Capítulo 4.1 - "Esperanza"

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Día 31

Al ver a aquel sujeto, Martin levantó su pistola apuntando al tipo y apretó el gatillo seguidas veces. El eco del "tick" repetitivo evidenciaba que el arma se había quedado sin balas; esto a la vez provocó que el hombre de bata perdiera la curiosidad del rostro y, con una mueca molesta, exclamó con fuerza "¡Hijo de puta!"

Sara volteó a ver a Martin - ¡Martin! – Regañó Byrne – ¡Pensabas matarlo!

-No está enfermo – susurró Martin, quieto e inseguro

-¡No, maldita sea! – Respondió el hombre de bata

-Lo siento mucho – Mencionó Byrne

Martin miró con culpa a Sara para después devolver la mirada al sujeto en frente y pedirle perdón.

El hombre de bata era regordete y de cabello castaño, corto y ondulado. Llevaba unos lentes de cristal rectangulares que hacían parecer grandes sus ojos, estas gafas caían sobre su ancha nariz que respiraba a gran velocidad debido al encuentro con Sara y Martin.

-No es seguro aquí – Menciono el pequeño hombre mientras observaba el cuerpo del cadáver – Pasen al pasillo

Martin y Sara observaron una vez más al hombre alto en el suelo y después entraron al pasillo sin pensarlo. El sujeto de gafas cerró las puertas con su llave y volteó hacia la pareja.

-Bien... ¿Quiénes son y qué hacen aquí? – Preguntó el hombre de bata

-Soy la doctora Byrne, Sara Byrne – Sara extendió la mano derecha para saludar y con la izquierda presentó a Martin – Él es mi compañero Martin

-Hola, Martin Davies – extendió el brazo y mientras daba el apretón mencionó – Una vez más, perdón por lo del arma

-Está bien... entiendo – Mencionó el sujeto – Yo soy el doctor Hawk – se presentó mientras señalaba una pequeña identificación en su bata blanca - Señorita Byrne... ¿es usted la que estaba a cargo de la investigación?

-Así es doctor, y si no me equivoco, usted estuvo en la investigación con el doctor O'Brien

-Si, estuve ayudando en la investigación. Seguíamos sus ordenes hasta que perdimos señal cuando nos atacaron

-Creí que todos estaban muertos – Mencionó Sara

-Milagrosamente logré escapar doctora

- "Buah", menos mal – Comentó Martin – Sara ha estado buscando una cura

-Igualmente yo – Dijo Hawk – Síganme

Los tres caminaron por el pasillo hasta llegar a la enorme puerta del laboratorio, Hawk tomó una tarjeta del bolsillo del pecho y la cruzó por la ranura de la pequeña máquina de seguridad en la pared. Las puertas se separaron, dejando a la vista el enorme laboratorio. Hawk empezó a darle un recorrido a Byrne mientras le explicaba todo lo que había hecho durante el periodo de cuarentena, estas palabras resultaron aburridas a Martin, quien dejó de escuchar a Hawk para concentrarse en el espacio en que se encontraba. Máquinas y máquinas, equipos de laboratorio, computadoras, notas, papeles y más se encontraban hasta el último rincón del laboratorio; de repente una de las puertas adentro llamó la atención de Martin, pues del umbral se asomaba una gran mancha de sangre seca. Las palabras de Hawk volvieron a escucharse en la cabeza a Martin, para después interrumpir al doctor - ¿Qué hay ahí doctor? – señalando la puerta de la que se había percatado.

-Un reservorio, también ahí es donde realizamos las pruebas... por eso la sangre si te lo preguntas – Respondió el doctor

Martin miró curioso aquella mancha - ¿Cómo dijo que sobrevivió? – Preguntó desconfiado

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