—Félix, ¿puedo hacerte una pregunta?
Él levanta la vista hacia a mí, había estado bebiendo su café el cual era parte de un enorme desayuno. Me pregunto si no habrán sospechado de él comiéndose todo eso.
—Lo que quieras, dime.
—¿Quién es Mirna?
Ese nombre rondaba por mi cabeza desde que lo había escuchado la noche anterior, la forma y las circunstancias en que la nombraron me ponían inquieta. Parecía que entre Félix y ella había cierta familiaridad ya que hasta los guardias bromeaban con eso.
¿Acaso era común que Félix estuviera besando a la tal Mirna en mitad de la noche?Me avergonzaba preguntarle sobre eso, no quería sonar como la típica novia celosa después de todo ni siquiera había una etiqueta oficial entre Félix y yo.
—No tomes en serio lo que pasó anoche, Mirna es una amiga de la infancia prácticamente crecimos juntos —por mi parte asentía mientras él hablaba—. Voy a ser completamente honesto contigo, pasó algo entre nosotros mucho antes de que me asignaran como tu ángel.
—De acuerdo. Ahora estoy confundida... acabas de decir que entre ustedes hubo algo y supongo que fue de adolescentes ¿cierto?
—Sí —Félix respondió sospechando a dónde iba con todo esto.
—Y luego terminaron cuando te designaron y eso supuestamente ocurrió cuando yo nací...pero ahora tú y yo tenemos la misma edad...
—Estás muy preguntona esta mañana —sonrió —. Pero está bien, lo entiendo y voy a aclarar todas tus dudas. A ver... —suspiró —¿Por dónde comienzo?
—Por el principio quizás.
—En teoría y según el mundo de los humanos, debería tener veinte años más que tú. Pero aquí tengo unos veintiuno.
—Vaya definitivamente no luces como de cuarenta años —solté una risa.
—Justamente porque no los tengo. La cosa es así: los ángeles nacen y crecen como cualquier humano, tienen su infancia y adolescencia. Cuando cumples los veintiuno llega el momento de la selección, las autoridades te designan como ángel protector o te dan otro cargo en la sociedad de Vallisneria, guardias, profesores, empleados, o futuros políticos que luego serán parte de las autoridades.
Aquellos que son ángeles tienen la juventud eterna, o por lo menos se quedan atascados en los veintiuno y tiene una razón, se necesitan de ángeles jóvenes y fuertes para enfrentarse a todo lo que ocurre allá con los humanos.—Wow, o sea que pasarán generaciones enteras y tú seguirás luciendo tal como ahora. ¿Eres consciente de que tienes algo que las personas han buscado desde hace siglos? Ser joven para siempre.
—No es tan bueno como suena, los demás que no son asignados como ángeles van a envejecer y eventualmente morirán. Uno de los guardias de la otra noche era mi mejor amigo en la escuela y a él le tocó crecer...
—No lo había pensado así...y ¿soy tu primera asignada?
—Claro que sí, hace unos veinte años me dijeron que estaba a punto de nacer una bebé en un pueblito de Virginia y juré que iba a protegerte dejando atrás toda distracción... no conté con que iba a enamorarme de ti.
Mi corazón se derritió al escucharlo decir eso. Félix había roto las reglas por mí, sabía que sus sentimientos eran reales porque seguía dándolo todo a pesar de los impedimentos.
Lo besé. Lo besé varias veces, y ya hasta podía decir que lo amaba.
Lo que sentía era fuerte, haría cualquier cosa por él, de hecho ya lo hice, lo seguí hasta el fin del mundo.—Ven —dijo tomando mi mano, me puso de pie y me guió hasta un armario—. Usar ésta especie de capa no es extraño aquí, es para cubrir tu cabello.
Se trataba de una tela azul la cual la ataba en mi cuello y llagaba hasta mis pies con una capucha que cubría mi cabeza, era cómoda y me veía bien con ella.
—¿Con esto puedo ir a donde quiera? —pregunté emocionada.
—Sí, sólo no hables con nadie por ahora, aún debes conocer mucho más para no parecer fuera de lugar.
—De acuerdo ¡vamos! —comencé a empujarlo hacia la salida.
—Pero no puedo ir contigo ahora mismo, a esta hora debería estar rogándoles a las autoridades que me dejen ir a verte, debo seguir actuando como siempre —se encogió de hombros—. Puedes explorar todo el Edificio de Congregación pero nada más.
—Perfecto para mí —le dedico un guiño de ojo y un último beso antes de irme.
Apenas puse un pie en el pasillo la adrenalina me recorrió el cuerpo. Me sentía como en Harry Potter, de verdad esperaba que haya pasadizos secretos o cuadros que hablan.
Durante el tiempo que llevaba caminando de aquí para allá no había notado nada fuera de lo común. Tampoco me había cruzado con nadie que pudiera sospechar de mí, es más parecía que ninguna persona vagaba en el edificio todos estarán haciendo su trabajo, afuera se escuchaba más ruido que aquí dentro.Una enorme puerta doble de madera llamó mi atención y más aún después de leer el cartel de la entrada: "Biblioteca"
La empujé y, efectivamente, estaba abierta al público. Entré, deslumbrándome por la enormidad del lugar. Las hileras de estantes repletos de libros cubrían dos pisos totalmente. Una escalera dorada conectaba los dos salones, había mesas y algunos sofás.
Una vez que llegue al segundo piso me di cuenta que la vista desde la entrada no le hacía justicia, era mucho más profundo dando la impresión de que estás sumergido cada vez más en los libros.Era una biblioteca soñada, un lugar que jamás pensé encontrar y parecía mágica, sentía cómo se hacía más grande mientras más exploraba.
El día se me pasó entre lecturas había encontrado el lugar donde podía satisfacer mi curiosidad sobre este mundo, los libros de historia nunca habían sido tan interesantes como ahora.
No tenía idea de la hora, pero se sentía que había pasado mucho tiempo.Al salir me crucé con otras personas, pero pasé desapercibida. Varios usaban capas como la mía, la diferencia era que ellos la usaban por gusto no tenían nada que esconder, aún podía ver asomar sus mechones de pelo rubio blanquecino.
Me di prisa en llegar hasta la habitación de Félix, para mi suerte recordaba el camino perfectamente.
Ya a punto de llegar escuché unos pasos cerca, no eran lentos ni tampoco atropellados, igualmente desconfiaba. No sabía de quién se trataba pero era consciente que una mujer encapuchada entrando apurada a la habitación de Félix podía levantar sospechas.
Intenté caminar rápido y llegar a la puerta antes de que la persona doblara por el pasillo.Casi logro esconderme exitosamente de no ser que, por las prisas, al cerrar la puerta, la parte de abajo de la capa quedó atascada, ahora un pedazo de tela azul colgaba hacia afuera pero lo importante era que yo estaba dentro y sin ser vista.
Iba a suspirar de alivio cuando sentí que alguien jalaba de mi capa. Me quedé inmóvil, ni siquiera respiraba, esperaba que quien fuera que estuviera del otro lado olvidara éste asunto y se marchara, pero mis ruegos fueron en vano. Finalmente tocaron la puerta.—¿Félix? —toc, toc, toc... continuaba tocando —. Lo que tienes de lindo lo tienes de torpe, te olvidaste esto aquí —rió una voz femenina —¿Estás ahí? Soy Mirna...
Rápidamente me deshice de la capa y me alejé de la entrada. Mi pecho subía y bajaba en una respiración errática, no entendía por qué pero me sentía acorralada y un escalofríos me recorría de pies a cabeza.
Hola!! Otro capítulo...
Tengo una pregunta para ustedes, estuve pensando en hacer un trailer para Jack Frost y quiero que sean participes de ello. La cosa es que necesito un reparto, un Félix y una Nina de carne y hueso, tengo algunos en mente pero quería consultar su opinión.
Así que, para ustedes, ¿que actor/modelo/cantante/famoso sería un buen Félix? ¿Y para Nina? Tengan en cuenta algunas caracteristicas fisicas, Félix es alto, delgado, de piel clara y cabello rubio claro; Nina tiene la piel palida y el cabello entre cobrizo y pelirrojo, aparte de esos detalles pueden ser cualquier persona. Escriban en los comentarios sus opciones ⇓⇓
❥Los quiero ❥
ESTÁS LEYENDO
Nieve de Plumas ©
FantasyLibro #2 bilogía Mágico Invierno [Continuación de "Nieve de Cristales", necesario leer antes para entender ésta] [Completa] Nina Cleveland había vivido la aventura más fascinante de su vida y encontró a esa persona especial, pero de un día para el...