Capítulo 18: La historia oculta de Rowan. 😵

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Los cinco chicos se encontraban en el lobby del hotel; estaban conversando sobre sus vidas y recuperando el tiempo perdido por las universidades. Henry siempre contaba sus historias sobre cosas paranormales que le habían sucedido en su niñez; Ryan era más distinto: hablaba sobre la primera vez que se cayó estando en sus patines. Todo era armonía. Ryan no dejaba de mirar a Rowan, y viceversa.
    De pronto, Ryan decide sacar un tema de conversación distinto a los últimos temas.

     —Hace muchísimo que no veo al señor Houston —dice el chico a Rowan. La chica sonríe porque nunca había vuelto a comentar sobre su padre.

     —Él, hace casi dos años, asumió la gobernación de New York —contó Rowan. Ryan fue el único en sorprenderse; Henry se reía de él.

     Ryan dijo que eso es magnífico, y cómo no pudo haberse enterado de semejante noticia. Es verdad: estuvo cuatro años en otro país, pero era un acontecimiento importante para la elegante familia Houston.

     El chico de los lentes cuadrados se puso a pensar: ¿Carl Houston aún lo recordará, a pesar de él haber estado presente en su despedida? Quiso preguntarlo, pero se le adelantaron.

     —Antes de mudarme a Massachusetts, mi papá me dijo que, al volver a New York de vacaciones, me tendría una sorpresa que te involucraba —volvió a decir Rowan, esta vez, mirando directamente a Ryan.

     Ryan tragó grueso. No veía al temible exalcalde de Manhattan desde hace cuatro años.
Henry aprovechó para burlarse del tema.

     —Seguramente quiere envolverte y regalarte a Rowan —río luego de terminar. Pensó dos segundos y volvió a decir—: OK, eso sonó muy enfermo.

     —Deja tus planes maquiavélicos para otro día, Henry —se burló Bella.

     Todos rieron. En ese preciso momento, todos se dieron cuenta que extrañaban tanto estar juntos, aunque no estuvieran completos del todo...

De un momento a otro, Rowan pasó de reírse a una chica más seria de lo normal. Miró a Bella y suspiró levemente.

     —Nunca les he hablado sobre mi mamá, ¿cierto? —preguntó la rubia. Todos la miraban atentamente. —Es algo que nunca acostumbro a hacer. No porque no quiera, sino porque no puedo terminar. Es... difícil.

     Los cuatro chicos expresaron su entendimiento hacia ella. Rowan pareció agradecer ese gesto con una sonrisa... algo fingida.

     —Todo comenzó hace doce años; yo, en aquel entonces, tenía seis años. Era una vida totalmente común y corriente a la mayoría: papá y mamá juntos, mi hermano Ben, con estudios al día; trabajo estable y todo en orden. Mi mamá era la mejor abogada del país, y mi papá, que al lado de mi mamá era el hombre más feliz de todos, a penas comenzaba en la política. Trabajaban sin parar. Casi nunca tenían tiempo para estar conmigo, solo parte de la noche. Dos años después, a mi mamá le empezaron a presentar problemas en su cuerpo: fiebre muy frecuentemente; bajó de peso muy bruscamente y, casi todos los días, sufría de sangrado nasal. Realmente no sabía el porqué a todo esto, o cómo se originaban dichos síntomas. No quería ir al doctor, aunque mi papá y yo insistiéramos.

     »Cuando mi mamá se dio cuenta de la gravedad de sus síntomas, fue a un doctor, junto a papá, a Ben y a mí. Recuerdo la cara del doctor al decirle cuál era la causa de su fiebre, su pérdida de peso y su sangrado nasal. Era que padecía leucemia.
Pasaron un par de meses, ella seguía el tratamiento y sus terapias. En ese preciso momento, ella comenzó a pasar más tiempo junto a mí. Me enseñó a cocinar, y a un par de cosas más, dignas de una ama de casa. No sabía qué tanto iba a poder tenerla, o cuánto tiempo duraría a mi lado. No tenía ni la más mínima idea de su enfermedad. Cuando mi papá trató de explicarme, yo no sabía bien qué tan grave era. Pero ahora me arrepiento como nadie por no haberla sabido aprovechar cuando podía; cuando tenía la oportunidad de abrazarla y decirle que la amaba. O aquellas veces en las que solíamos salir los cuatro al Bryant Park, era mágico.

     Se observó cómo corrió una lágrima por la mejilla de Rowan. Hablar sobre su pasado le dolió más que nada. Ninguno de los chicos sabía qué decir, y ninguno sabía que su mamá había muerto a causa de la leucemia.
     Era un tema complicado, y Henry se abstenía de comentar algo para hacerla reír. Fue en ese momento que Ryan se acercó más a la chica y la abrazó. Sofía, Bella y Henry eran expectantes. Si había alguien que podía apagar todo mal de Rowan, era Ryan.

Eran casi las 22.00, y Ryan convenció a Rowan de irse a dormir, junto a Sofía y Bella. La chica de ojos azules aceptó y las tres cruzaron la puerta que llevaba al dormitorio de Bella.

Ryan's POV.

Ya en su habitación, Ryan estaba tendido en su cama, pensando en qué debía hacer mañana cuando Rowan esté de mejor ánimo. De repente, sintió una vibración cerca de su oreja... Era su celular, lo había dejado ahí y estaba avisando que había recibido un mensaje de WhatsApp. Era el chat de Adalia Glücksmann.

     —Hola, Ryan. Mañana paso por el hotel para visitarlos. Besos.

     Ryan, exaltado, fue corriendo a decirle a Henry que mañana iría la chica más hermosa de Estados Unidos a su casa.

ROWYAN | Temporada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora