Capítulo 7 Pérdidas y amistades

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A la mañana siguiente nos levantamos, Taik y Ema subieron a la habitación, mientras yo iría por la pala, camine hacia el armario bajo las escaleras, lo abrí y saque la pala, di media vuelta y camine hacia la puerta de entrada, tome la perilla y abrí la puerta.

Una corriente de aire frio me golpeo de improviso, Salí de la casa y los pocos rayos de luz solar que había me calentaban la cara, camine hacia un lado del jardín, clave la pala en el suelo y comencé a cavar, luego seguí con el siguiente agujero, clave la pala en el suelo y me recargue en esta, tan solo mirando lo que prontamente seria la tumba de mi madre y hermana, sentí una mano posarse en mi hombro y luego una voz masculina hablo.

-¿te encuentras bien?- dijo una voz masculina

Di media vuelta mientras desenfundaba mi cuchillo, mire de un lado a otro con el cuchillo en posición de ataque, pero no había nadie, (me estoy volviendo loco) pensé, acaso esto fue real o un truco sucio de mi cabeza.

Un rato después Ema y Taik salieron de la casa, con ambos cuerpos envueltos en mantas mientras los cargaban en sus brazos, ambos pusieron los cuerpos con cuidado en las tumbas que había hecho.

Luego yo, comencé a cubrir con tierra la tumba de mi hermana, cada vez que vertía tierra en este un recuerdo de mi vida aquí me golpeaba con fuerza, acabe con pesadez de cubrir la tumba de mi hermana, pero luego al ir por la de mi madre, algo no me dejaba hacerlo, como si hubiese un muro invisible rodeando la tumba que no me dejara pasar.

-¿necesitas ayuda?- dijo Taik quien se acercó con una pala en su hombro

-no...solo, ¡ARG!, es difícil-dije

-si lo se... tomate el tiempo que necesites Ema y yo iremos adentro- dijo Taik, quien dio media vuelta junto con Ema para entrar a la casa dejándome solo.

Estuve caminando de un lado al otro cerca de las tumbas pensando en lo que pude haber hecho para salarlas, todo lo que viví con mi madre, hasta que comencé a hablar sin darme cuenta.

-hola ma, lamento no haber estado aquí, aún recuerdo todos los viajes que hacíamos en familia antes de la academia, ¿los recuerdas?-dije hablándole a la nada

-aún recuerdo, ese día, en el que fuimos a la tierra, porque tenías que hacer un trabajo allá, recuerdo la cabaña, el olor del bosque húmedo, la madera de la fogata consumiéndose, los...buenos ratos que pasamos- dije mientras me sentaba al borde de la tumba

-¿lo recuerdas madre?- dije mientras una lágrima se deslizaba por mi rostro

-¡HA!, esta guerra me está consumiendo la cabeza-dije-ahora hablo solo-

-creo que lo que necesitas es hablar con alguien-dijo una voz femenina

Me puse de pie mientras desenfundaba mi chuchillo y daba la vuelta para ver quién era el que estaba detrás de mí, pero al voltear no había rastro alguno de alguien.

-¿Quién anda allí?-

Entonces dos pares de huellas comenzaron a marcarse en el césped, una sangheili y la otra kig-yar, ambas en dirección hacia mí, retrocedí poco a poco hasta que choque con una pared, entonces las huellas se detuvieron frente a mí, se escuchó un mecanismo desactivarse y el manto de invisibilidad cayó revelando a una sangheili y una kig-yar.

-tranquilo humano-dijo el sangheili-no te lastimaremos, mi nombre en kheda'tudam- dijo el sangheili mientras hacia una pequeña reverencia, él tenía puesta varia partes de armadura sobre sí mismo, y una de sus piernas era una prótesis.

-y yo soy tabí- dijo la kig-yar, ella era similar a Taik, algo más delgada, manchas azules en vez de rojizas, y sus espinas de la cabeza eran rubias en vez del típico rojo.

El supervivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora