BLOODEAD I

Capítulo 5.2 - "Rasguño"

Martin y Sara tomaron los brazos de Max y las apoyaron sobre sus hombros. Con dificultad, lograron llevar al cansado hombre dentro del laboratorio, en una silla donde pudo descansar un momento. La mente de Max estaba en silencio, no podía escuchar lo que pasaba alrededor suyo, veía cómo se movían rápidamente los demás... Martin parecía estar buscando algo, Sara estaba preparando una dosis de la vacuna que tenía preparada y el doctor Hawk la ayudaba. Después de un minuto Martin regresaba con una botella de alcohol y unas vendas, y Sara se acercaba a Max con una enorme aguja; de pronto el sonido volvió en la mente de Max y pudo escuchar lo que decían sus amigos.

-Estarás bien – Dijo Byrne, mostrando preocupación en el rostro

-Esto dolerá un poco – Añadió Martin

Martin empezó a regar alcohol en la herida de Max, quien no demoró en gimotear; el dolor de la herida aumentaba con el líquido.

-¡Suficiente! – Exclamó Byrne – Quédate quieto y respira – Mencionó.

Hawk junto a Martin sostenían a Max, mientras Sara hundía la aguja en el brazo

De pronto, Max sintió que el tiempo pasó más rápido que el aleteo de un ave; en un segundo, sus amigos habían desaparecido. Se encontraba solo, seguía en el laboratorio, en aquella silla, cansado; entonces llegó Martin cruzando la puerta, se encontraba devorando un pedazo de pan y al divisar a Max dijo: "Oh... despertaste...espera un minuto". Martin volvió a cruzar la puerta y salió del laboratorio.

Max se encontraba confundido, tenía el brazo dormido, con un esparadrapo pegado en la parte donde le habían inyectado la vacuna; decidió revisar su herida y esta se encontraba vendada.

Llegó Byrne al laboratorio con una cantidad de comida - ¡Ey! – Exclamó – Ten... necesitas comer algo.

-¿Qué...? ¿Qué pasó? – Preguntó Max confundido

-Al parecer te hirieron... no hicimos mucho, pero estarás bien... come un poco – Dijo Sara con una cálida voz

Max intentó mover su brazo derecho, en el cual recibió la inyección, pero este le dolía como para esforzarlo.

-¿Te ayudo? – Mencionó Sara

-No no... estoy bien, gracias – Agradeció Max

Max empezó a comer lo que Byrne le había traído, lentamente

-Eres afortunado... esa herida... te hubiera desmayado – Dijo Sara, feliz

-¿No me desmayé? – Preguntó Max

-Bueno... lo hiciste, quiero decir... que te habrías desmayado antes de llegar con nosotros

-No sé de este tipo de cosas... como dije... creí que era solo un rasguño

-Eres un grandullón, tienes una gran masa muscular... diría que fuiste el indicado para esta situación... resistirás – Sara dio una pequeña palmada a la espalda de Max y continuó – ¿Cómo nos encontraste?

-Seguía buscando alimentos para Kim... ya sabes. Tuve que adentrarme más al centro y cuando pasaba por la calle Camanel recordé que estarían aquí. Al observar los cuerpos... solo quise asegurarme de que no estuvieran muertos. En fin... cuando estaba ahí, vi unas maletas tras el vidrio, entré y al revisarlas tenía comida dentro, tomé un arma de los militares afuera y entré a buscar de dónde había salido... Llegando a este piso me encontré con esos dos enfermos, solo usé el arma y después solo... los escuché

-Nos salvaste la vida...

-Si... bueno, ustedes de igual manera

-No... no estarías así de no ser por nosotros