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Podía decirse que Mathison era un conocedor del cuerpo de Wilde, un pasatiempo que el tiempo le había brindado. A diferencia de la creencia popular; las caderas anchas junto con una cintura definida y unos atributos prominentes, no solían inmutar al chico mayor. De hecho no podía imaginarse sentirse atraído por ninguna chica o chico, sin importar el tipo de cuerpo que estos tuviesen. Pero de alguna manera su cuerpo solía reaccionar ante el chico que tenia frente a él. Hombros anchos, un cuerpo sin curvas marcadas, algunos músculos haciéndose cada vez mas presentes por el trabajo que solía realizar diariamente, los rasgos de su cara eran toscos con una mandíbula prominente. Esos eran los rasgos por los que su corazón latía desbocado.
Con su mano palpando los ya tan conocidos labios del otro chico, Mathison los acaricia con su pulgar. La vista frente a él, - la del chico menor cerrando sus ojos dejándose llevar por el cálido toque – lo hacia sentir abrumado. Abrumado por la sensación de ser el afortunado capaz de presenciar tal escena, él y nadie más. Intercambiando su pulgar por sus propios labios, ambos chicos comenzaron a besarse sintiendo el peculiar burbujeo que se hacia presente en sus estómagos. Con su mano callosa, el castaño mayor acaricia delicadamente, como nunca había hecho con algo antes, la cintura del menor. Colando su mano por debajo de la remera ajena, el calor de la otra persona lo recibe. Se siente bien, las manos de Wilde sobre su cabello, tirando de este delicadamente al sentir como las manos del otro lo sostienen. La tersa piel bajo de sus manos le quema, pero Mathison podría rendirse ante las llamas si eso significaba no privarse de la maravilla que es Wilde. El mayor empuja el cuerpo frente a él hasta que este se topa con la fría pared del edificio de los baños, Wilde suelta un gemido ante el frio contacto que es ahogado en los labios del otro chico. Ambos castaños buscan sentirse el uno a el otro, manos aferrándose al contrario con pasión.
Mathison toma distancia de Wilde, no sin antes tomar el labio inferior del chico entre sus dientes y tirar de este, una sonrisa juguetona asomándose en sus labios al ver el rubor en las mejillas del otro. Wilde se pone en puntas de pie y ambos juntan sus frentes, los ruidos provenientes del laberinto son lo único que puede escucharse. Mathison puede sentir la respiración de Wilde chocar contra su cara, sus narices rozándose constantemente. Suelta una risa al sentir como Wilde se mueve suavemente, consiguiendo que las puntas de su nariz se rocen. Cuando el menor corresponde su risa, Mathison no puede evitar lamentarse. Para su mala suerte, las noches contra los baños bajo el fulgor de las velas, – velas las cuales lograron saquear de la cocina – no duran para siempre. El para siempre no existía, pero eso no impedía ambos chicos construyesen su propio para siempre al fugarse todas las noches.
-He escuchado lo que paso con Gally, - Mathison resopla ante el brusco cambio de tema. Por unos minutos había sido capaz de olvidarse de su situación actual y el recuerdo de su tortuosa realidad era algo que el chico no apreciaba. – simplemente deberías de ignorarlo. Puede que no lo parezca pero Gally esta tan asustado como cualquiera de nosotros cuando llegamos al área, su actitud solo es su forma de defenderse. Aparte, no es el único con una personalidad... complicada. – No era muy difícil darse cuenta que se estaba refiriendo a él. Mathison, conscientemente, hizo un puchero aniñado que hizo que el otro chico sonría. Feliz con el resultado, ahora con el ambiente menos tenso; Wilde continuo hablando. – Y lo sabíamos, no todos van a tomar bien, lo nuestro.
-Lo intente. Intente ignorarlo, pero él dijo unas cosas hirientes sobre ti y yo no pude... No voy a dejar que nadie te lastime. – La ira hirvió en él al recordar las palabras dichas anteriormente por las palabras del pelirrojo. Sus puños se cerraron involuntariamente, el chico mordió su labio inferior fuertemente.
-No lo harán. Pero reaccionar de esa manera no traerá nada bueno. Nick se veía muy enojado cuando lo escucho. Hasta esta considerando imponer unas reglas. – Wilde paso su pulgar por los labios del chico, -aquella acción hacia que su corazón lata desbocado- empapándolo en la sangre ajena que había empezado a correr. – Prométeme que no pasara de nuevo. –Luego agrego cuando vio las expresiones retincentes del otro chico: - Por mi, hazlo por mi.
-Puedo intentarlo. – Dijo Mathison mirándolo cautamente, dejando en claro que no era una promesa. No se creía capaz de hacerla, no cuando era tan fácil romperla. Y él definitivamente no quería ser quien decepcione a Wilde. Pero aun así, el menor sonrió complacido y volvió a juntar sus labios. Ambos indiferentes al hecho que la vela se había totalmente consumido, hecho el cual solo se percataron al separarse el uno del otro.
-Creo que ya es tiempo de volver, Sarten no va a estar feliz si saqueamos de nuevo su cocina.
-No, no creo que lo este. –Mathison deposita un beso casto en la frente del chico ante él. Con las manos unidas, ambos emprendieron su camino lentamente hacia los demás. Las palmas de ambos tanteando las superficies mientras sus risas se ahogaban contra los dientes presionándose en sus labios. Con dificultad, ambos arribaron a la hamaca de Wilde, donde el menor intento presionar un beso en los labios contrarios pero debido a la oscuridad termino siendo un beso en el mentón del otro. Las risillas afloraron de sus labios.
-¿No creen que ya pasaron la edad para escabullirse por las noches? – Una voz los interrumpió. Ambos chicos pegaron un pequeño salto, Wilde escondiendo su cara en el cuello de Mathison, este podía jurar que lo escucho soltar una pequeña maldición.
-No creo que aquí nadie sepa su edad con certeza, así que no lo se. – Mathison decidió romper el silencio al ver que el otro chico aún no se recuperaba del susto. Acaricio dulcemente la espalda del menor para darle un beso en la frente, ignorando a Newt y caminando a su hamaca en la cual no dudo en acostarse sobre ella de una vez.
-Buen punto, pero para la próxima intentaría guardar más silencio si no quisiese que los demás se enterasen de... sus salidas nocturnas.
-Newt, nos asustaste. – Wilde por fin pareció recuperarse del shock. Mathison no podía verlo bajo la débil luz que se filtraba por las ramas de los arboles pero podía saber que su chico estaba sonriendo. Asi era Wilde, un chico con una sonrisa siempre plantada y predispuesto a entablar una conversación en todo momento o lugar. Tanto que incluso a veces Mathison terminaba con una pequeña jaqueca por escuchar al más pequeño hablar todo el día, pero él no hacia comentario sobre aquello. Él disfrutaba de escuchar al otro chico hablar, aunque la mayor parte del tiempo se perdía en la vista de los delgados labios frente a él. –Gracias que fuiste tú, no quisiera imaginarme que haría Nick si nos viera. O Ted, él definitivamente le avisaría. ¿No vas a delatarnos, verdad? Se que Nick no tiene nada contra nosotros pero se que si supiera que no descansamos bien para trab-
-Wilde, no diré nada. – Newt habla, cortando de golpe la verborragia del chico. Mathison esta agradecido, si Wilde seguía con su monologo era muy probable que alguien se despertase de su sueño debido a tanta charla, y ahí no podrían escapar de los problemas.
-Gracias. Buenas noches Newt. – A lo que Newt simplemente suelta una risilla.
-Descansa Wilde. Mathison.
Mathison se ve incapaz de evocar fuerzas para corresponder el saludo, pero si las tuviese dudaría en responder. El castaño intenta con la poca luz vislumbrar al chico que los atrapo con las manos en la masa, pero solo logra ver figuras borrosas. Por un momento la oscuridad le hace creer que Newt le esta devolviendo la mirada pero probablemente es solo su imaginación. Solo asiente, sintiéndose un idiota al darse cuenta que nadie puede verlo, pero creía que al menos el otro chico se merecía una reacción aunque este no pudiese verlo.