Mi idiota preferido

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20 de diciembre de 2017.

Había terminado el primer cuatrimestre y solo me quedaban un par de exámenes para la vuelta de vacaciones. León me esperaba en casa para festejar nuestro mesniversario y el inicio de unos días de paz y tranquilidad para los dos.

-Soy libreee- dije gritando  mientras dejaba mi abrigo y llegaba hasta el salón.

-Qué bien, kleine-León dejó de prestar atención a la televisión y fijo su vista en mí.

-¿Qué tal tu día?- dije sentándome junto a él en sofá, tras besar sus labios.

-Aburrido sin ti. He estado con Max y los chicos.

-¿Alguna novedad?- negó con la cabeza- Creo que está tarde voy a ir a Dortmund a ver a Thérése, por si quieres venir.

-¿Por qué no la invitas a cenar aquí?...Puedo llamar a Max y hacemos una cena como las de antes.

-¿Te encargas tú de la cena?- le miré con ojos de cachorrito. No quería pasar la tarde en la cocina y es lo que pasaría si León y yo entrábamos a la cocina juntos.

-Por supuesto- besó mi frente y cogió el teléfono.

Aquella tarde aproveché que León se encargaba de la cena para salir a comprar regalos navideños. En Alemania se daban el día de Navidad, pero en España se daban el 6 de enero.  No sabía muy bien que comprarle a León. Mis padres siempre quedaban encantados con cualquier regalo, pero León era distinto. Pasé delante de una óptica y pude ver miles de gafas de sol. Era el regalo perfecto, más después de que me sentase accidentalmente sobre las suyas. Busqué las más parecidas  a esas.  Decidí que el mejor lugar para esconderlas era en Bochum.

-Papá, mamá. Estoy aquí- dije entrando a la casa.

-Cuánto tiempo- mi madre se acercó a abrazarme.

-Pensábamos que te habías olvidado de tus padres- mi padre se acercó a mí y me abrazó.

-Papá, cómo os iba a olvidar, si hablamos casi todas las noches- sonreí.

-¿Todo bien con Goretzka?

-Sí. He venido a veros. Es Navidad y estoy de vacaciones.

-¿Vas a pasar las vacaciones con nosotros?- mi madre parecía emocionada, a pesar de que todos los meses iba a verlos 4 veces como mínimo.

-No lo había pensado, pero probablemente sí.

Tras pasar un agradable rato conversando con ellos, me di cuenta de que me echaban de menos demasiado. Mi padre habría aceptado que Leon viviese en casa con tal de que me quedara. En el fondo, yo  también los echaba de menos cuando llegaba cansada de clase, cuando quería un abrazo de esos que dan tanta seguridad o cuando llovía y mi padre cogía el coche para ir a recogerme. León era perfecto, pero muchos días no estaba, estaba cansado o simplemente llegaba tarde a casa. Lo entendía, pero le echaba de menos en aquellos momentos. Regresé a Gelsenkirchen. El frío invernal ya se notaba en cada rincón de la ciudad.

-Ya he vuelto, liebe- dije mientras avanzaba hasta el interior del piso.

-Genial- León estaba poniendo la mesa.

-¿Qué tal lo de cocinar?- dije aspirando el delicioso olor que llegaba hasta mis orificios nasales.

-Bastante bien.- se acercó a besarme.

-Eso espero, no quedaría bien que intoxicases a tu novia y amigos. Voy a cambiarme.

-Kleine...-llamó mi atención antes de que cerrase la puerta de la habitación- Feliz primer año y 3 meses.

Le lancé un beso y entré dentro del cuarto. Sobre las 9 estaba todo listo y los invitados a punto de llegar. Leon estaba inquieto, más de lo normal. En ningún momento pensé que fuera por una causa ajena a la cena.

-¿Estás bien?- apoyé mi mano sobre su hombro.

-Perfectamente, kleine- tomó mi mano y la besó suavemente.

- Aprende a mentir, Goretzka- dije sonriente, confiando en que me contase sus inquietudes.

-Te prometo que lo vas a saber pronto.

A pesar de llevar un año junto a él, seguía siendo un auténtico misterio para mí. Nunca sabía qué tenía en mente o qué necesitaba. La puerta sonó y tras ella, aparecieron Thérése y Max sonrientes.

-Hola- dije invitándoles a pasar.
-Hemos traído esto- Max le entregó una botella de vino a blanco a León.

Nos sentamos a la mesa tras hablar del frío que hacía esos días en Gelsenkirchen. Léon seguía raro incluso con Max, necesitaba saber qué tenía en mente.

-Leon- agarré su mano sobre el mantel- ¿Qué te pasa?

-Nada, kleine- miró hacia su vaso de agua, ya que no le gustaba el vino.

-Bro, yo también te noto raro...-susurró el rubio mirándolo fijamente.

-Hoy mi agente ha estado en Múnich...-sabía lo que iba a decir. Tragué saliva mientras él pensaba como soltarlo- Mi contrato está a punto. Solo falta mi firma.

-Entonces, ¿dejas Gelsen?- la voz de Max tomó un tono triste.- ¿No hay posibilidad de quedarte?

-Necesitaba dar este paso en mi carrera.-miró fijamente al rubio- Por tú bien, deberías irte también. Heidel cada día nos aprecia menos.

Max apuró su copa ante la mirada preocupada de Thérèse. No sabía qué decir. Sabía que Leon se iba a ir, sabía que a Múnich, pero siempre pensé que esa preocupación llegaría en verano.

- Quizá lo mejor sea empezar todo de 0, ¿Verdad?- añadió la francesa.- Yo he dejado atrás mi vida en Francia, incluso mi vida en Gelsenkirchen. Ahora mismo todo me va bien, quizá vuestro lugar no sea este.

-¿Y si todo nos va bien aquí?-pregunté en un tono demasiado bajo. No quería empezar nada de 0, porque ello supondría dejar a León y a ellos.

-Siempre puede ir mejor, supongo. Vosotros en Bochum estabais bien, pero ¿No estáis mejor aqui, juntos?- Thérése tenía razón. Habíamos empezado de 0 y estábamos genial.

-Supongo que es un progreso...pero no quiero alejarme de vosotros- señalé a nuestros invitados.

Rozando las 3 de la mañana, Max y Thérése abandonaron nuestra casa. No quería volver al drama del fichaje, pero no podia evitarlo. León se sentó junto a mí en el sofá tras acabar de fregar y recoger las cosas de la cena.

-Ro, sé que no te gusta el tema...pero lo sabías.

-Ya, lo entiendo. No me gusta pensar en el futuro- me abracé contra su pecho.

-Pues no lo pienses, kleine- besó mi pelo- Aunque a mí si me gusta.

-¿Tú cómo lo ves?- miré a sus ojos aún abrazada a su pecho.

-Contigo. En cualquier lugar, Múnich por ejemplo. Tú trabajando en lo que quieras, yo en el Bayern. Tú yendo a mis partidos y yo a tus cenas de empresa. En unos años más, casados, felices. En una casa con jardín. Un poco después, tú embarazada de nuestro primer hijo...

-Joder...lo tienes todo pensado- suspiré pensando en la boda y los hijos.-¿Un niño?

-Una princesita tan guapa cómo tú. Quiero que sea entera cómo tú. Y unos años más tarde, un niño, como tú también.

-Para que sean como yo no hace falta que seas tú el padre- dije elevando una ceja. -Además,que yo quiero tener 3.

-Mejor 4, dos de cada- sonrió de lado- Los dos últimos pueden ser como yo si quieres.

-Eres idiota, León. Mi idiota preferido.

Sí, quiero. //León Goretzka// (Te Quiero II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora