3

18 1 0
                                    

Estoy sentada en mi asiento del salón, pero era como si no estuviera, mi mete estaba en cualquier parte menos allí. No podía parar de pensar en Tamara y ese chico Alejandro. Era tan extraño verla con alguien, verla y que no fuera conmigo se sentía extraño, ≪Que bueno que tengo a Travis≫ pensaba, de no tenerlo a él no sé, me volvería loca en este lugar tan aburrido y gris, sin chiste. Tantas cosas me pasaban por la cabeza en ese momento que ni sabía a cuál prestarle atención. Trato de concentrarme en la clase, pero esos pensamientos no me dejaban en paz

Desesperada le digo al profesor que me permitiera salir por unos minutos, que me sentía mal. Como hombre comprensible que era me permite salir de la clase por el tiempo que necesite.

Me dirijo al baño. Entro y me veo al espejo, arrojo un poco de agua a mi pálido rostro esperando a que mejorara y de esta manera me calmara, pero aun no pasaba nada, seguía pensando en cosas absurdas y tontas. Me mantengo allí por unos minutos, cuando alzo mi cabeza puedo ver a Travis detrás de mí.

—Que susto acabas de darme —pongo mi mano en mi pecho mientras respiro a un ritmo distinto al usual.

—Suelta una carcajada —solo vine a saber cómo estabas.

—Este es el baño de niñas tonto, te van a descubrir me doy media vuelta hacia él.

—Que me importa que sea el baño de niñas, aquí es donde tu estas y donde estas es donde yo estoy —se acerca a él.

—Eres un tonto —le doy un pequeño golpe en el hombro.

—Pero un tonto que se preocupa por ti, solo eso. ¿Ya te sientes mejor? Sería bueno que volviéramos a clases, el profesor nos espera —dice saliendo por la puerta del baño.

—Bueno, sí está bien. Ven vamos a clases —digo sin el más mínimo interés alguno.

Cuando era hora de salidas yo estoy siendo acompañada por Travis, cuando veo a mi hermana sola, como si esperaba a alguien.

—Tamara, ¿A quién esperas? —Nos acercamos a ella.

Yo esperaba a que me dijera que a mí para volver a casa.

—Espero a Alejandro, ya seguro está por venir, ya salieron casi todos los de su salón —ella clava sus ojos en la puerta principal.

—Bueno, pues yo me voy, quédate esperando a tu Alejandro —camino sin mirarla.

—Está bien, nos veremos en casa —escucho que me responde.

Travis y yo caminamos a casa, él vivía muy cerca mío, aunque nunca cruzamos palabras cuando llegamos a nuestras casas, pero está bien, no es muy importante. Yo solo quiero estar con alguien en la escuela para no morirme de aburrimiento en aquel lugar. Sin amigos sería muy triste ir y pasar sola las clases, se supone que algo tiene que motivarte día a día. Algunos los motiva algún proyecto de presentar, a otros los motiva aprender el tema de ese día, aunque no me lo crean a otros ver a su maestro o maestra favorito y al noventa por ciento de los estudiantes les motiva no saber qué cosas harán con sus amigos o qué pasará entre ellos.

Travis y yo caminábamos a casa cuando él irrumpe el silencio con un comentario.

— ¿No es molesto ver que ella te ha remplazado? —Mis ojos se abren como platos.

Me giro hacia él.

— ¿De qué estás hablando? —Pregunto frunciendo el ceño.

—Sí, de eso de lo de tu hermana o no me digas que no has notado que la chica te ha cambiado por ese tal Alejandro que llegó el otro año a la escuela. Ella te ha cambiado Stheisy, Tamara siempre nos acompañaba a casa, siempre estaba con nosotros y mira ahora, nos cambió completamente por ese. No sé tú, pero eso me molesta.

—Ella no puede evitar sentir ira en ese momento —pero es mi hermana y si quiere conocer algún chico, está bien, que lo haga, yo no tengo problema con eso —agrego.

— ¿Estás segura? Eso no fue lo que yo vi cuando le preguntaste por quien esperaba. Vi como cambió tu rostro con su respuesta. Vamos, no puedes evitar que te moleste que haga eso —él me mira.

—Sí, pero...

—Pero nada Stheisy, creo que deberías de hablar con ella, decirle lo que piensas y de que te has sentido mal porque te ha echado a un lado. No está mal que lo hagas, eso hará que ella se dé cuenta de que te importa y que quieres pasar tiempo con ella, aunque seas su hermana. Solo dile que te gustaría que las cosas no cambiaran de una manera drástica como lo ha hecho.

—Agaché la mirada —sí, sí tienes razón, le diré lo que ocurre y trataré de ser lo más comprensible que pueda y lo más clara. En esto no quiero malos entendidos como que ella crea que tiene que elegir entre él y yo. Solo me importa seguir pasando tiempo con ella, solo eso.

—Lo sé y porque lo sé es porque lo digo, se nota que no estás bien, de lejos se puede ver tu cara de tristeza, pero bien, eso no importa porque vas a hablar con ella le dirás lo que piensas, lo que te gusta y lo que te gustaría que pasara. Ahhh... Otra cosa importante, no le hagas pensar, ni por un minuto de que no estás de acuerdo en que ella este con ese chico o algo relacionado a él. Ponle las cosas bien claras y dile que hasta te gustan como pareja, aunque sea una vil mentira. El punto aquí es que ella sepa que el problema no es con él, sino con que te ha echado a un lado, ¿Sí?

—Está bien, eso haré, lo tendré muy pendiente y lo discutiremos cuando llegue.

Después de aquellas recomendaciones y consejos me puse a pensar en por qué realmente estaba de esa manera, cuál era mi motivo por el cual estar así.

Travis y yo nos despedimos con un cálido abrazo, él se fue a su casa y yo entré a la mía y allí en la calzada quedó nuestra amistad aguardando hasta el siguiente día.

Me asomé por la ventana por un largo rato a esperar a que Tamara volviera. La veo llegar acompañada de este chico. Yo me despego del cristal tirando la cortina para que cubriera el ventanal, mi forma agresiva de hacerlo dejó dicho que esto me empezaba a molestar.

Me acerqué a la puerta.

¿Cuál es la realidad? (Nueva versión de Mil voces que me atormentan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora