Capítulo Uno: Una Noche Para Recordar

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  Los X-Men y su universo pertenecen a la compañía Marvel, lo demás es de mi autoría. Andrew es un homenaje a mi amiga Prince Legolas, ya que usó ese nombre para un personaje en su fic de POTC "Against All Odds".


La portada es una obra genial de @SamiKim9

Observaciones: Este fic está ambientado a finales de los sesenta e imaginé a los personajes con las facciones de James McAvoy y Michael Fassbender, y sus apariencias en las fotos promocionales de "X-Men: Days of Future Past".

Primer capítulo: Una Noche Para Recordar

"Septiembre de 1969"

"Mi nombre es Charles Francis Xavier y soy un telépata. He podido leer las mentes de los demás desde que tengo uso de razón y me ha servido para comprender y ayudar a las personas. Pero todo don conlleva un sacrificio y en mi caso ha sido olvidarme de mí mismo para pensar en los otros. Por eso escribo estas líneas, las escribo para mí, para descubrir qué siento, qué deseo y quién soy en realidad."

"Mi vida no ha sido ni fácil ni difícil, sino diferente. Dinero me ha sobrado desde siempre porque mi padre, el doctor Brian Xavier, no careció de prestigio, inteligencia, ni riqueza. Lo único que hoy, ya adulto yo y ya fallecido él, puedo reprocharle es una confianza demasiado ingenua en el género humano. Para mí este fue el defecto que lo llevó a morir a manos de su mejor amigo, Kurt Marko. Lamentablemente podría decirse que yo heredé esta debilidad, como me decía Erik Lehnsherr. ¿Quién es Erik Lehnsherr? No debo adelantarme."

"Siguiendo con el hilo de mi familia, si mi padre murió a manos de su mejor amigo, mi madre sucumbió a sus encantos y así arruinó su vida. Arruinarse la vida es un lento suicidio que nos lleva inexorablemente hacia la muerte. Mi madre, Sharon Xavier, transitó el oscuro y triste camino de la depresión y del alcohol hasta terminar acompañando a mi padre en el panteón de la familia. "

"A simple vista pudiera decirse que tuve una infancia desdichada pero jamás me faltó afecto. Cuando mi progenitora comenzaba a encerrarse en el alcohol, encontré una noche a la persona que se convirtió en mi única hermana y amiga, Raven. Ahora que llevo siete años postrado en una silla de ruedas. . ."

-Papá – sonó la voz aguda de un niño y un golpe en la puerta.

Charles guardó la pluma de oro y las hojas dentro del cajón del escritorio y rodó la silla para observar la entrada.

-Adelante, Andrew – concedió.

Un niño de cabello oscuro y rizado y sus mismos ojos azules, alto y espigado para su edad, entró dando brincos.

-Acabo de terminar mis deberes – anunció el pequeño, ansioso, mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás con las manos en la espalda -. ¿Puedo ahora ir a jugar?

-¿Acabaste con tu tarea de ciencias? – interrogó su padre, enarcando una ceja.

-Ya lo hizo, profesor – contestó Hank McCoy, también conocido como Beast, un monstruo azul, con el corazón de un oso de peluche y la fuerza de Frankestein. Entró detrás del niño y cerró la puerta -. Yo lo ayudé.

-Hank – suspiró Charles, echándose hacia atrás en el respaldo mullido -. ¿Seguro que apenas lo ayudaste, o preparaste tú solo un experimento demasiado avanzado para un niño de seis años?

-¡Papá! – protestó Andrew indignado -. Hank solo me ayudó a pegar los planetas.

Charles observó a su hijo con interés.

-¿Preparaste una maqueta del Sistema Solar?

-Sí papá. ¿Por qué no me crees?

Su padre le sonrió.

-Porque me estoy preguntando por qué si era algo tan sencillo no me pediste a mí que te ayudara. Podríamos haberlo terminado en quince minutos, no me hubiera quitado tiempo y habríamos trabajado los dos juntos.

-¿Estás celoso de Hank? – rió Andrew divertido.

-¿Por qué habría de estarlo, hijo?

Charles separó los brazos y el niño se arrojó en ellos, riendo. Le acarició los rizos y le plantó un beso en el centro de la cabeza.

-Puedes ir a jugar, Andrew – le susurró -. Te esperaré aquí en dos horas para que cenemos juntos.

Su hijo asintió.

Hank entró y tomó al niño de la mano.

-Lo traeré para que usted lo lleve al comedor en dos horas, profesor.

-Gracias – sonrió Charles y Hank entendió que no solo le agradecía el haber ayudado a Andrew con su trabajo de ciencias, o jugar con él, o regresarlo para la cena, sino en la invalorable ayuda que él y los demás mutantes le brindaban para que Charles Xavier pudiera educar a su hijo y al mismo tiempo ocuparse de la academia para jóvenes prodigiosos que había fundado en su propia mansión.

Cuando el niño y Beast se retiraron, Xavier regresó a su escritorio, sacó su pluma y el papel, y continuó escribiendo.

"Andrew Charles Xavier es mi único hijo, mío y de Erik Lehnsherr. Nació seis años atrás en. . ."

Charles dejó la pluma y se echó hacia atrás. Se frotó la sien mientras entendía cuánto le costaba escribir de sí mismo. Ahora, sin darse cuenta, se estaba concentrando en Andrew. Quitó la hoja y acomodó otra para empezar de nuevo.

"La primera noche que pasamos los dos solos en el hotel para reclutar a la primera joven mutante, Angel Salvadore, allá en 1962, Erik se dio cuenta de que me le estaba insinuando. Era tan obvio que no hacía falta ser un genio, ni leer mentes. Permanecíamos hasta tarde en el bar del hotel: Erik, con una cerveza alemana y yo, con mi preciado "Jack Daniels". Poco a poco, aunque era un sitio concurrido, la gente comenzó a retirarse y pronto quedamos los dos solos en la barra, con el cantinero acomodando unas botellas y dos parejas más en mesas alejadas. Estábamos casi a oscuras: había un solo foco en el centro del techo y una lámpara a media luz junto a la caja registradora. En el tocadiscos sonaba una canción suave de los cuarenta."

Cercanía y Distancia (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora