cero

23.9K 1.2K 522
                                    

うちは サスケ
blind: capítulo cero
«el fin del principio y el principio del fin»

うちは サスケblind: capítulo cero«el fin del principio y el principio del fin»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Estás ciego, Sasuke.

M

Se le denomina ceguera a la ausencia total o parcial del sentido de la vista. Dicha condición puede ser provocada por distintas razones: enfermedades, traumatismos, problemas genéticos, sustancias químicas no favorables, entre otros causantes más. Asimismo, existen varios tipos de ceguera y tratamientos que pueden ayudar a que la costumbre llegue hacia los invidentes, brindándoles los objetos necesarios para que sigan realizando sus actividades diarias sin ningún tipo de restricción mayor.

Uchiha Sasuke siempre supo que era un ninja de élite gracias a sus habilidades, entrenamiento arduo y el buen kekkei genkai con el que fue beneficiado genéticamente. Empero, nada de esas habilidades le son de utilidad cuando se enfronta a un desafío mayor y permanente: la ceguera.

No le gusta vivir así; no le gusta estar vivo. Sasuke se encuentra en el medio de un mar oscuro que ha extinto hasta la más mínima pizca de ilusión oculta que tuvo de ser feliz, limitándose a repetir y creer las mismas oraciones: no hay motivos por los cuales seguir existiendo, no hay ni la más mínima esperanza de que vuelva a ver y, mucho menos, hay ayuda que le haga entender que puede seguir viviendo sin su sentido visual. El orden de las cosas, al igual que él, han cambiado lo suficiente como que para que las personas cercanas se den cuenta de ello. Si no fue creyente en el pasado, ahora lo es y suplica en silencio que uno de sus dos anhelados sueños se cumplan: recuperar el sentido de su vista o, la otra opción, la que se vuelve más tentadora con el pasar de los días, morir.

Su vida también cambia y se sumerge en una rutina que lo asfixia hasta dejarlo ahogado entre sus propias lágrimas, las cuales son muy taciturnas como para que alguien más se dé cuenta de que existen y que están ahí junto a él, incluso desde antes de quedar ciego. Sus días se vuelven monótonos, pasando de la incertidumbre a la angustia y de la angustia a la melancolía. Fechas atrás, llegó una larga explicación del porqué se siente así, pero ahora eso solo se ve reducido a recordar que lo suyo no es nada más que una depresión reactiva y que se irá cuando él empiece a aceptar su nuevo estado. Sin embargo, ahí va el problema: se mantiene reacio y no va a reconocer la pérdida.

Es una cuita. Vivir así es una tragedia y así lo siente Sasuke cada día a todas horas. No es una exageración porque es estrictamente él quien lo vive. Las palabras que sus familiares expresan son vacías, porque él comprende que no lo entienden y que intentan hacerlo, pero que es en vano porque no están al tanto que su propia mente es perniciosa, tan nociva que lo somete a los mismos recuerdos infames. Él comprende que no pueden entenderlo porque, simplemente, no lo están viviendo con la misma profundidad.

Sasuke es cerrado, negativo y susceptible. Ha abandonado el pensamiento de volver a ejercer la vida de un shinobi cualquiera porque ha perdido para siempre lo que tanto le costó conseguir. Deshace las pocas esperanzas y decide dejar atrás el dolor, ignorando que, a pesar de querer hacerlo, dejar ir algo que lo mantiene con vida no es tan sencillo como cree, desconociendo a la vez que él es un humano que rige bajo las pretensiones de un tercero que no está dispuesto a perder su juego ameno y que solamente dejará de sufrir cuando detenga su respiración y fenezca en esa tierra ajena.

Y, como siempre, las cosas empeoran: hay algo, hay alguien más a quien pierde, hay dos más a quienes pierde para siempre. Es ese hecho lo que le indica nuevamente que, en su destino, la palabra felicidad solo es otro vocablo vacío que espeta al aire cuando cree que la tiene, pero que pierde cuando se da cuenta de que nunca fue de su pertenencia y que lo único que hace es correr en círculos hasta llegar a ser lo que fue desde un principio: cenizas. Y, en última instancia, ni eso siquiera le pertenece en su totalidad. 

De un momento a otro,
como si fuese un albedrío
pasó de tenerlo todo
a no tener nada
otra vez.

De un momento a otro,como si fuese un albedríopasó de tenerlo todoa no tener nadaotra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
BLIND | SASUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora