-A sí que hay un reino llamado Chelo y ha perdido a su familia real.- sí.
- Qué descuidado de su parte.
- Sí, ¿no? Yo dije lo mismo. Pero los secuestraron y los trajeron aquí a nuestro mundo. O, al menos, eso es lo que ellos creen.
- ¿lo que creen quiénes?
- No sé, La policía o las fuerzas de seguridad o lo que sea de Chelo.
- Y entonces, ¿quiénes forman la familia? ¿Un rey y una reina?
- Sí, y cuatro chicos. Tres de ellos están perdidos; un príncipe de dieciocho años, una princesa de catorce, y otro príncipe, un niño de ocho.
- Y tú estás enterada de la existencia de este reino porque...
- porque encontré una especie de canal entre nuestro mundo y Chelo, dentro de un parquímetro. Lo he estado usando para escribirle cartas a un chico llamado Elliot Baranski.
Se hizo una pausa larga. Belle, que había estado haciendo preguntas, se volvió y miró a Madeleine.
Madeleine se encogió de hombros.
- supongo que suena un poco...
- Inesperado - dijo Jack desde el baño, donde estaba limpiado el retrete.
- parecen puras patrañas - Belle zambulló un cepillo de fregar en la cubeta que estaba junto a ella - patrañas innecesariamente complicadas - corrigió con aire pensativo -. ¿y quién nececita complicaciones en las patrañas?
Madeleine, Jack y Belle se encontraban en un apartamento en Cambridge, Inglaterra. Denny Michalski, el dueño del apartamento, era uno de los profesores que les daba clases en su domicilio, pero se había ido a ver al doctor por su asma. Les había dejado una tarea de Geografía.
El trabajo real de Denny era reparar el bardware de las computadoras, y su casa estaba plagada de cajas de herramientas y motherboards: no se podía dar un paso sin golpearse el dedo con una PC desarmada.
- Es una zona de catástrofe - había dicho Jack.
- Hay polvo y pelo de perro por todas partes - había añadido Belle -. Con razón tiene asma.
- En realidad no me conmueven las placas tectónicas - había reflexionado
Madeleine al observar la tarea de geografía.
De modo que decidieron que sería mejor limpiar el apartamento.
Durante la limpieza, Madeleine les contaba a sus amigos acerca del Reino de Chelo. Nunca antes lo había mencionado. ¿Por qué ahora?
Seguramente los productos de limpieza le habían aturdido el cerebro.
Abrió el grifo de la cocina para limpiar los restos de espuma. ¿Se puede meter el agua de nuevo en el grifo una vez que se ha ido por el drenaje?
No, pensó filosóficamente. No se puede.
Pero podía intentarlo.
- Olvídenlo - ordenó -. Lo inventé todo
- Déjame ver si entiendo - dijo Belle-, ¿has estado enviándote cartas con un chico llamado Elliot Baranski que vive en un reino llamado Chelo?
- supongo que suena absurdo - repitió Madeleine. Encontró la escoba apoyada contra el refrigerador y entonces comenzó a barrer -. Al principio pensé que era una broma y ese Elliot Baranski era solo un invento de alguien. Pero una vez entré en el Reino. Por una fracción de tiempo, una milésima de segundo.
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Las grietas del reino
FantezieLa princesa Ko ha ocultado dramaticamente la misteriosa desaparición de la familia real para mantener en orden el reino de chelo. Sin embargo. Si no logra que su padre regrese pronto podría estallar una guerra devastadora... por eso decide crear la...