer hermosa que hacía latir su corazón, ya lo tenía planteado, mudarse a la antigua casa de Imra, donde además siempre desaparecían mujeres, por supuesto no le llevó mucho tiempo deducir que aquella niña de ojos duales, era la causante de las desapariciones, pero necesitaba prepararse, no podía lanzarse, así que se sumió más en su fachada fría que por supuesto, llamaría la atención.

Ahora, caminaba en las frías calles de Nueva York, llevando un abrigo negro, vaqueros azul oscuro, botas largas, y una bufanda ligera roja, su cabello oculto en una boina negra, sus gafas estaba empañadas pero necesitaba usarlas, aunque viese perfectamente. Era de noche y estaba a punto de llover, por lo que las calles están solas, un escalofrío recorrió su espalda, entonces se detuvo, al lado de un callejón oscuro, donde ahora, podía ver una silueta encapuchada, por la tenue luz, y sin saber si lo imaginó, se quita las gafas, vislumbrando una máscara de Cheshire.

-¿Te encuentras bien?—preguntó y escucho cadenas tambaleantes mientras que esa misteriosa persona caminaba hasta ella.

-¿Aquí también te llamas Kara Danvers?-

La pregunta la sorprendió, por lo que retrocedió un paso, pero, no quiso huir, mucho menos cuando tuvo a la persona extraña en total visibilidad frente a ella, sabía defenderse y no estaba dispuesta a correr como un conejo cobarde, se muestra serena, guardando sus gafas en el bolsillo de su abrigo.

-Ese es mi nombre—responde tranquila— ¿cómo lo sabes?-

-Porque—se quita la máscara, esta vez, dejándola paralizada—también es el mío-

Una mujer exactamente igual a ella, con la misma cicatriz en el entre cejo, ojos azules y ese cabello rubio, así como la misma voz aunque más grave, le sonreía con esa mueca extraña que le provocaba miedo, no obstante, flaquear no era opción, se irguió, sonriéndole también, acercándose un poco más.

-Un placer, Kara Danvers—susurra divertida oyendo la risa de la otra—ponte la máscara y sígueme, si eres tan amable-

-Oh, soy muy amable—susurra fúnebre, colocándose la máscara—te sigo-

KieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora