Marcas sin Títulos

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Juegos de Riesgo

Segunda Parte

Arnold se secó el cabello, dejando que la toalla lo desordenara. Un alargado bostezo escapó de sus labios mientras limpiaba el espejo. Su reflejo le devolvió la mirada, ligeramente agotado pero con una pequeña sonrisa de complacencia ¿Cuántos años habían pasado? No reconocía al adolescente que una vez fue, ligeramente incómodo con su cuerpo en crecimiento y el rostro increíblemente inocente ¿O aun lo era? Arnold enmarcó una ceja, peinándose con los dedos para que el cabello cayera hacia atrás. Ya tenía veintitrés años, había crecido y gracias al club de básquet en la universidad su cuerpo se había fortalecido. Nunca había sido excesivamente musculoso, pero era atlético, su espalda se había ensanchado y sus brazos se definían cuando los tensaba ligeramente en alguna tarea mundana. Tanto tiempo en exteriores le había dado un ligero bronceado, en especial en el rostro y cuello, que eran las partes más expuestas.

- Oh, genial... -otra vez tendría que usar bufanda a pesar de estar en primavera.

Pero la enorme marca sobre su cuello no iba a desaparecer y hacía juego con las otras que tenía por todo el camino de sus abdominales y sabía que debía tener otras donde la toalla le cubría. Ya iba siendo hora de que hablara seriamente con Will sobre sus fijaciones orales o tendría que castigarlo seriamente. Esa tarde tenía entrenamiento y no quería recurrir a Lila para que lo maquillara otra vez con esos productos caros a prueba de agua, para que el equipo no lo molestaran.

Más de lo que ya hacían...

Aun así estaba sonriendo. Lo notaba, el reflejo en el espejo parecía divertirse de él, burlándose ligeramente, diciéndole en silencio que ambos sabían que esos pensamientos ya habían pasado por su cabeza más de una vez y nada había cambiado. No importaba la cantidad de castigos que implantase ni las veces que discutiera al respecto. A la hora de la verdad, el territorial pelirrojo dejaría sus marcas otra vez. Arnold rodó los ojos y salió del baño. El pequeño departamento era perfecto para dos universitarios. Lo bueno es que ninguno de los dos era desordenado y podían llegar visitas constantemente sin tener que correr a ocultar sus cosas.

Bien...

Casi siempre eran ordenados.

Arnold notó como la pequeña mesa del comedor se había vuelto, una vez más, el sueño de cualquier científico loco. Ni siquiera sabía que eran todos esos cables ni máquinas que hacían ruido. Will había iniciado una especialización en robótica y estaba trabajando en un gran proyecto. La última vez que le había explicado, parecía querer crear una Inteligencia Artificial que pudiese controlar pequeños cuerpos, como figuras de colección y las usara como extensiones propias para diferentes tareas. Algo sobre compañía y aprendizaje. Lo único que sabía era que una vez más tendría que desayunar parado porque no había un solo lugar para poner una taza de café. El rubio encendió la cafetera y abrió el refrigerador. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, había una torta de fresas y naranja con un pequeño letrero que decía "Arnold" ahí ¿Esa era la forma en que Will se disculpaba por el pequeño desastre? No iba a quejarse, ayer le había mencionado por mensaje de texto que tenía ganas de algo dulce pero había tenido mucha pereza para ir a comprar algo. Solo recordaba que el pelirrojo no había llegado cuando se había ido a dormir y al parecer simplemente había traído el trabajo a casa. Arnold sacó el pedazo de pastel, dejándolo en el mesón para que se enfriara y fue a su habitación para ponerse un bóxer y terminar de peinarse. Por un momento vio su armario y negó. En lugar de eso se encaminó al otro lado del corredor y abrió la puerta.

Mientras que su cuarto tenía un aire impersonal, lleno de libros, mapas y demás cosas, la habitación de Will estaba llena cada póster imaginable sobre videojuegos y ciencia ficción. El pelirrojo dormía enredado en unas mantas azules con pequeñas TARDIS por todos lados. En un sentido seguía siendo un niño. A los pies de la cama estaba su laptop y los headsets de Star Wars que él le había regalado la navidad pasada.

Cazando lo Desconocido [Cacería] «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora