Estaba nuestro protagonista corriendo con lagrimas en los ojos sin rumbo fijo, y sin querer entró a través de un hueco que estaba en una barda de malla metálica, que daba hacia el Campo de Entrenamiento No.44, o mejor conocido como el Bosque de la Muerte. Siguió corriendo dentro del bosque, sin rumbo fijo, hasta que llegó a un pequeño lago, que a vista del ojiazul, era hermoso, y lo hizo olvidar un poco de su dolor. Se sentó en la orilla que reflejaba la luz de la luna, una vista hermosa que no cabría en la mente de muchos.
Mientras que el rubio seguía sumergido en sus pensamientos, detrás de él apareció en un salto su abuelo, como él le decía.
—Naruto, por fin te encuentro, que bueno que estás bien. Este bosque es muy peligroso incluso para los ninjas —decía el antiguo hokage, mientras se acercaba a su nieto adoptivo, quien no volteó a verlo en ningún momento. Cuando llegó a su lado, se sentó junto a él, y se quedaron observando la luna reflejada en el lago por unos minutos, hasta que Hiruzen decidió romper ese silencio incómodo.
—Naruto, ¿como te sientes? ¿En qué estás pensando? —preguntó mientras que notó que el rubio levantó un poco la cabeza, señal de que si lo escuchó.
—Hiruzen. —El anciano se sorprendió por la forma en que lo llamó—. ¿Que harías si uno de tus sueños mas preciados te fuera arrebatado? —dijo el ojiazul, sorprendiendo aun mas al anciano, quien no sabía que decir, eso hasta que se le ocurrió algo.
—Entonces lucharía por otro sueño —dijo el tercer hokage dejando algo confundido al pequeño rubio—. El mundo es demasiado grande como para pelear solo por ser líder de un clan. Sé que tal vez esto no te sirva mucho, entiendo el dolor que estás sintiendo ahora. Pero escúchame cuando te digo que yo sé que tú podrás llegar a cumplir muchas cosas aun mas importantes, Naruto. Te lo digo sinceramente como tu abuelo, y también como hokage.
Al terminar de decir esas palabras, Naruto empezó a llorar de nueva cuenta, y abrazó a su abuelo para descargar toda su tristeza acumulada, y entre sollozos, cada vez tranquilizándose mas, le dijo.
—Abuelito, tienes razón, no me importa si no soy líder de clan. Aun así cumpliré mi nuevo sueño, y ese es ser como tu, un shinobi fuerte que siempre protege a quienes lo necesitan. Cumpliré mi sueño abuelo, de veras. —Terminó de decir Naruto con una gran sonrisa en su rostro, la cual alegró mucho al Sandaime. Después de un rato, ambos se levantaron y salieron del Bosque de la Muerte. Iban caminando por la aldea, hasta que tanto a Naruto como a Hiruzen sus estómagos les empezaron a rugir, haciendo que los dos se miren por un momento y se rían, teniendo los dos la misma idea.
—¡Vamos a Ichiraku! —dicen los dos al mismo tiempo.
Caminaron un buen rato, hasta que el olor de ese ramen que tanto le gustaba al rubio inundó sus fosas nasales, por lo que Naruto salio corriendo hacia el local, mientras que el Sandaime solo caminaba riéndose un poco por la actitud de su nieto hasta llegar al local.
—Hola Ayame-nee, hola viejo Teuchi —decía el rubio muy enérgicamente, haciendo que ambos mencionados volteen al reconocer esa voz.
—Naruto, que alegría me da verte otra vez. ¿Como has estado? —saluda feliz Ayame.
—Muy bien. Hoy es mi cumpleaños numero siete, ¿puedes creerlo?
—Vaya que has crecido bastante, Naruto. Y hoy por ser tu cumpleaños, puedes pedir el ramen que quieras, la casa invita —dice el viejo Ichiraku, para la alegría del pequeño.
—¡¿En serio?! —decía Naruto con estrellas en los ojos, algo que a los presentes les causó mucha gracia—. Entonces será lo de siempre viejo, un miso ramen extra grande de puerco.
—Para mi será un ramen mediano de pollo por favor —pide el Sandaime amablemente.
—¡Salen enseguida! —decía el viejo Ichiraku mientras preparaba el ramen y Ayame iba a la parte trasera de la cocina por algo.
—Viejo Teuchi, hoy he decidido que me convertiré en un shinobi. —Le confiesa el moreno al Ichiraku, mientras este preparaba los tazones.
—Wow, así que al fin si decidiste ese camino. Bueno, espero que en un futuro seas alguien fuerte para que seas nuestro héroe.
—Claro que si viejo, ya lo verán, ¡de veras!
—Jejeje, está bien. Aquí tienes tu miso ramen extra grande de puerco, y su miso ramen de pollo, Sandaime-sama.
—Itadakimasu. —Y empezaron a comer, mientras que Hiruzen le contaba a su nieto historias de cuando él era ninja, como por ejemplo la historia de cuando en la guerra logró derrotar a los cuatro kages de las otras naciones, razón por la cual lo apodaron el Shinobi no Kami (Dios de los Shinobis). También le contó sobre sus senseis, el Primer y Segundo Hokage.
—Sugoiiiiiii. Algún dia seré igual de fuerte que tu, abuelito.
—No. Debes ser mas fuerte que yo, Naruto. ¿Me lo prometes?
—Será difícil, pero lo haré abuelo, te lo prometo. —Apenas terminó de decir esas palabras, Ayame venía de la cocina con una rebanada de pastel de chocolate con una vela encendida encima.
—¡Feliz cumpleaños, Naruto! Pide un deseo.
—Deseo que esta paz y felicidad nunca acabe —decía, mientras los adultos no podían estar mas de acuerdo con las sabias palabras del pequeño—. Ah, y que el ramen de Ichiraku nunca se acabe, jejeje.
Después de ese pequeño festejo en Ichiraku, el Sandaime acompañó al ojiazul a su casa, la cual estaba en silencio, dando a entender que la fiesta ya había terminado. Ambos se despidieron y Naruto fue hacia su cuarto, feliz por su festejo y también por recordar sus regalos. El rubio se acostó en su cama dispuesto a dormir, y estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo, hasta que escuchó una voz lejana en su mente.
—Niño...
Bueno, hasta aqui el segundo capitulo, espero les esté gustando la historia, no olviden comentar y compartir esta historia, eso me motivaría aun mas a seguir esta historia.
Hasta la próxima shabos :D
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El Último Espartano - I
Fanfiction¿Que harías tú si a una edad tan corta te arrebataran el único sueño al que aspiraste lograr? -¡Me ha sido confiado este gran poder, y no lo desperdiciaré! El mundo ya no será igual, entidades muy oscuras y malignas están conspirando en contra de Na...