| AU SHORT FIC
El destino actúa de maneras extrañas así como el amor. Separados por mas de dos años, sin ningún contacto entre ellos después de terminar su relación, un accidente llega a cambiar todo en la vida de ambos. Rebecca Wood solo recuerda...
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❝¿Quién puede despertar al mundo con una sonrisa? ¿Quién es capaz de coger un día sin importancia y de repente convertirlo en un día que merezca la pena? Tú, chica, y deberías saberlo. Con cada movimiento y cada mirada lo demuestras❞.
— Bret Easton Ellis
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No es algo usual pero algunas personas agradecen por despertar un día más, por tener la oportunidad de hacer algo nuevo, vivir su día, tal vez con algún tropiezo, pero finalmente vivos. Las personas deberían ser conscientes de lo preciado que es despertar, abrir los ojos y ver la luz que se escapa entre las cortinas de nuestra ventana, o la luz de las estrellas reflejadas en el agua. De vez en cuando deberías imaginarte que es la primera vez que abres tus ojos, que después de toda esa oscuridad has vuelto a ver la luz de un nuevo día frente a ti.
El sonido de unos pasos entrando a su habitación fue lo que hizo que la castaña abriera de nuevo los ojos después de aquel ligero sueño en el cual cayo después de aquel caótico encuentro con el chico de ojos azules. Su cabeza daba vueltas y aun se encontraba desorientada, no recordaba como es que había llegado a aquella habitación de hospital.
—¡Bella durmiente!, Ya era hora de que despertaras. bromeó Alex al acercarse a su hermana y sentarse en la silla junto a la cama. —¿Todo bien? —preguntó el castaño al ver como su hermana fruncía ligeramente su ceño.
Rebecca negó ligeramente con su cabeza, comenzando a jugar con sus manos debido al nerviosismo. —No entiendo Alex, ¿Qué hago aquí? —cuestionó la chica tratando de levantarse un poco.
El castaño la miro extrañado, recordando que el doctor había dicho que su hermana podría presentar una ligera perdida de memoria, pero un presentimiento se apodero de el y necesitaba comprobarlo, rogando estar equivocado.
—¿Dónde estabas antes de despertar aquí Becca? —preguntó Alex tomando la mano de su hermano, deseando que ella respondiera correctamente.
—Creo que estaba en la universidad...por salir de vacaciones de invierno. —respondió Rebecca cerrando sus ojos tratando de recrear la última imagen que tenía.
Alex trato de sonreírle ligeramente temiendo que su rostro lo traicionara y una mueca se formara en sus labios. Aquella respuesta había sido como un balde de agua fría, no podía ser posible que su pequeña hermana hubiera perdido todos los recuerdos actuales, no quería creerlo, pero sabía que debía ser fuerte frente a ella, aunque sintiera que estaba por quebrarse.
—Por cierto, ¿Has visto a Louis? —preguntó la castaña haciendo una pequeña mueca. —Desde que desperté no lo he visto y se me hizo raro que estuviera aquí, habíamos acordado vernos en un par de semanas. —explicó Rebecca tratando de entender todo.
Alex soltó un suspiro, aquello era lo que más temía, no podría soportar ver a su hermana llorar de nuevo por un corazón roto y por la misma persona. El castaño la miro comprensivo y aparto el cabello que travieso le tapa el rostro a su hermana.
—Primero el doctor te explicara porque estás aquí y después hablaremos del resto. —le comentó el castaño con un tono comprensivo pero decisivo. —Y no hagas esfuerzos que tu cuerpo tiene varios golpes y puedes lastimarte.
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La cabeza de Rebecca estaba a punto de estallar, era demasiada información para procesar y eso que el doctor solo le había dado los datos básicos del porque se encontraba en aquel hospital. Después de haberse mirado en un espejo logro ver que lo que el doctor le decía era cierto, se veía más grande de lo que recordaba, además su cabello era más claro, un castaño algo cobrizo, lo cual llamó su atención.
Su hermano solo la observaba mientras la castaña seguía reconociéndose en el espejo. Un suspiro de frustración se escapo de los labios del chico, tanto había deseado que su hermana despertara, pero esperaba que cuando lo hiciera todo fuera normal, que ella estuviera bien.
—Entonces, ¿tengo veintiocho años? —preguntó Rebecca aun con un tono de duda en su voz, levantando su mirada hasta posarla en su hermano.
—Si tienes veintiocho años, trabajas como organizadora de eventos en una de las empresas más prestigiosas de Londres. —habló Alex devolviéndole la mirada a su hermana. —Te graduaste hace siete años.
—¿De verdad?, ¿Han pasado siete años? —la voz de la castaña sonaba algo entrecortada, sus ojos mostraban lo perdida que se encontraba. —No puedo creer que he olvidado siete años de mi vida. —susurró con frustración.
El castaño tomó de nuevo su mano tratando de tranquilizarla. — Iras recuperando tus recuerdos de poco a poco Becca, lo dijo el doctor, solo ten paciencia. —le recordó.
—Lo se Alex, pero ¿Qué tanto han cambiado las cosas durante estos siete años?, Tengo miedo de enterarme de que las cosas no están como antes. —confesó Rebecca con un cierto temblor en su voz. —Dime Alex, dime que no ha cambiado nada.
—No podemos decirte todo de golpe Becca, escuchaste al doctor eso podía provocarte un ataque de shock y no queremos que eso te suceda. —habló el castaño en un tono autoritario. —Te iras enterando de todo de poco en poco, tu mente ira recordando.
Rebecca soltó un bufido lleno de frustración, sentía como las lágrimas amontonadas quemaban sus ojos y la incertidumbre se apoderaba de ella. Siete años era demasiado tiempo y ella sabía que lo que conocía no iba permanecer de la misma manera, algo debió de haber cambiado, pero ¿Qué?, era la pregunta que la había comenzado a molestar.
Los pensamientos de la castaña se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abrirse, sus ojos se posaron en la cabellera rubia que iba entrando a la habitación. Sintió su pulso acelerarse como lo recordaba, sus mejillas tomar un color ligeramente sonrosado, pero algo en su corazón se sentía comprimido, como si algo con aquel chico que la miraba no estuviera bien.
—Louis...—murmuró Rebecca sin despegar la mirada del rubio frente a ella.
El temor creció dentro de ella, solo pedía, rogaba que lo que tenia con el chico de ojos azules no hubiera cambiado, que fuera igual o mas fuerte que lo que tenían hace siete años, porque no estaba segura si soportaría enterarse que ninguno de los dos formaba parte de la vida del otro.
—Rebecca...—habló finalmente Louis observando a la castaña recostada en la cama de hospital. El rubio no podía mentir, su corazón había comenzado a latir tan rápido con el simple llamado de su nombre por los labios de la chica que le había robado suspiros desde el día en que la conoció.
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| ¡Hola, Merodeadores! Les dejo el quinto capitulo y espero les guste. Les recuerdo que después de este capitulo habrá un ligero salto del tiempo (semanas) y los eventos comenzaran a ir mas rápido.