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POV's JULIETA

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POV's JULIETA

Si creía que todo iba con una tranquilidad realmente no era así. Estaba en el centro comercial con Mark que no dejaba de buscar el regalo perfecto a su novio para su mesversario, que sería mañana y tendrían que darle algo. Porque a mi querido amigo la última vez se le olvidó darle algo a Liam.

— No se que darle. — una semana más tarde ya empezaba a notar mi embarazo, si antes me decían que había subido de peso ahora deberían de ver la curva que tenía mi panza, para mí suerte, el invierno estaba llegando y los abrigos grandes – como gabardinas – estaban de moda y eran la salvación mía.

— Algo que le guste, que se yo. — me encogí de hombros y sentí que me estaba cansando de caminar — Vayamos a por algo de tomar, siento que la garganta me pica por la sed.

— Julieta hace una hora tomamos algo y comimos. — rueda los ojos — ¿Segura no estás?

— ¿Acaso no viste los resultados médicos? Decía "NEGATIVO" , así que deja eso de lado.

— Hubiera sido bueno ser tío. — serás tío. Suspiro resignado y me sentí culpable al no decirle nada — ¡Oh ya se!

— A ver, iluminame.

— ¿Cómo se llaman esas cosas que hacen ustedes las mujeres para complacer a un hombre?

— Hablas de disfrazarte. Cumplirle un fetiche... — arrugue mi nariz — Esas cosas van con Jess.

Me miró mal. — Estoy tratando de pensar donde se consigue eso.

— ¿Va enserio?

— Si... ¡Sex Shop! — exclama y varias personas giran a vernos. Negué mientras apartaba la mirada de mi amigo — Vamos, Julieta. Debemos ir.

— ¿Eso quiere decir que ya estuviste con él? — me fijé en su rostro y sus mejillas se pusieron rojas, no pude evitar gritar de la emoción — ¡Oh Dios mío, no me lo creo! ¿No te dolió caminar?

— ¿A ti te dolió? — su sonrisa de sorna hizo que me molestara con él borrando mi sonrisa.

— Estúpido.

— Ya, ya. Solo ha sido una vez, además quiero recompensar el hecho de que se me olvidó nuestra última fecha.

— Bien, bien. ¿Y qué le gusta a él?

— No lo sé... ¿De qué me visto?

Me reí al ver como su cara iba decayendo al entrar al lugar, hice una mueca cuando ví el montón de juguetes que había en el lugar – desde dildos, esposas, lubricantes de sabor, ropa interior que no tapaba nada, látigos como los de Christian Gray – y cosas así.

Negué varias veces. — Mejor entra tu.

— No, no me dejes solito.

— No es de mi agrado el lugar, además ese olor dulzón que tiene el local... — arrugue mi nariz — Joder, jamás odie el olor a fresas como ahora lo hago.

Maravillosa TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora