Capítulo 32

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La ausencia de Matt empezaba a sentirse, cada una lo extrañaba, ellas no lo decían, pero sé que así era, sabía que a Darling le hacía mucha falta la presencia de Matt, porque ella pasaba todo el día con él. No sé, quizás se vuelva a ver en otro momento, tengo la esperanza de que sea así. Todas íbamos a salir de aquí en algún momento y sabía que ellos mantendrían contacto. De eso no me cabe duda. Ahora no sé si Leah lo extraña, es muy difícil saber lo que siente ella porque nunca vi que tuviera eso que tenía Darling con él y yo ni se diga. Solo estuvimos en esta sala por un mes juntos. Tengo un mes de conocerlo. No creo que sea tiempo suficiente para querer a una persona, pero sí para extrañarlo, cuando siempre estuvieron compartiendo un mismo espacio. Se me hace extraño estar aquí y no verlo, aunque se la pasara callado o cuchichiando en una esquina con Darling sabíamos que estaba ahí, no es lo mismo ahora hacerse que solo se fue a una consulta porque todas sabemos que no es así, ¿Cómo decirle a tu cerebro que crea una mentira cuando está cociente de toda la verdad? No puede olvidarse de la cruda realidad que nos arropaba en estos momentos y yo no podía evadir la situación. Era triste, pero esta es la realidad y tenemos que afrontarla y aprender a vivir con sus cambios.

Las chicas estaban sentadas en el sofá, una abrazando a la otra mientras que yo estaba sentada en la mesa detrás de ellas. Las escuchaba sollozar, pero en verdad no sabía quién de las dos era la que lloraba, me imagino que Darling. De ser Leah no tendría mucho sentido.

— ¿Te acuerdas la vez que Matt encendió la radio y se armó un alboroto porque estaba a todo volumen cuando la prendí y más de cuatro enfermeros llegaron casi de inmediato para saber qué pasaba? —Pregunta Darling.

—Escucho carcajadas —claro que me acuerdo y qué él se quedó parado ahí junto al radio y dijo que había visto que una cucaracha había salido de él y todos los enfermeros que vinieron pensaron que, estaba solo en medio de uno de sus delirios.

Caminé hacia a ellas para escuchar aquellas historias de las cosas que vivieron con él, me senté frente a ellas sobre la mesa.

—Matt era muy gracioso, él cuando se aburría mucho le gustaba alarmar a los enfermeros. Una vez, me acuerdo que salió solo con su ropa interior al pasillo y todos le cayeron atrás hasta llagar al patio, allí lo atraparon —suelta un par de carcajadas—. Le fue mal esa vez —mira a Darling—. Le pusieron un relajante y lo encerraron en su habitación.

—Él era un completo lunático, realmente pensamos que nosotras íbamos a salir primero que él. Cuando llegué aquí, una semana antes habían puesto a Matt en esta sala. Luego llegó Leah y después tú. Mientras éramos solamente él y yo la pasábamos relajando y haciéndole bromas a los demás locos. Una vez intentaron separarnos, pero cada vez que podía me escapaba y venia para donde él, finalmente subieron la dosis de los sedantes y medicamentos y así, y nos volvieron ajuntar. Desde entonces estamos aquí juntos, él era un muy buen chico, aunque su familia es de locos. Tenía una hermanita de catorce años, era esquizofrénica como tú Stheisy y se suicidó. Tiene un hermano mayor que es la excelencia de la casa, pero es Gay y él que está loco. Así son las cosas en su familia. Son un poco aterradoras y eso, pero bien. Lo que me da miedo es su familia, ellos podrían olvidarse de comprarle los medicamentos y eso y podría volver a estar muy mal. Mientras estuvo aquí no vi que nadie viniera a saber de él, no recuerdo que me lo haya dicho, así que asumo que no había venido nadie. Aunque de todos modos a mí tampoco me han venido a ver, no sé nada de mi familia, de mi hermana, de mis amigos y asumo que se olvidaron de mí.

—Dímelo a mí —digo.

—Sí, asumo por tu respuesta de que también te han olvidado en este lugar —contesta Darling.

—Aunque solo tengo un mes aquí —contesto.

—Stheisy, tu familia te olvidó, eso es lo que ellos hacen, olvidarte. A ellos no les importas y te tienes que acomodar a eso. Tienes que aprender a vivir con ello porque no le puedes cambiar la manera en que son...

—Exacto, nuestras familias nos han olvidado aquí y hemos aprendido a vivir con eso y ahora ya ni me preocupo por si vienen o no, ese ya no es mi problema. Si salimos de aquí, llamarán a nuestros padres y tendrán que hacerse cargo de nosotros hasta que nos incorporen en la sociedad, después de ello podemos hacer lo que queramos porque ya podremos llevar una vida estable —dijo Leah.

—Bueno, yo espero que no me pasé lo de ustedes —digo intimidada.

—Ohh... Créeme que te pasará, de no ser así ¿En dónde está tu familia?

Me mantengo en silencio al darme cuenta de la respuesta.

—Sí, creo que ustedes tienen toda la razón, si me hubieran querido venirme a ver lo hubieran hecho, se extraña más al principio porque no estás acostumbrado a la ausencia, pero luego el tiempo te va enseñando a cómo vivir con ello. Creo que si me hubieran extrañado hubieran venido a saber de mí, en cambio no lo han hecho y es una lástima porque me gustaría ver a mi mamá y a mi hermana, ¿Saben?

—Exacto, ellos no nos aman como dicen, ni siquiera les importamos porque no están aquí con nosotras y no hacen nada para hacernos sentir que somos importantes para ellos. Así que creo que están bien tontos. No necesitamos de ellos, nos tenemos a nosotras —dice Darling.


Yo las miro, estas chicas tenían toda la razón en lo que decían, era más que claro: evidente. Era tan obvio que me enfurecía que no me hubiera dando cuenta antes.

¿Cuál es la realidad? (Nueva versión de Mil voces que me atormentan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora