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A casi unos días de la competición, la jovencita había estado tan ocupada que ya casi no pasaba tiempo con el chico, además de que este la estuvo evitando.
- ¡Usui-chan! - El grito de Hiroko desde la cocina la alerto. - ¿Podrías llevarles la comida a los chicos? - Pregunto dedicándole una tierna sonrisa, a lo que ella asintió y tomo la comida que le extendía. Antes de salir, se colocó un suéter para proteger su delgado cuerpo del frio viento de afuera y se dispuso a caminar.
Al llegar, Yuko y sus pequeñas la saludaron y la invitaron a ver a los chicos practicar. LA chica rechazo amablemente la invitación y solo dejo la comida en el mostrador y le pidió a Yuko que si podría dársela a los chicos, esta acepto y Usui salió del lugar, poniendo una mueca de desagrado al sentir el frio del lugar, que a pesar de toda la ropa que llevaba encima, había logrado entrar y darle escalofríos. Usui odiaba el frio, con todo su ser. Le recordaba su época en Rusia y la vez que casi muere. Se apoyo en una pared, cerro los ojos y se abrazó a si misma buscando un poco de calor.
"La molesta sensación de frio y el sentir que su garganta se cerraba poco a poco de manera dolorosa impidiendo que respirara correctamente, parecía darle aviso de que pronto seria su final."
Abrió los ojos y miro con detenimiento donde estaba parada. Se abrazo aún más fuerte y no pudo evitar recordar la misma sensación en el fondo de su estómago. Temblorosa solo decidió irse y terminar su trabajo. Tan distraída estaba que no se había dado cuenta de cuando alguien se le acerco y la tomó del brazo. Asustada dio la vuelta y se tranquilizo al percatarse de que solo se trataba del deportista, que la miraba de manera penetrante como si estuviera buscando algo.
- ¿Pasa algo? - Pregunto tranquila moviendo levemente su brazo, a pesar de eso el chico no se veía con ganas de soltarla o siquiera reaccionar. – Hey, Plisetsky. - Chasqueo sus dedos en su rostro con la intención de que le dijera que pasaba, Yuri reacciono parpadeando varias veces pero seguía sin decir nada. - No hagas eso de nuevo, da miedo. - La chica volvió a hablar.
- ¿Por qué no entras a la pista? – Cuestiono sin rodeos.
- Información clasificada. - Usui se llevó el dedo índice a la boca en forma de broma, esperaba aliviar la repentina tensión que había entre ellos.
- ¿Después de todo no me lo vas a decir? - Dijo con un tono extraño que ninguno de los dos supo identificar.
- No, seria revelar demasiada información de golpe y no quiero que te descompongas. - Lo que decía la chica era sin pensar, esperaba que la sarta de tonterías que soltaba distrajera un poco al rubio y la dejara en paz.
- ¿Ah? - Yuri no entendió lo que dijo. - ¿No confías en mí? - Las ganas de conocer esa parte "dañada" de la chica eran muy grandes, ella en general le resultaba un misterio andando. Para empezar no se parecía nada a la familia de su rival y tenía unos cuantos problemas y situaciones que le permitió mirar, sentía que la chica le debía toda esa información por haber estado ahí.
- Apenas nos conocemos, además...- Inhalo fuertemente. - Me miras igual que el resto, no soy tu jodido entretenimiento Plisetsky. - Dicho eso se soltó del agarre y continuo su camino.
...
- Oye tú. - El rubio le hablo de repente a Yuko que estaba acomodando algunas cosas en el mostrador.
- ¿Qué pasa? - Le respondió.
Antes de preguntar lo pensó mucho, pero su curiosidad era más fuerte.
- ¿Por qué la paliducha no entra a la pista?- Decidió intentar preguntarle a ella y guardar la información, era demasiado egoista todo lo que estaba haciendo y al final no pudo evitar sentirse culpable.
- Oh...- La chica se sorprendió un poco por la pregunta. - Pues...- No planeaba contárselo por lo que le dijo que no lo sabía y se despidió de él.
Frustrado, tomo sus cosas y alcanzo a Yuuri y Víctor. Cuando llegaron al hotel inmediatamente se dirigió a buscar a Usui y ofrecerle una disculpa. La realidad era que si sentia la necesidad de ofrecerle una disculpa, habia cruzado una linea que la chica se esforzaba por tapar. Entro a la habitación que compartían y corrió la cortina, pero la chica no estaba allí. Salió del cuarto y pregunto por la jovencita.
- En su cuarto. - Mari le dijo señalando la habitación. Un poco molesto y pensando que era una broma, azoto su pie contra el piso y dijo que no estaba ahí. Mari lo miro incrédula y rápidamente les hablo a todos para saber donde estaba. La gente que estaba en el hotel no la había visto llegar después de que saliera al "Ice castle". Preocupados, unos llamaron a la policía y el trio de deportistas salió de la casa con linternas en mano y preguntando por todo el pueblo si la habían visto. El que se veía más preocupado era Plisetsky, entro a todos los posibles lugares donde podrían encontrar a la chica y preguntaba a la gente intentando ser lo menos grosero. Y se dio cuenta de lo cuanto le agradaba aquella jovencita.
