Ryan, Henry y Arnold por fin podían gozar de libertad plena: las chicas se habían marchado al centro comercial. El ruido del carro en marcha, fue lo mejor que los tres chicos pudieron oír en siglos. Arnold salió de debajo de la cama, y se sentó en ésta.
— ¿Todos comprendemos la situación? —preguntó Ryan. En su voz se distinguía una pequeña nota de liderazgo.
—Claro —contestó Henry—. Debemos ayudar a Arnold con Bella. Todos sabemos que Bella es muy escéptica —Henry miró a Arnold y entendió que éste no sabía qué significa esa palabra—: O sea que no es de creer fácilmente. Debemos esforzarnos mucho en cómo convencerla de que tú jamás la has engañado.
—En la Universidad estudia el hermano de Frankien, el chico con el que está saliendo, y casi siempre está vigilándome —contó Henry—. Una vez estaba hablando con una amiga, de casualidad, y él no me quitaba la mirada.
Ryan hizo un gesto de asombro, al igual que el chico de cabello negro. Si bien era cierto lo que Arnold contaba, quería decir que todo fue un plan entre el novio de Bella y su hermano. Parecía que Arnold nunca tuvo la intención de parecer infiel.
—Hubo una vez que la acompañé a su casa, en mi coche —prosiguió, después de la interrupción del narrador—. Detrás nuestro venía otro coche, de color negro. ¿Adivinen quién era?
Ryan adivinó. Era el puto psicópata del hermano de Frank. Parecía que todo estaba en contra de Bella y su novio; primero, por haberlo acusado de algo que no hizo, y segundo, por no confiar en Arnold nunca.
Arnold tenía pensado darle una sorpresa cuando Bella regresara. Iba a hacerle una especie de 'regalo' y a expresarle TODO lo que sentía. Esperemos que con esto lo entienda.
—Nosotros estaremos apoyándote —comentó Henry—. Le haremos saber que tú jamás la engañaste.
Ryan objetó lo mismo. Los tres se abrazaron —no homosexualmente— y Arnold soltó:
—Gracias, hermanos. De verdad, no sé qué haría sin ustedes.
—Quizá no tener pareja —se burló Henry.
El tiempo transcurrió. Ryan y los demás se encontraban en su habitación, ansiosos de que por fin regresaran las chicas de sus compras. Arnold opinó que salieran a una tienda cercana para comprar algo que él necesitaba. Los demás chicos asintieron, y decidieron acompañarlo.
Era casi mediodía. Estaban paseando por las hermosísimas calles de New Jersey, concluyeron en frenar en una floristería. Arnold se bajó y compró un ramo de rosas.
— ¡Ay! —soltó Henry—. Qué romántico. A puesto que le encantará.
—Le regalé un ramo de rosas el día de nuestro aniversario...
Los ojos de Arnold se cristalizaron. Ryan sonrió tristemente; recordó el día en que él le entregó el collar de medialuna a Rowan. Ya saben, el último recuerdo antes de irse a vivir en Francia. Siguieron en su trayecto por las calles. Henry aprovechó a comprar sus infaltables cereales y galletas de chocolate, rellenas de chocolate y bañadas en chocolate. Volvieron al hotel, y en éste no se encontraba nadie aún, un alivio quizá para los chicos.
—Creí que ya habían vuelto —dijo Ryan, abriendo la puerta de su habitación. La PlayStation estaba encendida, había olvidado apagarla.
—Prepararé algo mientras las chicas vuelven —propuso Henry, y se fue hacia la cocina.
Al cabo de una media hora, más o menos, se oyó el sonido de un coche estacionarse frente al hotel. Era indudable que las tres chicas habían vuelto de shopping. Arnold se volvió a esconder, previamente había dejado el ramo de rosas encima de la cama, aguardando el mejor momento para salir y darle la sorpresa a Bella.
— ¡Huele bien! —dijo Bella al cruzar el living.
Sofía dijo que olía bien porque Henry estaba cocinado. Era obvio.
—Hola, Rowan —saludó Ryan, al sentarse en el comedor, que está muy cercano a la cocina.
—Hola, Ryan. Cuánto tiempo —bromeó la chica, e imitó al de los lentes cuadrados.
De pronto se oyó el ruido de una puerta abriendo. Todos cambiaron su mirada hacia el lugar donde provenía dicho sonido. Incluso Ryan y Henry habían dudado si era Arnold. Cruzó el living, y se posicionó delante de los chicos, acompañado de un ramo de rosas. Se acercó hacia Bella.
—Sé que no me creerás ahora mismo. También sé que estás confundida por toda la mierda que esas personas te han metido en la cabeza..., puedo entenderlo. Créeme que jamás te sería infiel en ninguna ocasión. No sería capaz de dicho acto tan nefasto. Me gustas desde hace años, y estoy perdidamente enamorado de ti, Bella. —La mirada de Arnold pasó del suelo, hacia los ojos de la chica pelirroja. Ésta lo miraba con escepticismo, aunque no lograba sonreír ni un poco.
Ryan, Henry, Rowan y Sofía aguardaban a la respuesta de Bella. ¿Qué dirá por fin? ¿Se decidirá en perdonarlo o seguirá con su orgullo? ¿Mintió su novio para hacer quedar mal a Arnold? ¡¿Arnold finalmente tenía la razón?!
—Lo siento, Arnold. Me encantaría creerte, en serio. Pero tengo pruebas de que sí me fuiste infiel en más de dos ocasiones. ¿Crees que antes de acusarte no me aseguraría? El hermano de Frank me envió fotos de ti con otra chica... besándose.
Ryan y los demás alucinaban. ¿UNA FOTO DE ELLOS BESÁNDOSE? El chico de lentes cuadrados le pidió, por favor, que mostrara la foto. Lo mismo hizo Arnold que no se creía nada. Era todo tan extraño.
—Quiero ver esa foto —pidió de nuevo Arnold—. ¡Jamás te he sido infiel, Bella!
—Juzguen por ustedes mismos. —Alzó su mano, y en ésta estaba su celular con una foto plasmada. Eran dos personas en un coche, un chico en el asiento de piloto y la chica en copiloto. Ambos frente a frente, besándose. El chico poseía los mismos rasgos que Arnold; mientras que la chica era de un cabello negro azabache.
Increíblemente, Ryan y los otros chicos estaban impactados. Hasta el propio Arnold no podría creer lo que estaba viendo. Dentro de tanta incertidumbre, Arnold objetó algo que llamó la atención de Ryan:
— ¡Jamás hice eso! —repuso—. ¡Las fotos son un montaje o no sé! ¡Realmente jamás hice eso, Bella! —cambió la mirada hacia Ryan—. Por favor, Ryan, tú debes creerme. Jamás le haría esto a la chica que amo.
Pero Ryan no sabía qué hacer o qué decir. Estaba bloqueado. No sabía por qué lado guiarse. Si por Bella, que objetaba algo que podía ser incierto, aunque logró arreglarlo mostrando una prueba contundente en contra de su exnovio; o por Arnold, quien había hablado seriamente con ellos, y mediante sus palabras demostraba que estaba diciendo toda la verdad.
—Será mejor que te vayas —dijo Henry—. No podemos permitir que un tipo como tú siga haciéndole daño a Bella. No es de hombres lo que has hecho.
— ¿Tú también, Henry...? —Arnold dio un paso atrás. Se marchaba. —Sólo quiero que sepan algo: Jamás le haría daño a la persona que amo, aún así esté en otro país o en otra galaxia. Nunca traicionaría un amor verdadero.
Salió por la puerta con el ramo de rosas en las manos. Bella se echó a llorar arrodillada al suelo. Ryan, Rowan, Henry y Sofía no lo podían creer. No podían procesar que un vínculo de su eterna amistad se haya roto por completo.
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ROWYAN | Temporada 2
RomantizmRyan es un chico que, inesperadamente y por obvia decisión de su madre, tuvo que alejarse de sus nuevas amistades y de la chica que le hizo volver a creer en el amor. Su viaje fue con rumbo a Montpellier, Francia. Ryan batalló contra los múltiples p...