Capítulo 3.2 - "Días contados"

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Día 31

El polvo se expandía con cada golpe en la vieja madera hasta que Byrne abrió la puerta. Martin se encontraba con una mochila puesta y un barrote en la mano.

-¿Qué es eso? – Preguntó Sara señalando el objeto que sostenía Martin

-Es el arma que pediste – Respondió Martin mostrando una mueca diciendo "¿gracias?"

-Estaba hablando de un arma de fuego

-Oh lo siento, pero la armería estaba fuera de la zona y no encontré ninguna en mi cuarto

Sara cerró los ojos para después frotar sus párpados con el dedo índice y pulgar, lentamente, hasta tocar el tabique. Byrne respondió el sarcasmo de Martin con un cansado "está bien". Salió del cuarto con una mochila tan grande y pesada que parecía poder explotar en cualquier momento. Byrne cerró la puerta y quitó de su camino a Martin sin decir una palabra

-¡Oye! – Exclamó Martin – No te enojes. Tomaré un arma de los militares cuando lleguemos a la Central

-Como digas –Caminó rápidamente por el pasillo hasta llegar a las escaleras, mientras Martin la observaba quieto frente a la puerta.

Cuando Byrne se esfumó bajando las escaleras, Martin reaccionó y fue tras ella.

...

El dúo salió del edificio y se encaminaron al Centro de Control de Enfermedades.

-¿Qué demonios llevas ahí? – Preguntó Martin observando la mochila de Sara

-Lo necesario para trabajar – Respondió Byrne sin quitar la mirada del camino –¿Le dijiste algo a Emily?

-No, tendría que darle una explicación y... ya que tu no lo quieres así

-Bien

- ¿Alguna novedad? ¿Te contactaste con tu madre?

-Ya no, la segunda semana perdí contacto con ella. Quieren mantenernos incomunicados

La charla continuaba mientras ambos iban hacia el DCCS, ya se encontraban tres calles cerca y en el camino encuentran a Max. Este al divisarlos, va a su encuentro. Sin poder disimular no haberlo visto, Martin y Sara se quedan quietos pensando en alguna excusa.

- ¡Hey! – Llamó Max - ¿Qué hacen por aquí? – Dijo, curioso

-Max... - Martin miró a Byrne e inmediatamente volvió los ojos a Max – Lo mismo me pregunto

-¿Dónde está la niña? – Preguntó Byrne, cambiando de tema lo más rápido posible

-Estoy buscando comida para ella, esa miseria no nos durará. Pues sabe doctora, una niña hambrienta sí que come lo que un hombre. Las calles más cerca de la Central son las que nadie ha venido a robar, incluso el idiota de Bernie. Ahora que he respondido a ambos sus preguntas, ¿me dicen lo que ustedes hacen por aquí?

"Vaya mierda" Pensó Martin y, antes de que pudiera hablar alguna excusa, Byrne contesta afable: Voy a salvarnos

Max muestra un gesto curioso y confundido - ¿Qué? – Responde extrañado

-En cuanto termine la cuarentena y no haya una cura, nos matarán a todos – Respondió Byrne, como si se tratara de algo normal

Martin y Max no dejaban de ver a la mujer de manera extraña, preguntándose por qué había dicho eso, cada uno con diferentes razones. De pronto Sara se encontraba explicando la situación a Max, quien actuó de manera sensata ante lo que acababa de mencionar la doctora. En todo este lapso, Martin se encontraba callado y pensando mientras miraba el suelo, quizás más de la costumbre, pues perdió la noción del tiempo; hasta que reaccionó cuando vio la mano extendida de Max. Martin despidió al hombre y este se fue de la vista.

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