Los ojos de la joven estaban fijos en las gotas de agua estrellándose contra la ventana del hospital. Estas formaban ligeros diseños cristalinos que desaparecían con el azote del viento. La torrencial lluvia la había dejado atrapada en el mausoleo estéril. Así había denominado al hospital. Sus piernas aun no estaban del todo recuperadas. El mayor peso del accidente que había sufrido se lo llevaron aquellas extremidades. Poco le importaba la pérdida parcial de sus recuerdos. Además eran relativos, solo algunas personas eran ajenas a ellos. El doctor irrumpió los pensamientos de la joven. La había estado contemplando desde el marco de la puerta, intentando descifrar que era lo que pasaba por su mente.
- ¿Está pensando en aquel joven? - ¿A qué venia eso? Pensó el doctor, arrepintiéndose de las palabras, ni bien escaparon de sus labios, Fayry levanto la mirada al joven hombre y negó con la cabeza.
- Lo que pase con ese sujeto me tiene sin cuidado, no lo conozco, por más que me diga que he tenido una historia con él para mí, es un perfecto desconocido, lo que si me preocupa son mis piernas doctor ¿Cuánto tiempo más estaré atada a esta silla de ruedas?- Se arrepiente más de sus palabras caminando hasta ella, baja a su altura y toca sus piernas revisándola.
- Pronto volverás a caminar.
- Eso ya lo he escuchado.
- Te prometo que será pronto.
Los días pasaban inclementes. El joven moreno una vez más estaba revoloteando alrededor de su novia. Su novia. Esas palabras eran lo único que lo animaba un poco. Revivía los momentos en su mente una y otra vez como un poseso. No quería olvidar, no quería apegarse, ni adaptarse a la realidad. A menudo solía visitarla en la sala de terapia y admiraba la fuerza que tenía aquella increíble mujer. ¿Por qué nunca se había tomado el trabajo en reconocer lo increíble que era? No era una princesa. Lejos dictaba de merecerse esa palabra. Su novia, era toda una reina, fuerte y decidida. La había visto mil veces caer al suelo y mil veces levantarse. La había visto sudar hasta el cansancio. La había escuchado decir yo aún puedo, con sus brazos temblando y la decisión en sus ojos. Y también la había visto dar los primeros tan amados pasos.
A sus ojos solo se había elevado a otro nivel de lo grandioso. El joven suelta un suspiro enamorado, como si fuera una quinceañera. Esa chica, esa mujer más bien dicho era increíble. Lamentablemente para su suerte no era el único en notarlo. Su hermano también había venido y hasta entablado una mejor relación con ella de la que él tenía. Aún estaba esa desconfianza en aquellos ojos. Aún lo seguía mirando con recelo pero, al menos le permitía acercarse, como amigo. Nunca le había dolido tanto esa palabra.La joven estaba de pie, sostenida de las barandas. El doctor permanecía frente a ella. Había una especie de complicidad entre ambos. Y eso lo enfermaba. Sentía como una especie de zumbido cuando los veía juntos. Quería apartarla de él. Alejarla de las garras de ese sujeto pero, no podía. Ella lo necesitaba. Y eso era lo que más le dolía. Los pasos eran vacilantes y se notaba el esfuerzo en todo su cuerpo. Cada paso contaba su cara de dolor y por fin, ella sede un poco de sujetar la baranda. Los pasos que da sola lo llenan de un orgullo inexplicable y cuando va a avanzar. Ella trastabilla y cae de lleno en los brazos del doctor.
- ¡Si pude! ¿lo vio? ¿vio lo que hice? ¡Si pude!
- Lo vi, eres increíble.
Fayry no puede evitar sonrojarse ante aquellas palabras. Y realmente era verdad, ella era increíble. No por nadie más, si no por ella misma. Ella era increíble, se sentía poderosa. Puede que al resto de las personas les resultaba simple el hecho de caminar pero, para ella. Que día a día luchaba, esto era algo increíble. Unos simples pasos, eran extraordinarios. Su amiga a un costado no dejaba de llorar.
- Lisa, eres como mi mamá, estoy segura que si ellos vivieran estarían como estas tú.- le dice la joven a su amiga, haciendo que esta suelte un sollozo y avance para abrazarla.
- Eres grandiosa, nunca, nunca lo dudes, eres increíble y única.
5 meses de tratamiento y ella ya podía caminar por sus propios pies. Era un milagro, ella lo sentía de ese modo. Sus heridas ya estaban por completo curadas y su mente aunque aún olvidaba detalles funcionaba para ella. Aunque los recuerdos del moreno que venía a verla todos los días no volvían. Fayry sonrió al ver el cuarto del hospital que abandonaba. Un largo suspiro escapo de sus labios entre abiertos. Se sentía fuerte, poderosa, con la fuerza de voluntad para enfrentarse a cualquier cosa.
Antes de que pudiera abandonar el hospital, el medico que la había ayudado en su recuperación desde que abrió los ojos la estaba esperando con una hermosa plantita. La joven no tenía la más mínima idea de que significaba aquella hermosa plantita. El joven doctor se la entrega, con sus mejillas sonrojándose un poco. Tose un poco intentando disimular su vergüenza.
- Son gladiolas, significan fuerza, eres la primera paciente que tengo que ha luchado tanto para ponerse de pie y hoy es el día de la mujer y aunque es tu salida del hospital, sentí que era necesario darte algo que me recuerde a ti, la vez delicada pero, estas flores eran entregadas a los gladiadores, como vez tiene forma de espada, sé que, nadie más que tu merece esta planta, fue un honor ser tu médico de cabecera y te espero para los controles y para lo que necesites... cuenta conmigo.- dice lo último mirando intensamente a la joven, esta no puede más que sonreír con sus mejillas sonrojadas.
- Gracias, no tengo idea de plantas pero, la cuidare y por supuesto que volveré, gracias por cuidar de mí.
El moreno con un pequeño peluche lo aprieta al ver la escena frente a él. Sentía una punzada atravesando su corazón. La inseguridad al pensar en que se la podían robar. Él no la había cuidado y lo más probable es que su accidente era culpa de él. Avanza de todos modos con el oso y se lo entrega, sin esperar la respuesta de la joven.
- ¿otra vez aquí?
- No puedo dejar sola a mi novia.
- Mmm al parecer si me has dejado sola.- le dice la joven haciendo que el moreno abra los ojos como platos ¿lo recordaba?
- ¿tú... recuerdas?
- No, no recuerdo pero, Lisa me ha contado unas cuantas cosas y Daryl también ¿Quién es Lana? Al parecer tenías un rollo con esa mujer ¿sabes? Si tienes algo con alguien más y yo no te recuerdo está todo bien que vayas y le entregues este peluche a ella y no a mi.- dice la joven devolviéndole el oso sin más.
- ¿Qué te han dicho? No, no es lo que tú crees... Lana no es...
- Si, si, se la excusa que vas a poner, la ponen todos los tipos, es un amiga, no es importante pero, por lo que escuche ella era el amor de tu vida o algo así después, no sé qué paso que se fue y empezaste una relación conmigo, que se fue a pique porque tu andabas corriendo detrás de esa tipa cuando volvió y la verdad, yo no creo en la amistad de un hombre y una mujer cuando hubo sentimientos y sexo de por medio, Matt, se nota que eres buen tipo pero, no tengo ni puta idea quien eres y no quiero meterme en el drama de la vida de un niño que no sabe lo que quiere, me has visto como me he levantado de esa silla de ruedas, has visto como deje atrás mi cárcel con ruedas y recupere la movilidad de mi cuerpo, no me has visto flaquear, ni decaer cuando no podía dar un mísero paso, lo viste y supongo que sabes que no soy una niña, soy una mujer y exijo a mi lado a un hombre de verdad, no un mocoso que me haga llorar porque se va con otra, no la conozco a la mujer esa, ni tampoco me interesa conocerla, ni los detalles de tu vida, es mejor que sigas con tu vida ¿de acuerdo?
- Fayry yo...
Las palabras de la joven lo cortaban como un cuchillo. Era directa, sin disfrazar las cosas. Fayry no duda en apartarse de él y caminar al auto de Daryl, el hermano del joven petrificado. Dentro del auto sale Lisa para ayudarla a cargar sus cosas. Se sube al auto y no lo mira ni una sola vez. El moreno, se queda petrificado sin saber exactamente qué decir, ni que hacer. Estaba jodido y si no la tenía a ella, nada más importaba...
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Hola Mujeres hermosas, preciosas, madres, amigas, hermanas, hijas, antes que nada muy feliz día a todas, este capítulo es mi tributo a todas ustedes, fuertes, luchadoras, decididas, ustedes son gradiosas y únicas, espero que lo disfruten :D Y muchísimas gracias por todo su apoyo
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Don't Remember
FanficLas cosas iban de mal en peor, la ultima palabra que escucho de su amada antes de cerrar la puerta fue, si te vas, no esperes que este aquí para ti. Claro el joven Matt Ortega jamás se imagino que esas palabras iban a ser las que sellaran su destin...