Legado

Capítulo 39: Punto de inflexión

DISCLAIMER: NO SOY DUEÑO DE NARUTO, HINATA SÍ

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Nadie sabía realmente cómo inició la purga. Solo se conocen los rumores y susurros de los habitantes del pueblo. Algunos dicen que el mismo Yagura despertó de pronto y decidió exterminar a todos los usuarios con líneas de sangre vivientes porque eran una amenaza a su liderazgo y gobierno. Algunos dicen que decidió iniciar la purga luego del ataque del Clan Kaguya años atrás.

Una noche el Clan Kaguya decidió atacar a Kirigakure, su propia aldea. Mientras que la mayoría de los shinobis creían que eran un clan sediento de sangre, Yagura los convenció de algo diferente.

En vez de aceptar que el Clan Kaguya estaba, a falta de un mejor término, loco, Yagura esparció la teoría de que cada guerra y conflicto había sido por las líneas de sangre, las cuales afectaba a los shinobis, convirtiéndolos en poco más que bestias en busca de derramar sangre. La gente de Kiri fueron cegadas por su dolor y odio producidos por el Clan Kaguya y creyeron en lo que dijo su líder sin cuestionarlo.

Y así comenzó la purga. Por años Yagura y su ejército compuestos de miles de shinobis sin líneas de sangre comenzó a cazar y exterminar a cada uno de sus enemigos. Es la razón por la que Kiri había perdido todo contacto con el resto de las cinco grandes aldeas por años.

Los usuarios de líneas de sangre fueron forzados a juntarse y abandonar la aldea si querían sobrevivir. Terumi Mei se alzó entre sus filas y se convirtió en la indisputable líder del ejército rebelde. Mei comanda alrededor de cuatro mil shinobis quienes combatían para recuperar sus hogares. La peor parte es que están combatiendo a personas que una vez consideraron camaradas, amigos... amantes.

Luego de años de escaramuzas, batallas, sangre y muchas muertes, Mei decidió pedirle ayuda a una de las grandes aldeas, concretamente a Konoha, la más fuerte de las cinco. Tuvo suerte de que sus plegarias fueran respondidas y recibió a ocho fuertes shinobis para combatir por su causa.

Los dragones acababan de presentarse a la líder rebelde. Todos se prepararon y estaban listos para viajar y combatir en contra del régimen tiránico de Yagura. Los shinobis salieron de Konoha en dirección de Kirigakure. Los árboles parecían meros borrones por el rápido movimiento que llevaban. Mei ya se había marchado por unos días y no era bueno que estuviera ausente por tanto tiempo.

Mei estaba liderando al grupo. Estaba siendo flanqueada a la izquierda por Chojuro y a la derecha por Ao. La pelirroja estaba extremadamente complacida con la ayuda recibida y no podía esperar a terminar con la guerra. Chojuro por otro lado estaba temeroso. Podía sentir que eran poderosos shinobis y solo podía esperar que los shinobis no se volvieran en su contra.

Ao era otra historia. No confiaba en ellos en lo más mínimo. El pequeño altercado que tuvo con el líder de los dragones, Plateado, solo parecía incrementar su desconfianza. Algo no parecía estar bien sobre los dragones. Los Siete Espadachines de la Niebla nunca llevaron máscaras para cubrir sus rostros. Todo el secretismo lo estaba volviendo loco.

Ao alzó la mano e hizo un medio sello del tigre y enfocó chakra en su ojo, el que estaba cubierto por el parche. Su ojo brillo con un resplandor blanco y sus venas se resaltaron ligeramente, pero todo seguía oculto por el parche. Ao jadeó cuando vio el tipo de shinobis que eran,

"Son monstruos... todos y cada uno de ellos" pensó, intentando mantener su semblante sin cambios y no alertarlos. Sus niveles de chakra estaban fuera de los cuadros. El miembro con la menor cantidad era la Dragón Morado e incluso ella tenía los niveles de un Kage de alto nivel.

Ao casi se desmayó al ver la cantidad que el líder de los dragones poseía. Su chakra parecía diferente del resto, ya que era más brillante de lo normal y sus reservas estaban a la par con las de un Bijuu. El Dragón Plateado tenía más chakra que el propio Hoshigaki Kisame, quien era conocido como el 'Bijuu sin Cola'. Ao enfocó su Byakugan para intentar ver a través de sus máscaras y poder ver sus identidades.