treinta y dos

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うちは サスケ
blind, capítulo treinta y dos
«trueque de almas»








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cuatro de julio








El sol de las cinco de la tarde es, a su percepción, el más molesto de todos; la brisa fresca de la temporada hace danzar sus cabellos sin ningún orden específico y, mientras que espera que el tren llegue a la tierra que ama, piensa en un poco todo lo que ha ocurrido hasta ese momento. No es sorpresa que la zozobra pronto aparezca, aunque esta se disipa al recordar que todos los problemas o, al menos los que puede solucionar por cuenta propia, han sido resueltos con arduo esfuerzo que ahora reluce sus frutos. Sin poder evitárselo, evoca ante lo mínimo que su madre está bien, que por fin ha acabado esa pesadilla angustiante que siempre los llevaba a llanto largo y taciturno, tanto que, en algunas oportunidades, su dolor se escondió bajo rabia.

En otro tema, aún sigue algo descolocado por el asunto de su padre. Es un poco difícil tener que juzgarlo cuando el peso de los recuerdos se pone en una balanza de oro, mismo material del cual fue fabricada su jaula. Desde que tiene memoria, siempre ha denominado a su padre como un ave sin alas, encerrado en, como lo pensó antes, una jaula de oro. No justifica sus actos, de solo pensarlo se enfurece hasta la sangre; sin embargo, de cierta manera lo comprende porque cree que también se hubiera sentido así con ese estilo de vida que lleva desde muy joven.

BLIND | SASUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora