VII

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Ella era luz, su mirada era incandescencia, su sonrisa era tan brillante como un pequeño rayo de sol al colarse por una ventana en pleno amanecer, no obstante, se encontraba en medio de un lugar donde la luz no era bien recibida

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Ella era luz, su mirada era incandescencia, su sonrisa era tan brillante como un pequeño rayo de sol al colarse por una ventana en pleno amanecer, no obstante, se encontraba en medio de un lugar donde la luz no era bien recibida.

Entre toda la oscuridad que rodeaba el bosque destacaba un pequeño destello de luminosidad, todo a su alrededor carecía de color, pero ella brillaba con ímpetu.

En este caso, su luz la llevaría directo a las pezuñas de la oscuridad.

Porque al final, la luz siempre se consume.

Mientras Phoebe intentaba con aparente éxito vendar las heridas del joven adolorido, escucharon rápidos pasos aproximarse tras ellos, el temor recorrió sus miradas, se percataron que toda estaría perdido.

Markus  Strauffelz les había encontrado.

Ambos morirían en aquel bosque donde los sueños de muchos son aplastados, donde no importa el estatuto social, todos terminan degollados sin remordimiento ni contemplación.

—¡Vamos!—gritó la joven chica intentando tomar con rapidez el brazo del joven herido pero el susodicho la detuvo aproximándola con fuerza hacia él.

—Olvídalo, todo está ya perdido. Nos encontrará y con suerte seremos la comida de los buitres y cuervos—comentó con aquellos ojos marrones destrozados evitando mirar a la jovencita para no derrumbarse como un pequeño crío al que le arrebatan su golosina favorita, su rostro denotaba preocupación aunque quisiera  ocultarlo con su tenue semblante. —Si es que él no decide comernos antes.

Phoebe no entendía el porqué hablaba con tan infinita calma si tras suya había un ser hambriento, dispuesto a asesinar a cualquiera, un ser con una ira que jamás sería satisfecha. No entendía que él ya había perdido las pocas esperanzas que dentro de sí existían. Qué él sabía que de allí no saldrían con vida, no valía la pena luchar, el enemigo solo deja que actúen hasta que llegan al tope del cansancio, una vez allí, no podrán hacer nada para evitar su miserable destino.

—¡He huído del monstruo que vivía junto a mí y no temeré en huir de este abominable ser! —comentó en un susurro intentando convencerle de ir a un lugar más seguro.

Ella no sabía que él monstruo que en su hogar se encontraba era el mismo que los bosques atormentaba.

—No te dejaré aquí solo y que ese vil humano te haga pedazos, ¡No tenemos mucho tiempo! Por favor, ven conmigo—volvió a insistir cuando percibió la indecisión del chico.

El joven al notar la insistencia de Phoebe levantó su cuerpo con pesadez mientras se dirigían a un pequeño lugar cubierto de plantas donde creían que no serían descubiertos, el cause de  sangre que existía en la parte baja de su abdomen había  cesado con el vendado improvisado que Phoebe había creado alrededor de la herida, el chico de mirada café sentía dolor en cada trazo que Phoebe daba por su cuerpo, sin embargo ella se encargaba de tranquilizarle regalándole sonrisas confortadoras.

Vínculo Sangriento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora