🔹Capítulo Diecisiete🔹

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Capítulo 17: En el cielo y el infierno.

El mensaje de texto que me envió Eitan esta mañana fue bastante contundente

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El mensaje de texto que me envió Eitan esta mañana fue bastante contundente.

Y cuando digo contundente, me refiero a un simple: «a las dos en el callejón junto al resquebradero, no tardes.» Siempre tan romántico, tan tierno él.

Ahora ese lugar se acaba de convertir en algo asi como nuestro punto de encuentro. Una tradición que era exclusivamente entre mis amigos y yo, pasó ahora a formar parte de los sangrientos secretos que envuelven a los siniestros.

Agradecí enormemente que las temperaturas este día estuvieran altas, porque había pasado esta última semana bajo un tempestuoso cielo gris y lluvias torrenciales; y mi pobre cabello no apoya esa moción.

Uy, si ya hasta hablas como Alexa, fo.

Llegó la intensa, te estabas tardando.

Regresando a la existencia misma, el día estaba más caluroso, pero no demasiado. Un bonito cielo azul nos cubría, con las nubes despejadas y un sol hijo de su madre que me estaba quemando hasta las zonas ocultas, a quien quiero engañar, odio el clima bipolar de Tinseltown. Ya no sé ni lo que quiero realmente.

Agreguenle a mi mal humor que Eitan me había dicho que llegara a las dos, y llevo esperando alrededor de cinco minutos y él aún no aparece, lo cual es extraño porque suele ser bastante puntual. Entonces aqui estoy, mirando ocho veces por segundo el teléfono, esperando alguna señal divina, algún mensaje de: date la vuelta, aqui estoy, mientras me quemo bajo el sol y me encuentro al final de un callejón donde si llega a aparecer un asesino ahora, tendrá el crimen perfecto en bandeja de plata.

Bueno, técnicamente Eitan es un asesino, pero se entiende el punto.

Chandler está ahora mismo con Nailah y Pierre, y no me quiero imaginar el desastre que deben estar haciendo esos tres juntos. Los siniestros estaban cumpliendo el trato que acordamos, les había pedido que mantuvieran a mi mejor amigo a salvo a cambio de recuperar a su preciado Bayron, y lo estaban haciendo. Se turnaban todos los días, siendo prácticamente la sombra del chico a donde sea que fuese. Algunos como el asocial Atlas ni se acercaban a él durante su ronda, pero ahí estaba por orden de su jefe, vigilando su seguridad. Y a las 22:45 debíamos estar todos en nuestras casas, incluso Alexa y yo habíamos comenzado a escaparnos a esa misma hora de nuestras casas para ir hasta la de Chandler y cuidarlo durante las horas que los siniestros no podían. Básicamente ahora todos girabamos en torno a Chandler, a la expectativa de un ataque sorpresa que decidan hacer los del psiquiátrico.

Alexa por otro lado está perdida, no me lee los mensajes desde que salimos del instituto, pero decidí dejarlo pasar porque asi era ella. Se desaparecía y luego regresaba, últimamente ha estado demasiado en eso. Siento que me oculta algo, pero aún no puedo descifrar el qué.

Los nueve siniestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora