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Organizarse no había resultado tarea fácil, pero Mathison suponía que era de esperarse cuando eras abducido sin ninguna razón. Más aun cuando de alguna manera todos tus recuerdos fueron de alguna manera, eliminados. Aún así él debía de admitir que Nick estaba haciendo un buen trabajo, el chico había logrado ganarse la confianza de los seis chicos con los que había subido por aquel ascensor. Mathison no confiaba del todo en él pero era el único de los chicos que le imponía una sensación de respeto, siendo el primero que se decidió a empezar la charla. Él podía notar como todos actuaban con precaución, creyendo que era mas conveniente afrontar la situación juntos pero no eran tan inocentes como para confiar ciegamente en los demás.

Para la tranquilidad de Mathison, Nick propuso investigar las cajas -ahorrándole a Mathison el tiempo de proponerlo- en las cuales para su suerte encontraron provisiones, un set de herramientas y unas especies de telas que tras una rápida inspección identificaron como hamacas. La mayoría de las reacciones no habían sido positivas ante esto ultimo, probablemente anticipando lo incomodo que serian. A Mathison definitivamente no le hacia gracia la idea, aunque debía reconocer que tenerlas era una tranquilidad, después de todo alguien los había encerrado en este lugar y podría haberlos dejado sin nada. Mucho mejor que dormir en el suelo, se repetía.

Tardaron en decidir en donde asentarían las hamacas, no se produjo ninguna pelea, ninguno de los chicos alzo la voz para imponerse sobre los demás; no, era algo que se notaba en sus caras, acaso era mejor aventurarse y cada uno dormir en una parte del bosque que se alzaba frente a ellos, o lo mejor seria mantenerse unidos. Finalmente todos se decantaron por la segunda opción- mas bien Nick lo propuso y nadie se negó expresamente- por lo que las instalaron cerca del bosque, apenas en sus principios evitando adentrarse. Quien supiera lo que se podrían encontrar allí dentro. Todo era desconocido y todos parecían estar de acuerdo, preferible prevenir que lamentar.

Sin mencionar cuando las grandes paredes de piedra comenzaron a moverse, encerrándolos en el pequeño terreno. El corazón de todos se había parado por un momento, Ted – el anterior chico que había mojado sus pantalones- casi consigue volver a ensuciar sus pantalones, de nuevo. Todos en silencio, incapaces de saber que decir. Ninguno salía de su asombro, aquello no hacia más que empeorar, quien estuviese detrás de esto definitivamente no era alguien común.

Luego de eso, uno de los chicos, uno llamado Alby, había conseguido hacer una fogata con un par de piedras y un par de ramas que había recolectado. Los siete se reunieron ante el fuego, compartieron unas de las provisiones- aquella que asemejaba ser carne pero cuya textura era dudosa- y compartieron agua en uno de los cuentos cacharros de cocina que estaban en la caja. Se habían desesperado al no encontrar agua en sus provisiones, temiendo que tuviesen que esperar una lluvia para recolectar un poco, pero Mathison durante un recorrido por el lugar había encontrado una vieja llave de agua, aquellas a las que era necesario bombear pero que afortunadamente funcionaba. Cuando el fuego estaba en sus ultimas, todos se dirigieron a sus respectivas hamacas, la del castaño estando al lado de un chico que se había presentado como Wilde. Un chico castaño y con ojos marrones como él. A diferencia de él, Wilde era unos centímetros más bajo y parecía ser mucho más optimista también –Wilde no dejaba de dedicarle leves sonrisas cuando ambas miradas se cruzaban, sonrisas que no eras correspondidas por el castaño. El chico tenia un físico similar al suyo, los músculos de ambos definidos pero el cuerpo de Wilde de alguna manera solía aparentar delgadez debido a la camisa holgado que traía.

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