Baile.

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Tomé mi suéter y salí rápidamente de mi habitación, bajé las escaleras y vi a mi padre sentado en el estudio. Caminé con mucho cuidado hasta la puerta, la abrí y salí. ¡Dios! Ojala mi madre no se pusiera molesta por lo que acababa de hacer. Llegué a la casa de María José y toqué el timbre. Demonios, que nerviosismo.

Ella abrió la puerta, se veía tan hermosa como cuando la conocí. Traía un vestido negro y corto, ajustado a su cuerpo. No es por exagerar, pero me parecía la mujer perfecta.

-Hola, Calle. -Sonrió.

-Majo, no te pude traer nada porque salí de afán. Si hubiese sido de otra manera te hubiera traído chocolates o algo por el estilo. -Dije apenada.

-No es necesario que me traigas nada. -Rió. -Pasa.

Se hizo a un lado para que yo pudiera oasar, entre y vi que todas las luces estaban apagadas. Se me hizo extraño, la luz no se pudo haber ido porque en mi casa había y la calle estaba alumbrada.

-¿Hay un problema con la luz? -Pregunté.

-No. -Tono mi mano y comenzó a caminar, yo sólo la seguí. -Las apagué, sólo hay luz en mi habitación.

-Oh.

Me llevó hasta su habitación, me hizo entrar y cerró la puerta.

Tragué saliva.

-Perdón,que no te ofrecí nada, ¿quieres algo de tomar o de comer? -Preguntó mientras peinaba su cabello con las uñas.

-No, así estoy bien. -Sonreí.

Ella se sentó en la cama.

-Puedes sentarte si quieres.

-Gracias. -Me senté.

Pasaron unos segundos en silencio. Demonios Calle, eres una imbécil. ¿Por qué no le hablas? Mi subconsciente solo me reclamaba el no decirle nada. Pero en realidad me quedé allí, pasmada, sin decir ni hacer nada.

-¿Siempre eres así de callada? -Preguntó ella.

-Oh, no, no, no -Negué con la cabeza.

-¿Entonces solo es conmigo?

-Lo siento, es que...

No sabía que decir. Soy una idiota.

-Bueno, no importa. -Se levantó de su cama, camino hacia la ventana, la abrió y volvió a sentarse. -Sé que no te conozco hace mucho tiempo, pero... ¿Quisiera saber si me puedes ayudar?

-Claro. -Dije sin dudar. -¿Con que?

-Con algunos trabajos del colegio. Bueno, es que... no soy muy buena para eso. Te juro que hago lo que puedo, pero nada parece servir. Soy una estúpida. -Hizo un puchero.

-No, no lo eres. Solo que algunas personas no soy buenas con eso. - Afirmé. -¿Cómo quieres que te ayude?

-No sé, como puedas. -Me miró fijamente. -Solo quiero ganar el año escolar.

-Bueno, solo dime como te puedo ayudar y lo hago. -Dije.

Ella sonrió emocionada. De repente se acercó a mi y me abrazo. Cerré mis ojos, Oh dios, estaba perdiéndome.

-Gracias, Dani. -Me susurro al oído.

Mi piel se erizo. Ella lograba en mi lo que nadie había logrado antes.

-¿Cómo sigue la herida de tu rodilla? -Pregunto separándose de mi.

-Bien, ya no me duele tanto.

-¿Puedo ver? -Pregunto.

-No creo que logres ver, mis jeans son largos y no suben a esa altura.

ENAMORADA DE MI VECINA [CACHÉ ADAPTATION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora