🔹Capítulo Diez🔹

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Capítulo 10: Más allá.

De todos los poderes que alguna vez llegue a soñar de niña con tener, la teletransportación siempre ha sido el más sonado dentro de mis pensamientos

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De todos los poderes que alguna vez llegue a soñar de niña con tener, la teletransportación siempre ha sido el más sonado dentro de mis pensamientos.

¿Por qué? preguntarán muchos; o quizás no lo pregunte nadie, pero da igual, responderé de todas formas.

¿Nunca han soñado con tener la posibilidad de levantarse un día y decir: "Oh, hoy me quiero ir a París"? Bueno quizás esa sea una respuesta bastante estúpida y que todos darían, pero créanme, así de simple es la vida. Estamos compuestos de cosas simples, viviendo en un mundo armado de situaciones difíciles. Lo tenemos todo al alcance de nuestras manos, y sin embargo no podemos tener las cosas que queremos. No sin antes sufrir por ello. ¿Por qué? Porque el mundo es una mierda.

Desde pequeños nos han enseñado que hay que luchar por conseguir todo lo que queramos, pero entre esas enseñanzas, nunca mencionaron que en la escalada hacia la cima, nos haríamos caer entre nosotros mismos.

Sin dinero no eres nadie. El dinero mueve al mundo, son las cosas que siempre dicen, ¿y saben qué? Me importa una mierda eso, ¿por qué no puedo mover yo al maldito mundo? Oh claro que puedo.

Eso es lo que diferencia a los siniestros de nosotros. Han sobrevolado todas las leyes del universo. Ellos están compuestos de cosas difíciles, viviendo en un mundo de situaciones fáciles. Así debería ser para todos. Dejar de pensar en lo que podría ser o en lo que necesitas para obtenerlo, y comenzar a querer y buscar como tenerlo. Eso es lo que ellos buscan. Lo que quieren, lo tienen; así de sencillo. Sin tener la necesidad de tirar al otro abajo en el proceso.

Es por eso que cuando el siniestro me dijo que cruzariamos el muro, en mi cabeza se presentaron miles de situaciones y teorías en las cuales absolutamente todas comenzaban con mi muerte.

Una muerte inmediata.

Llegué a un punto de mi vida en el que comencé a envidiar a esas chicas que pueden estar tranquilas en su casa, leyendo un libro, viendo una serie, cenando con sus amigos, o simplemente estar tiradas en una cama mirando al techo. Intento recordar un momento en que yo haya llegado a ser así después de todo esto, pero por más que rebusco en mi cabeza, me doy cuenta de que las cosas nunca fueron así para mi. He vivido rodeada de problemas desde que tengo uso de razón. Y esto no lo digo para que se compadezcan de mi, jamás he querido eso, odio eso. Es solo que una parte de mi, esa que todavía se conserva viva y latente, esa que puede estar con sus amigos y reír con ellos sin sentirse totalmente muerta, anhela poder llegar a sentir eso alguna vez. Pero lamentablemente esa parte nunca gana la batalla.

Quizás ese es el motivo por el cual toda esta situación no me causa estragos en la cabeza. Porque esa parte muerta que llevo dentro, esa que se siente vacía y sola después de haber perdido todo, me conecta a ellos. Me conecta al sentimiento de soledad que muy en el fondo, el siniestro también tiene; y ese sentimiento, justo ese, es el que me hace sentir más viva que nunca.

Los nueve siniestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora