Cap.7

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Mientras miraba el color pálido de la losas del suelo vi como una gota cayó en una de esas losas. Ahí es cuando sentí ríos de agua bajar por mis mejillas. ¿Desde cuándo estaba llorando? Me restregué la manga por mi rostro para que nadie notara las lágrimas que amenazaban con huir de esa aplastante estancia, a la que algunos llamaban pecho.  

Sentí como un brazo rodeaba mi cuello.

- Hey....tranquila...cuando termine el castigo, le contaré a Freddy la verdad. ¿Vale?- me dijo Fred en el oído, su voz era suave y tranquilizante. En ese momento recordé que dijo que era su mejor amiga, sonreí por reflejo. Y pensar que antes lo odiaba solo por ser el chico del que se había enamorado Freddy.

-Gracias...- dije y le regalé una sutil sonrisa.

-¡Naaah!, no es nada, mujer.- me revolvió el cabello.- Tú has hecho mucho por nosotros, era lo menos que podía hacer.- sonríe.

Yo le abracé.

- Cuida mucho a Freddy, sé que sientes algo por él.- sin soltarle vi que se sonrojó, a mi solo se me escapó una risita.- Tranquilo no le voy a decir.- dije.

-¿C-como lo sabes?....-preguntó zafandose de mi agarre.

- Es muy obvio, tontin.- respondí mientras me acicalaba los mechones del pelo.

Él suspiró y luego me sonrió de lado.

-Y respecto a tu petición anterior, lo iba a hacer de todas formas así que no te preocupes.- me dijo.

- ¿Qué pasó?- Freddy se acercó mientras lucía una sonrisa mal cosida, sus hilos estaban muy tirantes, se notaba a leguas que estaba rota pero no quería demostrarlo.- ¿Por qué os abrazabais?

Fred se tensó, tragó saliva e intentó hablar pero se atascaba consiguiendo que el chico de cabellos café con leche frunciera el ceño.

- Lo que quiere preguntar Fred es si has escuchado algo de lo que hemos dicho.- el interlocutor y yo miramos a Fred.

Él asintió con ímpetu.

- No lo hice, por eso pregunto y ahora respondedme. ¿Por qué rayos os abrazabais y ahora por qué te has puesto tan nervioso? ¿De qué hablabais?- puso sus brazos en jarras.

- Es que Joy estaba llorando y solo la estaba consolando y pues me puse nervioso porque...- le interrumpí.

- ¡Me estaba diciendo lo tierno y guapo que eres!.-exclamé consiguiendo colorear las mejillas de Freddy. Observé como Fred se había quedado paralizado.

-¿D-de verdad piensas eso de mí?- El chico moreno habló con una voz apenas perceptible.

- Eeeeeh....- Fred no sabía que decir. Le pegué un codazo.- ¡S-sí!. Me pareces un chico muy amable, lindo y tierno, amo estar contigo. Tu sonrisa colorea el mundo y brilla por si sola, eres como mi luz y tus ojos son tan misteriosos como carismáticos, me recuerdan al mar que siempre me invita a bañarme en él. Y yo estoy encantado de dejarme llevar por la tibia agua de las olas, porque quiero conocer cada rincón de ti, sentir el cosquilleo de la espuma en mi cuerpo desnudo, dejarme mecer con el ir y venir de su risa. Explorar las profundidades de ese bello océano que es tu alma.- el tono carmín de Freddy aumentaba por momentos. A mí me dolía sí. Pero ahora hacerle feliz es mi único recurso para enamorarle, y si es feliz con él....¿Quién soy yo para reprochárselo?

- F-fred...-Freddy se había quedado sin habla y no quedaba un solo rincón de su cara en el que no haya adquirido esa tonalidad carmesí.

-¡Díselo!.- le susurré con fuerza tratando de que los feroces pinchazos no me hicieran cambiar de opinión.   
Antes  de que él  abriera la boca,  entró  la profesora de lengua.
Y nos tuvimos  que sentar.  Cuando empezó  la clase me di  cuenta de que en toda la clase estos dos no  dejaron de regalarse miradas junto a sonrisas teñidas de rojo.

¡Por fin tocó la sirena!, Ahora tocaba la última clase. Saqué un cuaderno y empecé a hacer garabatos aleatorios.

-Oye Joy. ¿Qué os dijo el profesor cuando os llamó a ti y a Fred?- Freddy se sentó en el asiento de al lado.-¿Y por qué estabas llorando?

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda como si un helado y huesudo dedo  hubiera decido hacerlo.

-Es que al intentar cubriros metí la pata...¡P-pero Fred lo arregló! Y yo me sentía mal por haber cometido una errata, así que lloré.- expliqué mientras que mis rodillas no se quedaban quietas. Bajé mi rostro.- Lo siento...

No solo de sus labios salió una risa sino que también sus ojos parecían reír con cada resplandor que ellos ejercían al mundo. Uno que yo siempre amaré, solo por su simple pero a la vez sublime presencia.

- No te disculpes por una tontería.- me sonrió y se levantó para irse a su sitio, ya que había venido el profesor.

Bufé, odiaba al profesor de matemáticas. 

Estampó  mi examen encima de la mesa.  Había  sacado otro cero.
-¡A este paso seguro que suspendes!- exclamó  el profesor.
- ¡Pero profe si siempre  que dices que hay examen de un tema,  haces el examen del tema siguiente!.- le repliqué.
- ¡Pues estudiátelo!  ¿Tan difícil  es entender ese simple concepto?
- ¡No entiendo nada!
- ¿Y a mí  que me cuentas?- El profesor rodó  los ojos.
- ¡Tú  eres el profesor! Ese es tu trabajo.- dije.
- ¿Pero qué  quieres que haga si tu solo te tocas los cojones en vez de trabajar?
- Yo estudio...pero solo del tema que das, no del siguiente.- me crucé de brazos.
- ¡Ese es el problema!  ¡Si fueras diez páginas  más adelante aprobarías!- me gritó.
- ¡Eso es injusto!- exclamé.
- ¡Lo qué  sí es injusto esque sigas en está  clase! ¡Así  que te callas o te sales!- me gritó.
Yo apoyé mi cabeza en la mesa y me tumbé a dormitar un poco.  Pasé de él.
-¡A ver,  ahora esto es para todos y todas!- gritó  el profesor.- Aquí  tengo un lema "O estudias,o te bajas las bragas o a la calle". Y en el caso de los chicos en vez de bajaros la ropa interior, dadme unos 500€ como mínimo para comprar mis furcias.- Ahora fuí  yo quien rodó los ojos.
- Si no tuvieras tan buenos abogados ahora mismo estarías en chirona, puto guarro de mierda.- mascullé rajando las hojas de papel de mi libreta.
- ¡Y cómo  los últimos  examenes han ido de pena! Voy a dar tres puntos a todas las chicas que se sienten delante con los tres primeros botones de la blusa desabrochados.- Después  de decir eso hubo unas cuantas que lo hicieron . 
Para la mala suerte de una chica rubia de mechas verdes.  Creo que se llama Chica,...solo sé  que está  con los Animatrónicos. Él  no solo se contentó  con manosear a las de primera fila sino que también  estuvo a punto de empezar con ella como primera  candidata de la segunda. Y lo iba a hacer de no ser por Foxy que le tiró  el libro dándole  de lleno en las manos.
- ¡Ay!- clamó  el profesor.
La clase estalló  a carcajadas.  Yo incluida.
- Uy...se me cayó.- dijo Foxy con la voz más aguda a pesar de palparse sutileza.
-¿¡Quién  fue?!- gritó  el profesor sobandose los dedos. Parecía  que en cualquier  momento  iría  a incendiar el aire con su tono.
- ¡Fui yo!- gritó  de improviso mi primo.  Todos se le quedaron mirando,  más  Foxy, que en su mirada  pude sentir cierta calidez.
El profesor iba a abrir la boca.
- ¡No,  yo tiré  el libro!- grité.  Por suerte nadie tenía  el libro encima de la mesa.
- ¡Qué  va,  profesor fui yo!- gritó  Bon mientras me lanzaba una miradita de soslayo.
- ¡Mentira, fuí  yo! Jejjej.- Bonnie lo dijo con una sonrisa. 
- ¡Todos mienten! El que tiró  el libro fui yo.- Foxy se levantó con ímpetu aguantando  la mirada  que el profesor dirigía  a todos los que habíamos  dicho que se lo tiramos.
Al final uno por uno se fue levantando diciendo que era él  o ella la/el que había  tirado el libro,  hasta que solo quedó  Chica sentada,  la pobre no sabía  donde clavar su vista. 
En ese instante el profesor no tuvo más  remedio que coger el libro del suelo y dárselo  a Chica con un gesto tosco, para después  continuar la clase porque  sino acabaría  mareandose sino se había vuelto loco ya.
Mientras el profesor murmuraba improperios pasando  con brusquedad las hojas para iniciar el nuevo tema,  yo me acomodé  en la mesa y cerré  los ojos con una sonrisa pintada en mi rostro.

¡Muy buena idea Golden!

Él y Yo (FREDEDDY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora