Capítulo 15

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Nina

La noche anterior había sido más que perfecta. Todavía me cosquilleaba la piel, me había sentido querida y deseada y lo mejor era que mi amor era correspondido.
Íbamos a ser muy felices, todavía no estaba segura cómo ni cuando, pero lo lograriamos al final.
Desperté antes que él, mejor así podía apreciarlo a mi gusto sin sonrojarme al ser descubierta.

Tenía un perfil perfecto con una piel de porcelana y unos pequeños rizos rubios que caían sobre su frente. Era exactamente lo que uno esperaría de un ángel.
Decidí levantarme a buscar el desayuno, era mi turno de sorprenderlo.

Era muy temprano, nadie merodea a estas horas por el comedor. Sólo tomé mi capa al pasar, por cualquier cosa, sin embargo iba a ponermela recién al llegar al salón.

Grave error.

Apenas caminé unos pasos por el pasillo fuera de la habitación cuando choqué de frente con ella, Mirna.
Sus ojos se abrieron como si un fantasma estuviera delante de ella, al ver mi cabello rojo casi grita.

Me congelé en mi lugar sin saber qué hacer, era demasiado tarde para cubrirme.
Mirna me analizaba de pies a cabeza y sentía que hasta podía percibir que había estado con Félix, bueno, además del hecho que salía de su habitación a estas horas.

Félix podría no darse cuenta, como todos los chicos, que Mirna estaba enamorada de él. Si bien era la primera vez que nos veíamos cara a cara, su mirada para mí demostraba que yo no era de su agrado.

—¿Quién eres tú? —preguntó un poco agitada.

—Ahh...

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo...

—¡¿Qué se supone que haces saliendo de la habitación de Félix?!

Lanzaba una pregunta tras otra sin dejarme responder, sumado a que su tono de voz aumentaba cada vez más armando un escándalo.

—Tú...eres una...una humana —pudo decir al fin.

—Sí pero por favor no digas nada —le rogué.

—¡Estás loca!

Todo ese alboroto logró despertar a Félix quién, para agregar más leña al fuego, salió de la habitación solo en sus pantalones y sin camiseta.

—¡Félix qué es todo esto! —exclamó Mirna.

—Calmate, déjame explicarte...

—No me digas que ella es...

—Sí.

Ambos hablaban como si yo no estuviera parada allí a tan sólo unos pasos. Los ojos de Mirna iban de Félix a mí, comprendiendo que nuestra relación iba más allá que un ángel y su asignada.
De repente lágrimas cayeron por su rostro, comenzó a llorar mientras aún hablaba con Félix pero esta vez con voz más baja.

Él la tomó de los hombros e hizo que lo mirara fijamente, pronunció unas palabras, Mirna se veía más tranquila. Sin embargo, solo negaba con su cabeza y por último se soltó del agarre de Félix para voltear y huir de allí.

—¡Mirna! —Félix la llamó pero no hubo caso por lo que decidió ir tras ella.

No sabía cómo reaccionar, ¿acaso había corrido directo a delatarnos? No lo sé pero esta era la primera vez que me sentía realmente en problemas.
De lo que sí estaba segura es que Mirna había quedado dolida, lo vi en sus ojos, ella está tan enamorada como yo.

                              ***

Félix

—Mirna abre por favor.

Llevaba unos buenos minutos golpeando su puerta. Por un momento temí lo peor, pero ella solo se encerró en su habitación y estuvo así un buen rato.
Ya a punto de darme por vencido, abrió un poco solo para dejarme ver parte de su rostro.

—Mirna no te pongas así, solo son unas estúpidas reglas...

—No lo entiendes.

Se alejó del marco de la puerta hacia la habitación dejándola abierta por lo que me atreví a entrar.

—Entonces no entiendo de qué se trata todo esto.

—Yo lo sabía Félix, sabía que había algo más detrás de tu comportamiento. Pero creo que quise ser ciega, ¿eres consciente de lo que estás haciendo?

—Perfectamente y ya no hay vuelta atrás, no puedo vivir sin ella.

Mirna cerró los ojos y respiró profundamente.

—Jamás quise involucrarte en esto, pero ahora solo necesito tu silencio, necesito saber que aún puedo contar contigo.

—Tú sabes que Magnus te vigila.

—Sí y también que alguien le informa mis movimientos y voy a descubrir quién es.

—¿En serio la amas?

—Más que nada.

Mirna tomó asiento sobre su cama. Por un largo rato solo se sentó con la mirada perdida en algún punto fijo y sin emitir palabra.

Decidí sentarme a su lado también, sin embargo ella continuaba sin mirarme.

—¿Aún cuento contigo? —le pregunté un momento después.

Mirna volteó lentamente, me miró fijamente y luego esbozó una sonrisa sin dientes cargada de tristeza y otra cosa que no pude distinguir con exactitud.
Se acercó a mí y me abrazó fuertemente. De alguna forma esa era una confirmación para mi pregunta.

                             ***

Nina

Ya estaba cansada de caminar por el cuarto de un lado a otro. No me atrevía a salir, no sabía cómo estaban las cosas ahí afuera.
La necesidad de saber me consumía ¿dónde estaba Félix? ¿había salido todo bien?

Para mi suerte no tuve que esperar mucho más. La puerta de la habitación se abrió de repente, dejándome ver a Félix seguido por Mirna.
Ambos ingresaron y simplemente se detuvieron frente a mí.

—Nina, ella es Mirna —nos presentó Félix.

Ella dio un paso adelante y me ofreció su mano para estrecharla. La tomé con algo de desconfianza, esa vibra extraña que percibía de ella todavía seguía allí y la historia que me había contado Félix la noche anterior no me parecía suficiente explicación para esto que sentía. Quizás se deba a mis viejos celos hacia ella o a la forma en que me había tratado, o porque quería lo que yo tenía.

Casi le supliqué a Félix con la mirada que me dijera por fin qué es lo que había pasado, si ya todo se había arreglado.

—Mirna me dio su palabra, guardará el secreto.

—Gracias —respondí.

—No hay de qué, pueden confiar plenamente en mí.

Por fin pude soltar el aire que no me había dado cuenta que estaba conteniendo. Le regalé una sonrisa sin dientes y ella me respondió de la misma manera.

—No hay nada que no haría por Félix...nuestra amistad va más allá de todo. Ahora, Nina, puedes considerarme tu amiga también.

—Estoy feliz de saber que contamos con tu apoyo —hablé.

—De eso que no les quepa la menor duda.

Félix se veía más que feliz de ver como habían resultado las cosas al final. Mirna estaba sorprendentemente tranquila con todo este asunto, teniendo en cuenta como reaccionó la primera vez que me vio.
Pero si Félix se veía completamente seguro de esto, entonces yo también le daría el beneficio de la duda.

Nieve de Plumas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora