Cap.14

75 8 0
                                    

- Ahora, enserio.  ¿Cómo mierda se hace el ejercicio 1?- preguntó golpeando la libreta con el lápiz repetidas veces.
- Dejame ver.- Leí la pregunta.- Yo creo que hay que decir si es morfema flexivo o libre.
- ¿¡Pero que cojines es un morfema,  para empezar?!- Freddy bufó.
-Eso lo pone en la página anterior.- dije.
Freddy se incorporó, se giró y se apoyó en la pared, sacó el libro de la mochila e imitó a su congénere.
- ¡Listo! ¡Terminé los deberes!- sonreí.
- Dejame ver.- Fred me arrebató la libreta de las manos y junto con Freddy empezaron a copiar los ejercicios.
Me crucé de brazos.
- Así nunca vaís a aprender.- les dije.
- ¿Quieres saber lo que desayuné esta mañana?- Fred me observó por un instante.
- ¿Qué? ¡No!- exclamé.
- Pues a mi me importa eso de igual forma que a ti te importa lo que desayuné.- dicho esto siguió copiando.
- Lo que ha dicho él.- señaló Freddy con su bolígrafo.
- No teneís remedio.- mascullé.
- No es nuestra culpa que seas una empollona.- sonrió Fred.
Le lancé  una mirada con chispas revoloteando en mis ojos.
- ¡No soy una empollona!- repliqué con el ceño fruncido.
- Sí lo eres.- Freddy rió.- Por eso estás empollando para el examen del miércoles de, esta semana no, la siguiente.
Le aventé el estuche.
- ¡Aaaay!-exclamó apartándose. Para mi mala suerte no le dio.
Todo el estuche incluyendo su contenido se desparramó en el suelo. 
- ¡Oye!- me reclamó Fred.- ¡Bruta!, le podías haber hecho algo a mi Freddy.
- ...¿Mi Freddy?...- musitó el nombrado con la cara roja y apenas un hilillo de voz.
- E-eeehh...e-esto....- No sabía que decir. Él estaba igual o peor que el chico de cabellos castaños que le observaba con los ojos fijos en sus labios, que se mordía una y otra vez coloreandolos de un tono rojo, que se volvía más intenso con cada mordida.
A mí esa posesión me había clavado en el pecho una estaca, rasgando mi voz y parecía que mi vista y el metal del suelo se habían conectado en un silencio, solo rajado por las constantes trabas del chico cuyas mejillas habían quedado con vestirse con el mismo tono carmín de ciertos ojos. 
Pero cuánto más  tenso y denso se volvía el aire,  más atrapada me sentía, más en suelo me convertía. 
- ¡Ya está bien!- grité  de repente, desgarrando no solo las ataduras que mantenían mi voz cautiva sino también callé un momento al silencio.- ¡Tú!- señalé a Fred que dió un paso hacia atrás.- ¡Para empezar Freddy no es un objeto, y por mucho que le aprecies....como amigo....no es tuyo y jamás lo será.- ¿Quién lo diría? Gracias a mis últimas palabras vi como Fred se tensó y su cuerpo empezó a temblar, tanto que pude ver como el aire le copiaba.
Ahora mi mirada recayó en Freddy que no paraba de mirar a los lados, retrocer y avanzar los pies de un lado hacia otro, adelante hacia atrás.
- ¡Tú tienes que dejar de ser tan condescendiente!  ¡Así solo conseguirás que te manipulen! ¡Eres fuerte Freddy! ¡Demuestra a todos cuánto vales!- Callé y conmigo el mundo.
La puerta se abrió.
- Ya me entraron ganas de abriros.- dijo el abuelo.
Yo suspiré  y empecé a recoger arrodillada en el suelo los lápices, bolígrafos y demás útiles escolares que se desparramaron en el piso.
-¿Terminasteís de copiar?- les pregunté una vez ya los tres solos y afuera del cuarto de hielo.
- Noo, son muchos.- contestó Freddy.
- Lo mismo digo.
- Vale,  ahora en la sala terminaís.- les sonreí.
Seguimos caminando, por muy extraño que parezca se podía volver a respirar.
-Oye Joy...
- ¿Si?- miré a Fred, este mantenía la mirada baja.  Freddy se paró a observarlo.
- Te quería pedir perdón por llamarte empollona.- miró a Freddy que desvió la mirada.
- Yo también te pido disculpas.- suspiró, mientras escondía las manos en los bolsillos.- Nosotros...en verdad te tenemos envidia. ¡Mírate!- me escrutó arrugando la nariz.
- Lo admito,Freddy tiene razón.  Eres inteligente, buena persona,  te preocupas por los demás, te sacrificas por ellos,  eres leal...- una voz interrumpió la cuenta de mis virtudes. 
- Y también eres hermosa.- me tensé, me di la vuelta y sabiendo quién  era, me alejé de esa persona de mi misma mirada azulada. - ¡Javier!  ¡Idiota!  ¡Te voy a matar!- me lancé  encima suya cayéndonos al suelo.
Lo empecé  a golpear en vano.  ¡Es un imbécil !
-¡Hey, hey cálmate  linda!- Bueno... Pues ahí, entre su sonrisa de idiota, sus coqueteos, le agarré del cuello y se lo empecé a apretar con todas mis fuerzas.
- J-joy...n-no p-puedo....r-respirar...- Él trataba de zafarse de mí con todas sus fuerzas. Enseguida Fred y Freddy me sujetaron de los brazos y entre los dos lograron separarme de mi hermano, que ahora se encontraba de rodillas tosiendo mientras se palpaba el cuello. Ellos me soltaron cuando dejé de intentar apartar sus manos.
Una persona normal,  pensaría "¡Pero que atrocidad! ¿¡Cómo puede hacerle eso a su propio hermano?!" La verdad,  yo quisiera sentirme empática, pero no fue ni será la última vez que lo haga....
Cuando dejó de toser se tumbó en el suelo a jadear mientras miraba el techo. 
- ¿Estás bien?....- Freddy se acercó despacio jugando con sus dedos en un gesto compulsivo.
Enseguida comenzó a reír a carcajadas, fuertes, no paraba de revolcarse en el suelo. Enseguida ellos se alejaron de él. Yo no.  Estoy acostumbrada. 
- ¿Ya?- inquirí sentada todavía en el suelo. 
- Querida hermanita...- inició.- Me resulta cómico que te cabrees conmigo por seguir mis impulsos e instintos cuando tú no solo trataste de matarme tam-...- le interrumpí.
- ¡¡¡NO TE ATREVAS A COMPARARME CONTIGO HIJO DE PUTA!!!.- Bramé levantándome al instante.
El eco de mi voz resonó con fuerza entre las paredes de este pasillo donde parece que el lucro es la piel el alma la ropa.
Me di cuenta que todos sonreían.
- ¿Qué?
Freddy sin borrar la sonrisa me mostró tres dedos,  y cada cierto tiempo bajaba uno,  al tercero...
- ¡Mierda...!- clavé mi mirada en el piso mientras ellos reían.
- Ay...gracias por insultarte a ti misma Joy.- comentó Javier mientras se levantaba y me clavaba sus ojos de un color tan profundo como los océanos.  Era agua helada que silvaba en mi mente junto la ensordecedora tormenta que anida en algún  rincón del corazón de mi hermano.
- ¡Vete a la mierda!- le grité cuando ya estaba lejos.  Él  ni se giró, solo me hizo el símbolo de la paz cuando ya estaba apunto de girar la esquina del pasillo. ¡Será  subnormal!
- Joy.
- ¿¡Qué?!- miré a Freddy que se encontraba detrás mía, él  se abrazó a si mismo.
- ¡No le hables así!- ignoré la queja de Fred.
- ¿Tú...mataste a alguien....alguna vez?...- mi corazón dió un vuelco.
- ¿Qué?...-musité.
- Antes de la comida Arit nos contó eso.  No dudamos que mentía...hasta ahora. - Fred tenía el ceño fruncido mientras abrazaba a Freddy por la cintura apegándolo a él.  Un pinchazo.  Apreté la tela de la zona izquierda de mi pecho mientras mis ojos temían los ajenos.

A veces las ventanas más peligrosas son las que encontramos en nuestro reflejo.

Él y Yo (FREDEDDY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora