Yo voy a besarte

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Los días pasaban lentos sin León. Lo peor era pensar en qué estaría haciendo, en si Mathea y él estarían paseando de la mano o viendo alguna película en el sofá. Sabía perfectamente que sí, que León estaría siendo el perfecto novio. Mientras me comía la cabeza, estaba pasando unos días en Dortmund con Therese. Estaba esperando a que regresase de buscar a Pulisic para hacerme el test de embarazo. Llevaba un día de retraso y no podía más.

-Perdón por el retraso- dijo la francesa entrando en su piso acompañada por su novio- Christian, esta es Ro.

-Encantada- dije estirando mi mano para coger la del chico.

-¿Te lo has hecho ya?- se sentó en el sofá. Miré a Pulisic, que fue a la cocina en busca de algo que beber- Tranquila, ya lo sabe.

-No. ¿Y si es positivo?- dijo cogiendo la cajita de la farmacia entre mis dedos.

-Se lo tendrás que decir a León, ¿no?- encogí mis hombros- También lo puedes hacer todo por tu cuenta.

-Ha pasado otra semana y no me ha llamado, ¿crees que realmente le importo?

-Ro, Leon y tú estáis destinados a estar juntos desde el momento en el que os presentaron sus padres- hizo un pausa dramática- Me atrevería a decir que estáis destinados a estar juntos desde que Konrad y tu tía empezaron a salir.

-No la va a dejar. Ni por mí, ni por un hipotético hijo ni por nadie.

-Ro, si lo hace por alguien, será por ti- la francesa me abrazó tiernamente.

-¿Tú que opinas, Christian?- dije mirando como el americano entraba de nuevo en el salón.

-No le conozco, ni a ti- se sentó junto a Therese- Pero por lo que me ha contado, creo que Goretzka te quiere más de lo que él mismo sabe.

-No estoy tan segura- miré de nuevo la caja del predictor- Voy al baño.

Esos minutos estaban siendo los más tensos de mi existencia. 2 minutos esperando un cambio de color. No quería tener un hijo y cuanto más lo pensaba, más creía que iba a ponerse rosa. Azul. Nunca en mi vida me había gustado más el azul. Salí del baño con una macedonia de emociones y miré a la francesa que estaba jugando con Christian.

-No estoy embarazada- y sin sentido alguno me puse a llorar. De la tensión acumulada o por saber que aquello era lo último que tenía en común con León.

-Tranquila, Ro. Ya está- Therese volvió a abrazarme mientras yo trataba de recomponerme.

-Creo que voy a ir a Gelsenkirchen. El sábado León vuelve a casa. Necesito decirle que no va a ser padre.

-¿Estás segura? Yo no puedo ir, juega Chris.

-Sin problema.

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22 de septiembre 2018, Schalke vs Bayern Munchen

Nunca en mi vida pensé en estar en el Veltins apoyando a un jugador del Bayern. Menos sentada en la grada de los locales. Siempre me había gustado el rojo, pero el azul de Gelsenkirchen me había llegado hondo. Fue la primera vez que no estaba Max, que no estaba León, Thilo, ni siquiera estaba Marko. Suspiré mientras veía a los jugadores salir a calentar. León ni siquiera sabía que estaba allí. Esperaba que hubiese leído mi carta.

El Bayern ganó. 2 a 0. León lo había celebrado como si se hubiese olvidado de su pasado. Me esperé como siempre hacía para salir. El estadio vacío era una imagen extraña pero complaciente. Probablemente, León estaría rumbo a Bochum para ver a su familia y a Mathea. Salí del estadio y cogí el autobús a Bochum. Esa noche quería pasarla con mis padres.

Reconocí el coche de Konrad mientras pasaba ante mí. En otra época, León me habría ofrecido un viaje con él hasta mi casa.

Desde la estación a mi casa había un tramo de unos 20 minutos. Comencé a caminar. La temperatura no era demasiado fría y se podía pasear sin riesgo de hipotermia por Alemania. Un montón de cosas vinieron a mi mente al pasar frente al bar al que siempre iba con León. Ese fue el último sitio en el que cenamos juntos antes de arruinarlo todo. Llegué al pequeño parque en el estuvimos conversando el día que discutí con mis padres.
Dos días antes hubiera sido nuestro segundo aniversario. No podía durar tanto algo tan bueno en mi vida. Me senté en el mismo banco en el que estuve con él. La noche comenzaba a aparecer en el horizonte de Bochum, hubiese pagado millones por haberle tenido allí abrazándome. "Te quiero, kleine". Quizá por eso me llamaba pequeña, porque lo era.

-¿Se puede?- una voz masculina que reconocería en cualquier lado me sacó de mis pensamientos.

-Sí- me moví a un lado en el banco, sin dejar de mirar el horizonte.

-Ro- noté su mano sobre mi hombro. No podía creer que estuviese allí. Unas lágrimas recorrieron mis mejillas rápidamente. Seguía sin mirarlo.

-No estoy embarazada. Puedes seguir con tu vida- ni siquiera le miré. No quería. Sabía que verle no me haría bien.

-Ro, no he venido por eso- le miré. Una capucha recubría su cabeza mientras sus ojos me recordaban lo mucho que le echaba de menos.

-¿Y para que has venido?¿Qué quieres?- sequé mis lágrimas bruscamente con la manga de mi chaqueta.

-A ti. He venido por ti. Te quiero a ti, kleine- y me erizó toda la piel. Estaba siendo sincero.

-¿Y Mathea?- pregunté con una pequeña sonrisa.

-¿Te acuerdas de las segundas oportunidades?- colocó mi pelo tras mi oreja- Pues tenías razón. Yo solo quiero una segunda oportunidad tuya que nos dure una vida, mi amor.

-León...-no sabía que decir. Acaricié su cara. Era real, estaba allí- Mi León...te he visto hoy y cuando has celebrado los goles pensé que te habías olvidado de mí y de todo.

-Ro- colocó su mano en mi mejilla y jugó con mi labio con su pulgar- ¿Cómo iba a olvidarme del amor de mi vida?

-¿Leíste mi carta?- asintió- ¿Y qué pensaste?

-Ni siquiera me importó lo de Adrien. Solo quería encontrarte y pasar contigo todos los momentos malos, que por otra parte eran culpa mía.

-Yo me fui de tu casa, yo fui la que dijo que no- le miré fijamente mientras sentí mis lágrimas empapando su mano.

-Yo te presioné demasiado, yo me fui la primera vez y yo fui el inconsciente que no se puso condón.

-¿Y qué vamos a hacer?- suspiré sientiendo una gran presión en mi pecho.

-Tú no sé, yo voy a besarte.

Sus labios rozaron los míos antes de apresarlos con fuerza. Eso era lo que necesitaba. Un beso de esos que curan, que te hacen sentir mil cosas. Estaba reavivando nuestro fuego. Sentí que nunca se había ido, que siempre había estado ahí de una u otra manera, porque incluso en el olvido estaba presente.



Sí, quiero. //León Goretzka// (Te Quiero II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora