Si eres de las que piensan que el amor no siempre es dos más dos, sino algo así como sesenta y tres por cuatro, divido entre ocho y multiplicado por infinito.
Tienes que conocerlos a ellos.
"Lo prohibido es la tentación más deseada y lo deseado es l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV's Julieta
Mordí mi lengua conteniendo las ganas de gritarle a la primera persona que se me acercara. Había hecho una locura hace unos minutos en la cafetería que, ya había recorrido el rumor por toda la secundaria.
Moje mi rostro en el lavado del baño de chicas mientras miraba mi reflejo, me sentí vacía en ese momento. Cerré los ojos y volví a repetir mi acción de mojar mi cara por varios segundos. El vestido de flores que llevaba resaltaba mis curvas, era ajustado hasta la cintura y suelto hasta la mitad de mis muslos cayendo con delicadeza acompañado por unos bellos tacones blancos. Vestimenta por cortesía de mi "futura suegra". Debía empezar a vestir como una chica adulta alistándose para un casamiento y futuras responsabilidades.
— Si te agachas un poco más te veré las bragas. — abrí mis ojos de golpe mirando el reflejo de Jackson através del espejo. Infle mis mejillas que se pusieron rojas para después dejar escapar el aire.
— Tengo shorts debajo de ellos, ¿Quieres comprobar? — solté sin pensar y me puse tensa en mi lugar. Lo noto y dejo salir una sonora carcajada.
— Sabes cómo sorprenderme, Cariño. — gire sobre mis talones, él se acerca y posa sus manos sobre mi cintura con delicadeza volviéndose un tacto cálido — ¿Por qué estás mojandote el rostro? — con el puño de su chaqueta de fútbol americano, limpia delicadamente mi rostro. Cerré mis ojos mientras lo hacía y hablé.
— Estoy estresa, Vanessa logró sacarme de mis cabales. — susurré.
— ¿Así que soy todo tuyo?
Mordí mi labio inferior. — ¿Te has enterado?
Asiente y se ríe. — Me has alegrado el día, Julieta.
— ¿No deberías de estar afuera? Digo, es el baño de chicas y si algún docente te ve, van a suspenderte. — murmuré.
Se encoge de hombros y niega.
— Eh puesto el pestillo. — sonríe ampliamente robándome una sonrisa igual, una de sus manos acaricia lentamente mi mejilla y vuelve a posicionarla en mi cintura.
Arrugue mi nariz. — ¿Qué tramas?
— Nada. — su nariz acaricia la mía lentamente para después depositar un beso en la punta de esta. Suspiré, él robaba todos mis suspiros.
— Jack... Te quiero mucho.
— Yo te quiero más, princesa.
Sus labios se acercan a los míos para ser besados al compás de una bella melodía romántica imaginaria que birotea en mi cabeza. Sus labios gruesos y carnosos se acoplan a los míos con una delicadeza y destreza inata dejándome embalsamada pero perdida en aquel beso. Nuestras respiraciones familiares se mezclan, siento que su agarre en mi cintura se hace más fuerte para subirme sobre el tocado del baño con él entre mis piernas. El calor se instala en mi, dándome una sensación de familiaridad al tenerlo cerca mío.
Quedando a la misma altura nuestros rostros se separa un poco para tomar aire y volver a su trabajo en mis labios. Sonríe en medio del beso haciéndome estremecer para tirar seximente mi labio inferior sus dientes. Un gemido salió de mis labios haciendo que escondiera apenada mi rostro en la curva de su cuello y hombro. Me abrazo a él y siento que su pecho vibra por la risa.
— Eres muy tierna.
— No te rías. — musite sobre su cuello depositando cálidos besos. Sentí como su piel se erizaba ante mi contacto. Al menos no era la única que provocaba esto en el otro.
— Julieta, no hagas eso. — gruñe.
— ¿Por qué?
— Me excitas. — suelta de golpe.
Nota mental: Jackson Ross siempre es muy sincero.
Me quedé quieta en ese instante. Aclaré mi garganta.
— ¿Por qué eres tan sincero?
Saqué mi rostro de su cuello, lo miré sonrojada y espantada.
Pellizco mi mejilla entre sus dedos.
— Siempre lo eh sido y tú más que nadie lo sabe.
Bufé. — Cierto.
Besa mi frente con ternura y luego otro en mi mejilla sonoramente.
— Eres demasiado tierna y perfecta.
— Bueno, ya para me pondré más roja de lo que estoy. — retire mi mirada de la suya mordiendo mi labio inferior
Suelta una quejido. — De ahora en adelante no te muerdas los labios. Me enojare si lo haces y te castigare. — demandó.
