Dirty Old Man

O3

Llegada la hora de dormir, su cabeza no dejaba de recordar lo que había pasado esa tarde. Comenzó a intentar recordar lo que había sentido en aquellos momentos, por un lado se sintió incómoda y con vergüenza, algo que le parecía natural ante tal contexto. Pero por el otro lado no podía negarse la misma emoción y el morbo que había sentido, la situación no correspondida, la excitación, sumisión y tensión del momento. Se preguntó cómo sería posible que su cabeza le diera esas emociones ante esas situaciones, nunca antes había sentido algo así, ya sea con su vecino o con el hombre del autobús. ¿Qué podía explicar ese cambio en su actitud? Había dejado a su novio de 2 años hace 4 meses. ¿Tal vez el hecho de estar sin sexo por ese periodo de tiempo la tuviera así? No creía que esa fuera la causa, aunque podía contribuir.

Al igual que ayer Adrienna sucumbió ante las fantasías que su cabeza proyectaba. Ahora con menos vergüenza y culpa descendió sus dedos en sus partes íntimas y comenzó a estimularse. Recordó la sensación del miembro de su vecino en sus glúteos. El solo pensar que había tenido contacto tan rudo y grosero con su masculinidad de forma tan inesperada sólo ayudó a echar más leña al fuego. ¿Por qué le atraían estas situaciones indebidas? Era como que desde el momento en el que Brian puso una mano sobre ella que comenzó a sentir cierta tensión, cierta energía. Sabía que Brian como cualquier otra persona la podía desear sexualmente, pero la idea de sentirse venerada por alguien de su tipo lo hacía más "tabú".

Era extraño, no podía explicar qué era pero le producía un cosquilleo de como quien hace algo malo. Sentirse acechada y deseada por un hombre mayor a ella le producía una emoción intoxicante.

No le llevó demasiado tiempo alcanzar un clímax y si bien a medida que los efectos se iban disipando, la fantasía se seguía manteniendo.

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Un resonante bostezo inundó la habitación mientras Brian se desperezaba en orden para empezar su día. Miró el reloj en su mesa de noche que marcaba las 9 am, eso indicaba que había dormido más de lo habitual. No se culpaba por no cumplir su horario normal ese día, en los últimos días le había costado conciliar el sueño con todas sus imágenes y fantasías sobre su vecina. Sólo luego de masturbarse dos veces lograba relajarse y conciliar el sueño.

Luego de vestirse y desayunar, se preguntó cómo podía proceder su jornada. Adrienna ocupaba una gran parte de sus pensamientos, hacía mucho tiempo que no se sentía tan vivo y entusiasmado por algo, se sentía varios años más joven.

Alrededor de las cuatro de la tarde se dispuso a trabajar en su jardín frontal a la espera de su vecina favorita. Aquel día primaveral estaba un poco ventoso y él estaba algo nervioso y expectante, quería verla de nuevo y con suerte pasar más tiempo con ella. Esperaba ansioso su llegada y quería invitarla al jardín trasero de su casa para mostrárselo en toda su gloria y por supuesto, hacer más avances con ella. No tuvo que esperar mucho ya que media hora más tarde, visualizó a media manzana su objetivo.

Para Adrienna había sido un día productivo en la universidad y se sentía contenta, horas de trabajo retratando distintos objetos en su clase de dibujo le habían despejado la cabeza. Camino a su casa iba pensando en artistas del art nouveau hasta que al mirar a la distancia, una cuadra por delante, vió a su vecino sentado trabajando en sus plantas.

Enseguida sintió como su corazon se aceleraba, afortunadamente esa mañana no se había cruzado con él pero ahora no tenía salida, todavía sentía un poco de vergüenza por lo que había pasado dos días antes. Tomó aire y coraje y se dijo a sí misma que esto no era la gran cosa, sólo tenía que pasar caminando y saludarlo, como había hecho antes, no había que escalar la situación ni nada por el estilo.

El hombre en tanto esperó que ella estuviera al alcance, esperó a escuchar los pasos a la cercanía y levantó su mirada para saludarla con una cara pícara.