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Entro a la casa apresurada, abro la puerta y me doy cuenta de que solo hay algunas luces encendidas. Pongo las llaves en el gancho. Al momento de entrar a la sala veo la mochila de Alejandro allí tirada sobre el sofá. Puedo escuchar algunas voces sobre mi cabeza, proviniendo de arriba. Al darme cuenta de lo que ocurre arrojo mi mochila sobre el sofá y subo las escaleras a toda velocidad. Me aviento sobre la puerta de la habitación de mí hermana y esta tenía seguro.

— ¡Tamara abre! —Digo a la vez que tengo la cerradura en la mano intentando abrir.

Un silencio incomodo se escucha en ese momento, ya aquellos sonidos no estaban.

— ¡Tamara! Sé que Alejandro está ahí, abre la puerta.

¡Tan! ¡Tan! Se queja la puerta de mis golpes.

— ¡Tamara abre! —Grito a todo pulmón.

En ese momento escucho unos pasos, alguien se acerca, miro hacia los lados y me hecho hacia atrás. Ella abre la puerta.

— ¿Qué quieres? —Pregunta groseramente.

—Asomo mi cabeza a la habitación y lo veo sentado en la cama—. Nada Tamara, solo espero que sepas en lo que te estas metiendo.

— ¿Qué estas insinuando? —Pregunta ella frunciendo el ceño.

—Algo puede salir mal y tu arruinar tu futuro, por favor Tamara ten cuidado.

— ¿Estás loca? ¿Quién crees que soy, Stheisy?

—Yo no sé, yo solo te advierto —La miro fijamente—. Por cierto, Alejandro te pusiste el suéter al revés —Me voy de allí.

Detrás de mi escucho el portazo que da Tamara. Estaba convencida, algo tenía que hacer, tenía que buscar todo lo que Travis me dijo que necesitaba, esto ya no podía tardar más, mi hermana podría salir lastimada y también con un bebe que le recuerde lo peor que le haya pasado en su vida y era estar con este chico Alejandro. Sabía que al principio me iba a odia por esto, pero al final me comprendería a mí y a mis razones. Esto se estaba escapando de mis manos y ya era momento de hacer algo. Esto ya no iba a ser más tolerado.

Me dirijo hasta mi habitación donde me acuesto en mi cómoda cama. Esta fría y esponjosa, perfecta para tomar una siesta, a decir verdad, estaba agotada y no tenía intenciones de hacer mi tarea, mejor la hacía luego cuando tuviera tiempo. Mientras tanto estaría durmiendo y así si llega mamá y encuentra a Tamara yo saldría limpia de todo esto. Me retiro mis zapatos y me quedo con las medias, sin darme cuenta me he quedado dormida, profundamente dormida.

7:57 me desperté de golpe con los gritos de mi madre. Me tiro de la cama y me dirijo a las escaleras, me coloco al pie de estas y la escucho en la cocina gritarle a Tamara, ¿Será que los encontró? Me pregunto mientras permanezco allí parada sin saber qué hacer.

—Tamara, ¿Qué te pasa? Eres inteligente y astuta por Dios, ¿Cómo me vas a decir que no pudiste hacer nada? ¿Cómo es eso? Solo era decir que no —la escucho muy sobresaltada.

—Mamá, discúlpame...

— ¿Qué te disculpe? No crees que te pasaste ahí Tamara, sobre llevaste todos los límites con tu comportamiento.

Aun no logro comprender si era de eso que estaban hablando, aparte de que ¿Cómo rayo inició esta conversación? Empiezo arrepentirme de haberme quedado dormida en vez de esperar a mamá, así estuviera al tanto de todo y comprendería de qué ellas están hablando. Lentamente voy bajando las escaleras mientras las escucho, cada segundo la conversación se vuelve más caliente, yo me preocupo por lo que pueda llegar a suceder en estos momentos. Basarnos en las circunstancias en la que nos encontramos esto puede que termine muy feo.

Camino hasta la cocina.

—Mamá, ¿Qué está ocurriendo? —Pregunto sin esperar a que me lo digan.

Miro a Tamara quien en sus ojos puede notar que había llorado.

— ¿Sabías que tu hermana estaba teniendo relaciones con el chico este? —Me pregunta mi madre bruscamente.

—Yo la miro y mis manos empiezan a temblar—. Yo-yo hoy llegué tarde a casa y ella estaba con él, pero no puedo decir que estaban haciendo algo porque no los encontré —respondo creyendo que así podría ayudarla.

—Pues, déjame decirte que la muy lista se grabó con su teléfono y se lo he pedido prestado para revisar algo en el correo y he entrado a la galería de este y he encontrado el video de ella con este chico. ¿Qué iban hacer con ese video Tamara?

—Nada, solo lo hicimos porque nos resultó divertido vernos —contestó ella con la voz quebrada.

—Pues mira que divertido es ahora. No quiero a ese muchacho en la casa, ni que te acompañe ni siquiera a la puerta. No lo quiero ver cerca de ti, ni siquiera en la escuela. Hablaré con tus maestros y les haré saber que no puedes andar con él y que, si te ven que me avisen, aquí cuando llegue te haré saber qué te pasará. Ten tu teléfono y ahora mismo frente a mí borrarás ese video...

—Pero mamá...

—Pero mamá nada. Actuaste como inmadura, ¿Crees que esto es de personas responsables? Mírate, tienes diez y seis años de edad Tamara. En este momento eres una bola de estrógeno y hormonas, no puedes hacer este tipo de cosas hija. ¿Y si hubiera un accidente? ¿Y sí algo saliera mal? Él va a salir corriendo en el primer momento que te vea en ese estado y ahí verás lo responsables que eran.


Yo solo escucho las cosas que mi madre le decía a mi hermana, ella tenía razón, a mi hermana le podía pasar algo de lo cual ella nunca había estado preparada para llevarlo y sí, sí estaba yendo un poco apresurada. Esas cosas eran parte de su edad y yo pasé por ahí y la verdad de que es complicado para no decir otra palabra. Ellas se quedaron allí abajo platicando, yo en cambio me fui a mí habitación.

¿Cuál es la realidad? (Nueva versión de Mil voces que me atormentan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora