Capítulo 15: Ojos rojos

208 18 14
                                    


Fayry soltó un largo suspiro dándose valor a sí misma. Apretó el picaporte entre sus dedos y entró en la habitación de Peter. Recostado en el marco de la ventana estaba el inmortal. Su piel de alabastro relucía ante los rayos de la luna que acariciaba su firme torso desnudo. El inmortal era un espectáculo a su retina. Ahora que sabía lo era, no tenía por qué ocultar su naturaleza ante ella. Fuera de la casa, seguía con su fachada, puertas adentro, se paseaba con esos ojos rojos suyos.

El carmín intenso de su mirada la tenía de algún modo fascinada. Dependiendo la luz el rojo furioso pasaba de varias tonalidades. A veces parecían llamaradas que palpitaban en lo profundo de su iris. Otras, eran como la sangre. Un mar carmesí. Ella estaba cautivada. Le parecía sumamente hermoso, en su modo más primitivo. Los dedos de Peter bailaron sobre el encuadernado del libro que sostenía.

- ¿Te agrada lo que ves? - sus palabras la hicieron volver a la realidad, se sobresaltó un poco y le regaló una sonrisa de costado avanzando más segura.
- No estoy ciega Peter, eres hermoso, aunque eso ya lo sabes.- una sonrisa traviesa bailó en la comisura de sus labios.
- ¡Oh créeme! No hay nada que me complazca más que el hecho de que tú me encuentres atractivo.- soltó mirándola con intensidad, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera.
- Pues, lo hago.- Sentenció sentándose en la cama, apretando firmemente los puños sobre sus muslos.
- Mi bella dama, aunque apreció que te deleites en mi maldición, se que no estas aquí para entregarme halagos nocturnos ¿O me equivocó? - Fayry negó con la cabeza, adoraba cuando le hablaba de esa forma, prendía las fantasías que tenía de niña, con caballeros y tiernas damiselas.
- Dijiste que querías morderme ¿Eso no me convertirá verdad? - Peter arqueó una ceja interesado dejando el libro a un lado.
- No lo hará, transformarte requiere mucho más que solo una mordida.- El silencio se instaló entre ellos, el inmortal estaba fascinado mientras podía sentir los engranajes del cerebro de la joven mujer frente a él moverse.
- Hazlo.

Los ojos de Peter se abrieron en sorpresa. La determinación brilló en esos ojos avellana con intensidad. La garganta del inmortal ardió con deseo. Todo su cuerpo estaba listo para abrazarla de ese modo. Podía sentirlo si cerraba los ojos. Lo bien que sus colmillos se hundirían en su tersa piel. Él se paró y avanzó hasta ella. Apoyó la rodilla en el suelo, como haría un caballero de antaño y tomó una de sus delicadas manos entre las suyas. Llevó aquellos dedos a sus labios y la contemplo con esa intensa mirada suya.

- ¿Estás segura de esto? Cuando te muerda habrá un vínculo entre ambos, no importa donde estés, tu sangre gritara para mí, funciona mejor que un GPS y el deseo, ese deseo por mi te quemará en las noches, pedirás mucho más que solo una mordida de mi parte, nuestra relación ya es complicada sin el veneno que corre por este cuerpo maldito -  le dice señalando su propio cuerpo frente a ella, haciéndola fruncir el ceño en respuesta, ella no pensaba que estuviera maldito, odiaba cuando se refería a sí mismo de esa manera tan despectiva. 

- ¡Tú no estas maldito!-  soltó molesta con la percepción que tenía de sí mismo, él solo le sonrío de forma condescendiente.

- Quiero que me desees por mi merito, no por el poder de esta no vida que poseo.- Fayry se inclinó y presionó suavemente sus labios contra los de él, el movimiento lo dejó perplejo y  con deseo de mucho más, se estaba volviendo ambicioso.

- Ya te deseo sin necesidad de que me muerdas Peter, no puedo ser completamente tuya en este momento debido a mis traumas y mi corazón, no es tan fácil deshacerse de mis sentimientos de la noche a la mañana pero, el deseo esta ahí, aún no puedo dar un paso mas firme a ti pero, esto es algo que puedo hacer. Que tú quieres y puedo tomarlo como una donación, así que hazlo, no tengo problemas en tener uno que otro sueño subido de tono contigo, no es como si no los haya tenido de todos modos, muérdeme vampiro.- dice haciendo que una sonrisa sexy y de costado tirara en los bordes de los labios del ser frente a ella, el deseo chispeó en su iris carmesí, pasó la lengua por su muñeca con suavidad, haciendo que ella se estremeciera.
- Hecho pequeña y sexy humana.

Don't RememberWhere stories live. Discover now