Mi amiga fujoshi. → [Historia Yaoi/Gay] ←

• Final •

Narra David.

Cuando la luz del sol, ilumino toda la habitación, y de apoco el brillo me golpeo en toda la cara, pudiendo sentir el mismo aun con los ojos cerrados, fue cuando me digne a despertarme completamente. Y sinceramente, no me molestaría tener que acostumbrarme a despertar con Víctor a mi lado.

Enserio que pude haberme quedado un poco más mirando la espalda del menor, hacerle cariños en su suave piel y despertarlo con un beso de buenos días en la cabeza. Sí, totalmente como las parejas súper asquerosamente cursis.

Pero la erección mañanera con la cual desperté, no quería seguir ese plan, y debía ir a encargarme de Fifi con la ayuda de Manuela antes de que el pelinegro despertará, o me asesinaría insultándome con que intenté violarlo, o que soy un pervertido, o tal vez me diría que podría ayudarme con mi problema y...

«¡David! ¡Concéntrate, al baño, ya ya ya!»

-Uhm...- Sintió como Víctor se estaba despertando y de a poco estirando su cuerpo aun estando en la cama. Movía los brazos, levanto un poco su espalda y pude escuchar cuando sus huesos tronaron, solo esperaba que no sintiera nada por ahí atrás, puesto que mi amiguito estaba muy cerca de su trasero y si me movía él sabría que estoy despierto.

Pero lo que menos quería ocurrió y cuando sentí la fricción de mi erección contra su trasero, no pude soltar un pequeño gruñido, y ahí fue donde Víctor automáticamente dejo de moverse.

-¿Da-David?-

-¡Buenos días, amor!- Deje un beso en su cuello, sabía que le cause cosquillas cuando sentí el leve temblor en su cuerpo.-¿Cómo amaneciste? ¿Bien? ¿Increíble? ¡Porque yo amanecí de lo mejor, porque fue a tu lado! JAJAJAJA- Me encontraba muy nervioso, él solo se giro en la cama, para mirarme seria y fijamente, aunque con un lindo y adorable sonrojo adornando sus mejillas, pero no pude evitar lo inevitable y su mirada se dirigió al bulto que había entre las sabanas, aumentando su sonrojo, solo que esta vez se podría decir que toda su cara estaba completamente roja.

«Es tan malditamente adorable, y gruñón, ahg»

Lo gire como estaba anteriormente en la cama, y sin pensar en las consecuencias que podría haber lo tome de la cintura y la acerque hacia mi zona que pedía atención, desde ya hace un rato.

-¡T-tú maldito adolescente con... ah˜... hormonas alborotadas!- Coloco sus delicadas manos sobre las mías, intentando alejarme de él sin lograrlo.  Aproveche su mal movimiento, y tome sus manos colocandolas detrás de su espalda, para después colocarlo boca abajo con facilidad.

-Hablas mucho, amor.˜ Dije, acomodando de nuevo mi polla entre sus nalgas y simulando lentas embestidas, aunque lo desvestí rápidamente al igual que a mi para que la ropa no nos estorbara y así poder sentirlo mejor, para después darle un beso tal vez un poco necesitado, separándonos cuando  la necesidad de aire se hizo presente entre los dos.

«Quiero besarlo, pero también quiero escuchar sus excitantes gemidos, ambos son tan adictivos, diablos»

-¿Vas a me-meterla? ¡Ahh!˜ Preguntó un temeroso Víctor, con sus ojos cristalizados tal vez por la excitación o por el miedo al dolor que pueda llegar a sentir. Llene de besos su lindo rostro cuando una lagrima de mi pequeño amenazaba con salir, aun sin detener la simulación de embestidas con las que llevaba rato.

-No haré nada que no quieras, bebé.- Me detuve totalmente solo para concentrarme en el pelinegro, en verdad quería unirme con él, no solo porque estaba excitado, sino también porque sabía que él es la pareja correcta para mi, y si no lo era pues al diablo con todo porque solo lo quería a él, no se esforzó por su amor y confianza solo por diversión.