Pour la patrie, pour France

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  No fue un viaje muy tranquilo para Tristan. El estómago se le revolvía cada vez que pensaba en la conversación entre Antoine y Abélard, que él había escuchado. Sin embargo, intentó mantener la calma, para no llamar la atención del general.

  Tardaron dos horas en llegar a las zonas limítrofes de la capital. Fue en este momento que Tristan agudizó la vista, y centró toda su atención en el despejado cielo de París. No sería para nada raro que un misil se viera volando, dirigido hacia ellos. Ese fue el caso.

  Detrás del edificio objetivo, a un par de kilómetros del avión piloteado por Tristan, se mostraba un helicóptero de la armada fra. El habilidoso piloto izquierdista logró esquivar el misil.

-General, dispare con las metralletas- ordenó Tristan.

  Segundos después, Antoine estaba accionando las metralletas, que se encontraban debajo de las alas. El helicóptero fue abatido en seguida por las potentes armas. Una vez hecho el trabajo, fue Antoine quien dio una orden:

-Tristan, ve a preparar tu paracaídas, yo conduciré.- el general hizo una breve pausa, como esperando una respuesta de su compañero-. Cuando estemos a un minuto del impacto, tu te tirarás del avión, y yo lo elevaré, para que impacte contra el edificio. Unos segundos antes del choque, yo me lanzaré.

-Entendido.- Tristan sintió un gran alivio. el sí viviría.

  Tristan tomó una mochila que había tras una pequeña puerta. La abrió para confirmar que el paracaídas estuviese allí, y así fue. Se dirigió hasta una puerta, en la cola del avión. Golpeó el suelo, y Antoine tras recibir la señal, abrió la puerta. Tristan ya estaba a salvo. Antoine suspiró profundo, y, casi llorando, dijo:

-Antoine, ha llegado el momento. Esto es por Francia.

  Tristan miró, y quedó impactado. Nunca hubo un segundo paracaídas. Nunca hubo un escape  seguro para los dos. Alguien debía sacrificarse. El pobre hombre se sintió un idiota, mientras pensaba como podría haber creído que Antoine lo mataría. Mientras que su general era quien se estaba por sacrificar.

  Tristan se quedó impactado al ver el avión estrellarse contra el edificio donde Frank Mullier estaba. Acto siguiente, la torre se envolvió en una bola de fuego. Todos, incluyendo a Antoine, habían muerto.

*     *     *

  Poco tiempo después, la paz y la libertad llegó para Francia. Sin embargo, eso poco importaba para Tristan, había perdido un amigo. 

  Antoine murió protegiendo lo que creía. Se sacrificó por lo que mas amaba, il est mort pour son amour, pour la patrie, pour France.

  Hasta siempre al hombre que, desde ese día, para Francia, es nada más y nada menos que un héroe: Antoine LeGocq
 





Héroe: Antoine LeGocqDonde viven las historias. Descúbrelo ahora