CAPÍTULO XI

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El tiempo a su ladoparecía alterarse. De pronto sentía que no avanzaba y luego sentíaque se consumía demasiado pronto. Escuché las cortinas metálicasque indicaban el cierre del bar y eso me puso muy ansiosa, encualquier momento vendría Gerry a decirme que todo había terminadoy yo sentía que no habíamos vivido nada aún. Mientras Niall selimpiaba los labios yo no dejaba de voltear hacia la puerta ¿Quéprobabilidades tenía de que la puerta se atascara y este momento noterminara jamás?

—Pídeme algo—dijo de la nada— lo que sea, das mucho y es momento de quealguien te lo retribuya. Es más... ¿No fuiste al concierto verdad?—Yo negué— bueno pues voy a darte uno en vivo y a todo colorúnica y exclusivamente para ti.

Se paró y caminóhacia la puerta, enloquecí por unos segundos creyendo que se iríapero eso era ilógico puesto que había dicho que me daría unconcierto. De pronto venía de regreso con una guitarra que no habíavisto antes; ajustó las cuerdas y comenzó a afinarla, de subolsillo sacó su plumilla y la colocó en su boca. Mi corazónestaba hinchado de felicidad. Sería poco decir que sentía que mefaltaba el aire en los pulmones, en verdad me iba a dar un miniconcierto. De él para mí. Yo sería su única y más fielexpectadora.

—Tengo una canciónque quiero cantarte, mientras te escuchaba no hacía más querepetirla en mi mente. Pero te daré la oportunidad de que tú elijasuna, vamos, dime un número de track de mi álbum y cantaré para ti.

Oh, Chuy, graciaspor esto. Es mucho más de lo que merezco pero lo acepto.

No lo pensé dosveces y dije el número de mi canción favorita: —12 elijo la 12

Su sonrisa se amplióy empezó a tocar su guitarra. Me imagino que seguía afinándolaporque la plumilla seguía en sus labios.

— ¿Crees en lamagia? —preguntó pero no me dio tiempo a responder— porque yosí, y justo frente a mí lo estoy viendo. Eres adivina, es lacanción que tenía para ti.

Los acordes de laguitarra comenzaron a tomar forma y al tiempo golpeaba con su mano elinstrumento, era una versión un poco más lenta a la normal que heescuchado en el disco. Más sensible, notas cargadas de pasión.Algún acústico. Me senté en la silla y observé su dedicación altocar la guitarra, se veía en su elemento; la serie de luces sereflejaba en él y le daban un toque etéreo a todo el ambiente. Tanseguro de sí mismo, tan apuesto. Tan mío aunque sólo fuera poreste preciso momento. Todo cuanto había vivido se estaba mostrandofrente a mis ojos mostrándome que siempre había una luz al finaldel camino, enseñándome que siempre, no importaba cuándo ni cuántotiempo tuviera que pasar, tenía una salida. Una solución.

—Ella cierra lapuerta, se esconde detrás de la máscara que nadie conoce. Siente supiel tocando el suelo. Quiere pelear pero sus ojos están cansados,nadie está de su lado...

Lágrimas comenzarona rodar por mis mejillas. Era hermoso. No sólo él, sino estemomento, esta canción. Este preciso instante en nuestras vidas.Aquí, él y yo compartiendo una canción era lo más íntimo quehabía estado con alguien en mi vida. Y era un recuerdo que guardaríaen mi memoria por siempre. La imagen de Niall juguetón y coqueto,travieso y seductor que me canta una canción para animarme en micumpleaños era algo que sólo yo conocía. Sólo me pertenecía a míy eso me hacía adorarlo aún más.

—Él se giró ydijo, espero que sepas que eres hermosa ¿Alguna vez te lo habíandicho?

Guiñó un ojomientras cantaba esa parte.

—Ella es un pocotímida, y mientras camina se le escapa una sonrisa. El cielo se vemás azul, no lo había sido en un tiempo...

La canción terminay a este punto me encuentro empapada en llanto, esto es lo máshermoso que alguien ha hecho por mí. No puedo articular ningunapalabra. Simplemente no quiero encasillar este instante poniéndolepalabras. Siento que si empiezo a clasificar mis emociones algo se meescapará y no le haré justicia jamás a esto. Egoístamente quieroguardarlo solo para mí, en mi memoria, en mi cabeza. Seráperpetuado desde hoy y para siempre como el momento más feliz detoda mi vida. Simplemente inefable. Él recolectó una lágrimaresbaladiza y me sonrió amablemente. Extendió sus brazos hacia míy yo me perdí en ellos.

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