Primera prueba

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— Atención clase — la hermana Margaret inició la clase con una sorpresiva noticia — Por causa de la fuerte tormenta de la noche anterior, el aula de segundo B se encuentra en des uso,el salón está inundado y por ese motivo los alumnos de la clase B nos acompañaran por un tiempo en el que su aula vuelva a ser funcional.

Archie,Stear,Neal y hasta Terry junto con el resto de su grupo se adentraron en el salón de las chicas.

Candy se quedó perpleja cuando Terry se detuvo justo frente a su pupitre.

— Vaya por fin las clases se volverán interesantes — dijo el chico mirando fijamente a la jovencita que no pareció agradarle su comentario.

— Muy bien,clase. Comencemos. Alumnos tomen sus lugares — la hermana Margaret comenzó a escribir en la pizarra sin esperar a ver si el alumnado la había obedecido.

Una vez la clase terminó, todos abandonaron el aula sin excepción. Candy caminaba por el pasillo de los dormitorios cuando escuchó  sin querer una conversación entre dos alumnas de grado superior:

— El próximo Domingo es fin de mes y ya sabés lo que significa — dijo una rubia de cabello liso.

— ¡Libertad! — gritó exageradamente la morena.

— Baja la voz — la reprendió su amiga — Debemos ser más cautelosas esta semana si no queremos que nos castiguen y nos quiten nuestro permiso de salida.

Esa información Candy no la sabía. ¿Podían quitarle el permiso si cometía una sola falta? Era bueno saberlo,porque lo menos que pretendía era perderse el único día que podía salir de este encierro.

Mientras las dos muchachas se alejaban por el corredor,Candy agradeció enterarse de ello y se propuso no cometer una sola falta en el transcurso de la semana, pero el destino es muy travieso y le gusta jugar con las personas poniéndolas a prueba y Candy tendría que pasar su primera prueba esa misma noche.

El péndulo del enorme reloj que adornaba la sala común de los dormitorios de las chicas marcaba las doce de la noche cuando afuera dos siluetas se escurrían entre los setos hasta llegar a una ventana.

Eran dos hombres uno de ellos ayudó a escabullirse por la única ventana que encontró abierta al joven que aun portaba el uniforme del respetable colegio Real de San Pablo.

El alumno se encontraba en un perfecto estado de embriaguez que apenas podía dar un paso sin caerse,el otro hombre no pudo acompañarlo más lejos,en ese preciso momento una de las rondas de las religiosas daba inicio y tuvo que salir corriendo antes de ser descubierto.

El alumno en cuestión siguió su tarea de llegar por si solo a su dormitorio, torpemente subió los escalones hacia el segundo piso del edificio,cada dos de tres trastabilló en su épica labor de llegar antes de que algún chismoso lo descubriera.

<<¡Maldición!>>

Después de todo el esfuerzo que le llevó llegar hasta su puerta esta no quería abrirse, no recordaba haber puesto el seguro y aún así no cedía,tuvo que emplear toda su fuerza para poder abrirla a empujones.

Lo que el chico no sabía es que aquella no era su puerta,mucho menos su habitación y se encontraba muy lejos del dormitorio de los chicos.

Candy despertó sobresaltada al oír que intentaban abrir su puerta, el pomo giraba y giraba pero no abría y una sombra se colaba por debajo de la rendija. La chica se paralizó en su cama,estaba aterrada cuando la persona al otro lado comenzó a golpear la puerta intentando forzarla.

¿Quién podía querer entrar a esas horas en su habitación? ¿Y para qué?

El corazón de Candy galopaba como un caballo desbocado hasta que la puerta cedió y un cuerpo cayó estrepitosamente contra el suelo arrancándole un grito de terror a la pobre chica que tuvo que cubrirse la boca con las manos para acallar su voz que seguramente se había escuchado por todo el corredor.

Dulce CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora