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Ya era la hora de dormir, las enfermeras hacían su paseo matutino por las habitaciones para darnos a cada uno nuestros medicamentos correspondientes. Yo me asomé al pasillo y vi que estaban en la habitación de al lado, ya pronto vendrían a la nuestra. De repente empiezo a escuchar unos gritos muy fuertes. Salí al pasillo y me di cuenta de que estos gritos provenían de aquella habitación.

Caminé muy despacio hasta esta y lo que vi me aterró...

Había una chica, estaba tirada en el suelo mientras forcejeaba con la enfermera los otros locos algunas parecían ignorarla, mientras que otros solo miraban y comentaban entre ellos. Miré al lado y me di cuenta de que dos enfermeros más venían sobre mí. Me eché a un lado asustada y ellos entraron a la habitación. Miré como sostenían a la joven por las piernas y los brazos. Qué aterrada, cubrí mi boca con mi mano mientras estaba pegada de la pared. Lo vi todo desde donde estaba, le aplicaron una inyección y me aterré. Uno de los enfermeros la soltó y se salió de la habitación.

— ¿Qué haces? ¿Vete a tu habitación? —Me sostiene por mi brazo bruscamente.

Tomó de una bandeja que estaba sobre la cama de aquella chica un pequeño vaso donde había unas pastillas.

—Tomate tus medicamentos, te lo tomas si no quieres que te inyecten también —me pasa el vaso mientras aun me sostiene.

Lo agarré y me eché las pastillas a la boca.

—Ya me las tomé —digo asustada.

—Bien. Entra ahí —me empuja hacia adentro de mi habitación.

Jaló la puerta y la cerró con llaves. Yo corrí hasta esta y miré por la pequeña ventana. Vi que los enfermeros se alejaban cuando escuché un portazo.

—Ahí te quedas —escuché a la enfermera.

Escuché sus pasos que se volvían más y más fuertes a medida que iban pasando los segundos. Aún estaba allí parada mirando por la ventana.

—Acuéstate ya —ella se aparece frente a mi rostro.

Me alejo de la puerta al verla, aquél susto casi me mata.

Me fui a la cama, que estaba a unos pasos de la de Leah me senté en esta y no podía dejar de pensar en esa chica, en todo lo que vi. Ella en el suelo, los enfermeros llegar y sujetarla. Esta gritar para que no le pusieran la inyección. Cómo la obligaban a ponérsela, cuando el enfermero me sujetó y me dijo que me tomara las pastillas. Como me empujó para que entrara a la habitación y aquella mujer gritarle a la chica.

Fue loco, una noche difícil en el hospital, no sé si los demás la escucharon, no lo dudo porque era un escandalo espantoso que había. Aún estaba en mi cuarto y quería tomar una ducha, luego iría donde mis amigos, necesitaba saber si solo yo lo había escuchado. Quizás ellos sí sepan quién es ella.

Salí de allí y me dirigí a la regadera, eran un gran baño. Vi a más chicas allí. Coloqué la toalla a un lado y empecé a desvestirme hasta quedar completamente desnuda. Entré a la ducha y abrí la regadera. Podía ver simplemente sus rostros porque una pared dividía las regaderas.

Me lavé el cabello, tardé un rato allí, solo tomé mi tiempo. Unos cuantos minutos después salí y me vestí. Llevé la toalla hasta mi habitación y caminé hasta la sala donde estaban las demás chicas. Ellas me miraron en tanto entré al lugar.

— ¿Qué ocurre? —Pregunté confundida.

Ellas permanecieron calladas y solo me miraban.

—Maldición, díganme qué está pasando aquí —exigí.

Darling se puso de pie y se dirigió hacia a mí. La miré como se acercaba mientras me cruzaba de brazos.

—Hay una nueva en el hospital. Ha llegado ayer y dicen que está demente.

— ¿Pero por qué me miran a mí? Yo no tengo nada que ver.

—Lo que pasa es que la nueva está durmiendo junto a nuestra habitación. Pensamos que sabías que decirnos.

—Bueno, ayer cuando estaba esperando a que me dieran las pastillas. Empecé a escuchar unos ruidos que provenían del pasillo. Como la puerta estaba abierta salí a ver qué ocurría y allí fue cuando vi a la enfermera forcejeando con esa chica. A penas si pude verla, pero no puedo decir como era su rostro porque no lo vi. Llegaron uso enfermeros y la inyectaron, uno de ellos me dio unas pastillas, las que me tocaban y luego no volví a escuchar más nada. Cuando me desperté la puerta de su habitación aún estaba cerrada, creo que la van a dejar allí adentro hasta que se calme.

—Bueno, según escuché es una psicópata, intentó estrangular a su hermano que dormía en la habitación de al lado. A ella la llaman la vecina asesina porque intenta matar a quien este junto a ella. Mejor nos cuidamos, Stheisy, ella es una chica muy peligrosa.

—Sí Stheisy, ella no es de fiar, menos mal que la están medicando, eso hará que esté tranquila mientras se esté tomando los medicamentos que corresponden. No hay peligro de ser así. Solo me preocuparía qué harán con ella cuando pueda integrarse a un grupo, digo, a nosotras nos falta compañeros de sala y ella acaba de llegar, lo más lógico es que la metan con nosotras.

—Ni lo menciones —dice Darling sentándose en el sofá.

—Pero si estará medicada no veo cual sea el problema —añado.


— ¿Estas sana? No comprendes la gravedad del problema, bien se ve que has sido la única loca con la que has lidiado y no te han metido a que estés con locos peor que tú. Ya tengo bastante con vivir aquí con dos locas como para que me traigan una peor que ustedes. Así que chica despierta por Dios —exige Darling—. Estoy desesperada, ojalá y me vaya antes de que decidan qué harán con esa loca.

¿Cuál es la realidad? (Nueva versión de Mil voces que me atormentan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora