Capítulo 30

9.3K 492 102
                                    

Narra Lauren

Me adelanté bastante a la primera clase, no sé cómo llegué tan rápido. Dinah estaba sentada en las pequeñas escaleras de la puerta principal y me saludaba efusivamente.

-Ey, Dinah, qué tal.

-¿Y tu siamesa?

-¿Camila?

-¿Acaso hay alguien más a quién te pasas todo el día pegada y nos lo estas ocultando? -preguntó sugerentemente alzando las cejas. Resoplé.

-Hoy no vendrá. Tiene algo que terminar y no sé que demonios es. Me tiene intrigadísima.

-Quizás esté adoptando.

-¿Qu... qué?

-Su amiga Marielle me dijo que le gustan las chinitas.

-No digas tonterías.

-Aunque conociéndola quizás adopte a una de 18 años para...

-DINAH.

-Perdón, perdón. 

-Anoche me hizo registrar la parte baja de la nevera con la excusa de que no se le ocurría qué cenar sólo para que me agachara.

-¿De verdad?

-Sí, y cuando me rodea con el brazo se le suele "caer" la mano en mi teta.

-Es que la tienes frustrada.

-Jugamos a adivina la película y representó Virgen a los 40, 7 vírgenes y 50 sombras de Grey.

-AJAJAJAJAJA OH, DIOS MÍO.

-Necesito mi tiempo.

-Lo sé, amiga, sólo bromeo. Nadie debe obligarte a dar el primer paso y si ella lo hace es que realmente no te ama y además busca que le parta la...

-Ella es maravillosa, tranqui, Dinah.

Ahí quedo el tema y el resto de la mañana transcurrió con normalidad. Al salir Camila me esperaba apoyada en un árbol, con gafas de sol y sosteniendo algo tras ella. Estaba especialmente sexy hoy con una chaqueta de cuero y jeans ajustados. Un grupo de chicas la observaba desde la acera, sonriendo coquetamente e incluso una de ellas la saludó a lo que Camila sólo frunció el ceño, seguramente porque no tenía ni idea de quién era.

-Amorrrrrrr. -remarqué la palabra mientras la abrazaba, para alejar a las arpías de ella.

-Hola, princesa. -me besó. -He traído a alguien conmigo. -la china, pensé inconscientemente. -¿Lauren?

-Oh, qué, sí, dime.

-¿Lista? ¡SORPRESA!

-AAAAAAAAAAAAAH, NO PUEDE SER, ¿DE VERDAD? 

Tras su espalda escondía un gatito del tamaño de una caja de zapatos de bebé. En una de nuestras recientes noches compartiendo cama le conté sobre un gato que tuve con apenas 8 años y que se ahogó en la piscina de mis tíos, todavía me acordaba de él y algún día quería volver a tener otro. Empecé a besarlo y a Camila en la mejilla turnando un beso para cada uno, la gente nos miraba extrañada.

-¿Entonces te gusta?

-Me encanta, Camz, en serio, muchísimas gracias. Pero... ¿este era tu gran asunto? Me refiero a que no lleva tanto tiempo comprar una mascota, no que el asunto en sí no sea grande, porque me has hecho la chica más feliz de Florida y del mundo.

-Pues no, no era el gran asunto.

-¿Y cómo ha ido el gran asunto?

-Perfecto, ha ido perfecto.

-¿Entonces ya me puedes hablar sobre él?

-No, esta tarde, a las 6 en punto. No te hablaré de él, sino que te lo mostraré.

-Vaaaaale. -el gato hizo un ruído extraño. -Supongo que tiene hambre.

-Tenemos que alimentar a nuestro bebé. Pero antes ponle nombre. Es macho.

-¿Nuestro bebé? -solté una risita. -¿Cuál te gusta a ti?

-Lucifer.

-CAMILA. -la miré con asombro.

-¿Satán? ¿Anticristo? Como la canción de The 1975.

-Recuérdame que nunca te deje ponerle nombre a algo. Mmmm... se llamará Azucarito.

-¿A... azucarito?

-Sí, porque es muy dulce, ¿verdad que sí cosa preciosa, rey de mi corazón? Ayyyy mírate.

-Me están dando arcadas. Los míos eran mejores pero bueno.

Nos dirigíamos a su coche y allí seguía paradas las tontas mirándola. Entré al asiento del copiloto y antes de cerrar la puerta les grité:

-TENEMOS UN HIJO EN COMÚN POR EL AMOR DE DIOS ALÉJENSE DE ELLA DESTROZA HOGARES. -cerré la puerta y Camila ruborizada arrancó rápidamente. Pude observar por el retrovisor a todas ellas con la boca abierta. Punto para Lauren.

-¿Era eso necesario?

-Te estaban violando con la mirada desde que has llegado.

Narra Camila

Al llegar a casa comimos, los tres juntos, porque Lauren ni siquiera soltó el gato mientras lo hacíamos. A pesar de que le repetí en varias ocasiones que el gato debía estar en el suelo y alejado de la comida. Me sentí una madre durante un rato. Estábamos los tres viendo la televisión cuando recordé que tenía que hacer una llamada. Me levanté despacio para no despertarlos, se habían quedado dormidos recientemente. Salí al jardín principal.

-¿Drew?

-Hoooola, bellezón, qué pasa.

-¿Recuerdas lo de hoy no?

-Sí, claro, aquí la tienes lista para cuando quieras.

-Ok, estoy allí en media hora.

Narra Lauren

Abrí los ojos lentamente. Me sorprendió encontrarme sola en el sofá.

-¿Camila? ¿Camz? -nada. De repente sonó un pitido enfrente de la casa. Lo ignoré y seguí buscándola pero el pito seguía incesantemente. Ya harta me asomé a la puerta para gritarle un par de cosas al desgraciado o la desgraciada que no paraba de hacer ruido.

-PERO QUE MIERDA TE PAS... ¿Camila? -estaba montada en una preciosa moto roja y sostenía dos cascos en las manos.

-Llámame Ghost Rider mejor. -me acerqué hasta ella.

-¿Qué haces subida a una moto? Te van a multar y no estás precisamente para tirar el dinero.

-¿Por qué iban a multarme si tengo licencia? Y, por cierto, es de un amigo.

-¿QUÉ?

-Este era el gran asunto, ahora también puedo conducir motos, ya nos más bicis para ninguna.

-BIEEEEEEN, ME ENCANTAN LAS MOTOS.

-LO SÉ Y A MÍ ES GENIAL. -estábamos moviendo las manos efusivamente como estúpidas. -Ejem, calma, mi reputación.

-Enhorabuena por la licencia, amor. -le di un profundo beso que me devolvió alegremente.

-Ahora coge una chaqueta y tus cosas y sube. Vamos a tardar en volver.

-¿Dónde vamos?

-Sorpresa.

-Demasiadas sorpresas en un día.

Cold as nobody (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora